Todos conocemos el gran efecto adverso sobre la economía, el desempleo y la salud que ha tenido la pandemia Covid-19 sobre la República Dominicana. Un país pequeño, muy abierto al comercio exterior, al turismo y los servicios, y por lo tanto vulnerable a la contaminación del coronavirus y a la caída de la economía mundial por los cierres y cuarentenas, desde marzo hasta junio-julio. 

Sin duda, las consecuencias de paralizar a naciones y economías ha sido y es devastador, y ha creado un escenario desconocido para todos los países. Algunos expertos creen que sus efectos serán peor que los de la Gran Depresión del 1930, otros estiman que será más profunda y duradera que la Gran Recesión del 2008-09. Hay, claro, otros más optimistas con una visión económica más focalizada en el futuro, que piensan que habrá una recuperación viable; que el mundo seguirá igual.

Sabemos bastante sobre cómo afectará al país a corto plazo, por uno o dos trimestres hasta junio o julio, pero poco se debate acerca de cómo y en qué tiempo se volverá a cierta normalidad y a recuperarse la economía y volverá a crearse empleos y abrirse negocios. Hasta ahora el gobierno no presentado un plan económico-social conocido. Quizás no pueda. Se pueden hacer ejercicios sobre las proyecciones del impacto de la crisis económica. A mi juicio estarían en estos rangos:

  1. Duración del pico de la crisis abril a julio y reactivación en último cuatrimestre.
  2. Caída del crecimiento anual del PIB del 5 % a un 3 %, al 1 %, o negativas.
  3. Caída entre 30 % a 40 % (*-) crecimiento del PIB en el segundo trimestre, y después se recuperaría gradualmente en el tercer y cuarto trimestre. Se podría concluir el 2020 con un crecimiento del 3-2 % del PIB.
  4. Déficit fiscal de 2.3 % programado a 4.0 %, o RD$ 170,000/200,000 MM, a agosto y podría llegar a 5 % del PIB a diciembre por las medidas especiales de reactivación, salud y empleo.
  5. Caída de ingresos del turismo 30-40 %, o US$ 1,500-2,300 MM.
  6. Caída de ingresos de zonas francas entre 15-30 %. US$ 1,000-1,400 MM.
  7. Caída precio petróleo US$ 59 a US$ 25-30 barril. Ahorro US$ 1,300-1,600 MM.
  8. Caída de ingresos de remesas entre 10-15 %, US$ 500-700 MM.
  9. Reducción del subsidio eléctrico 50%, ahorro de RD$ 12,000 MM.
  10. Aumento precio oro a US$ 1,500-1,650 onza (*-), unos US$ 400 MM adicionales.
  11. Caída de ingresos tributarios 30-40 %, alrededor de RD$ 40,000-50,000 millones entre marzo a junio, y después comenzaría a aumentar de nuevo. Caída para el año 20 %, (+-)
  12. Déficit flujo de divisas de balanza de pagos, entre US$ 2,500 a US$ 3,000 MM.

Naturalmente, los resultados de la crisis serán diferentes por cada sector, unos más que otros. La recuperación será igual distinta. Estos estimados representan la síntesis macroeconómica, no los efectos sectoriales, o sobre la salud, el nivel de desempleos, la producción por actividades y la vuelta a una normalidad de los negocios, sean grandes, medianos o pequeños. Lo más urgente es controlar los contagios del Covid-19 y frenar y reversar la crisis de salud. La recuperación de la economía y la creación de empleos dependerá de la duración de la epidemia.

Las medidas económicas que se han tomado en dos ocasiones por el Banco Central y el Poder Ejecutivo van dirigidas en la dirección correcta y son necesarias y buenas. Se pudieran extender y hacerlas más profundas, pero quizás es prudente guardar municiones y recursos para los próximos meses, y no gastar toda la batería en la primera fase de la batalla.

