Mi papá tiene derecho a rehacer su vida, pero yo no estaba listo todavía….

En estos días recibí en la consulta a un joven de 19 años. Sensible, cariñoso, simpático, obediente, leal y muy honesto.

Viene porque desde hace un tiempo se siente triste, sin ánimo ni pasión por la vida, no le fue bien en el último semestre en la universidad y está pensando cambiar de carrera.

Su conversación es inteligente, expresiva, fluida y con tono afectivo.

Al explorar su contexto familiar refiere que vive con su padre, hermanos, la nueva pareja de su padre y una hermanita de esta nueva relación. Su madre luego de unos años de lucha contra la enfermedad, murió de cáncer cuando él tenía 16.

Esa madre él la describe como inteligente, cariñosa, ocupada en las cosas de ellos, como la mayoría de las madres de esta cultura,  en fin, el centro afectivo de los hijos. El tenia con esta madre la relación más cercana entre sus hermanos que son dos, le confiaba sus cosas, se expresaban el cariño a través del contacto físico, jugaban, es decir, una relación que a él lo nutría afectivamente.

La muerte a destiempo de un familiar, y más de la madre o del padre, es un evento que impacta y mueve el piso de todos los miembros de la familia en diferentes medidas, de acuerdo al vínculo establecido en vida con esa persona y al fondo emocional de cada uno de los miembros de la familia.

Este caso me motivó a escribir algunas recomendaciones para las familias frente a una situación tan difícil como la muerte de mamá o de papá cuando la familia es joven y los hijos aún no son adultos:

1-Ninguna familia está lista para afrontar un dolor tan grande como el que produce esta perdida, de manera que recomendamos que la preparación se inicie antes de la desaparición física, cuando la enfermedad lleva un tiempo. Buscar ayuda terapéutica para hablar de la posibilidad de muerte, cómo hemos vivido el proceso, qué emociones tenemos frente a esta posibilidad, normalizarlas y tener permiso de expresarlas. Hablar de la culpa que es una emoción muy común en estos casos y que entorpece el proceso de sanación.

2-Verbalizar con los hijos cómo cambiará la vida luego que esa persona no esté, nuevas funciones y roles. Cambios en las rutinas de la vida cotidiana y llegar a acuerdos.

3- Luego de la muerte continuar el proceso terapéutico y revisar las emociones sentidas, los pensamientos y conductas. Es el momento de conversar acerca de decisiones como mudanza, cambio de colegio u otros eventos que pudiesen presentarse y que debemos verbalizarlos, discutirlos y tomar en cuenta, en la medida de lo posible, a todos los involucrados.

4-Si el padre o la madre tienen una nueva pareja, el proceso de introducción tiene que ser lento y conversado.

Regularmente en la familia no se habla acerca de estas cosas, sobre todo cuando se trata de papá. Se asume que los hijos entenderán que él lo necesita, que requiere ayuda y tiene derecho a rehacer su vida. Es posible que todo esto sea cierto, pero el ritmo emocional no es igual al del mundo racional y justamente esta es la razón por la que recomendamos conversarlo. Esto permitirá revisar las lealtades hacia la madre muerta y cómo se ha ido desarrollando la vida emocional luego de su desaparición.

5-Nunca, nunca lleve un nuevo miembro a la familia sin dar la oportunidad de conversarlo y permitir escuchar lo que sus hijos sienten y piensan acerca de esta decisión.

6- Una cosa es tener una relación de pareja y otra  integrar esa pareja a la familia. Esto necesita explicaciones, negociaciones