Sin embargo, son las medidas sanitarias, las limitadas pruebas del virus, el equipamiento y los hospitales bien habilitados las cosas que han quedado insuficientes e ineptas. Los casos de corrupción en las licitaciones han sido escándalos de amiguismo político en las compras. Pero las políticas fiscales, monetarias, crediticias y el manejo del sector externo es el ortodoxo.

En general, con la cautela necesaria, creo que la situación económica será manejable para el país. No soy pesimista. Tendremos un trimestre de decrecimiento y alto desempleo, pero a partir de julio y agosto es muy probable que la recuperación comience a despegar. Las cifras globales son administrables desde el tercer trimestre en adelante. Hay buen margen de políticas fiscales, monetarias, crediticias, del sector externo y de financiamiento blando de los organismos internacionales, para estructurar e implementar un vigoroso plan de estímulos y reactivación.

El nuevo gobierno que surja en agosto deberá continuar con los planes de reformas fiscales, estructurales, racionalidad de las nóminas superfluas y del gasto público en general, para darle prioridad a nuevas y mayores inversiones y gastos en salud y seguridad social. Estos planes siguen en pie y vigentes, no deben cambiar. Representan las reformas de fondo de mediano y largo plazo. El paradigma económico y las reglas serán relajadas y flexibilizadas por uno o dos años en el mundo y en el país, pero las reformas estructurales se deberán realizar de inmediato.

Como prioridad a corto plazo se deberá en agosto implementar nuevas medidas fiscales, monetarias, planes de inversiones e infraestructuras y mejorías sociales, para reactivar la economía y crear empleos. Se necesita un vigoroso plan de inversiones agropecuarias de ciclo corto, para aumentar la oferta alimenticia y asegurar la comida de la población. Estos planes se pueden realizar por el sector público, (Banco Agrícola, FEDA, INESPRE, Ministerio de Agricultura), y por el sector privado, con créditos de la banca comercial, avalados en 50 % por un fondo de garantía.

En resumen, deseo reiterar mi opinión razonablemente positiva del futuro. El país ha sido duramente afectado por la crisis, pero desde que se controle la epidemia y se abra la economía y los negocios, el flujo económico y las actividades comerciales, comenzará en poco tiempo recuperando su normalidad. Hay oferta en el país, lo que se necesita es que vuelva la demanda externa e interna y las industrias, construcciones y comercios vuelvan a trabajar.

Con la movilización del ahorro e inversión doméstica y los programas de ayuda y créditos blandos de la comunidad financiera internacional, se podrá saltar la valla de la crisis y reactivar la economía y aumentar el empleo y lograr sobrevivir colectivamente esta crisis sin precedentes.

El gobierno que juegue un papel digno, de visión nacional, no político-electoral. Que mantenga las finanzas públicas bajo un razonable control, que el déficit fiscal a agosto no pasé de 3.0 % del PIB, unos RD$ 40,000 millones más alto de lo programado. Pero no más. Debe pensar el último trimestre y en el 2021. El país debe exigir responsabilidad fiscal, y no un cheque en blanco.

Que la emisión monetaria aumente por la emergencia, pero sin desbordes. Que el Gobierno Central no tome más prestado del Banco Central, pues son emisiones inorgánicas, un verdadero anatema de funestas consecuencias. Que se tomen créditos blandos de los organismos internacionales, pero no nuevas emisiones de bonos soberanos. El paradigma es diferente.

En resumen, que dejen margen para que el nuevo gobierno que surja en agosto tenga capacidad de maniobra e instrumentos y recursos para reactivar la economía, los sectores productivos y pueda aumentar el empleo formal e informal. Pero si el gobierno y la sociedad se manejan con la necesaria cautela y visión nacional, habrá una buena recuperación y habrá futuro para los dominicanos.

Como colaborador del candidato presidencial del PRM Luis Abinader, solo deseo que le den margen económico, no hagan trampas políticas y dejen recursos para que pueda hacer un buen gobierno desde el comienzo para el bien de toda la población.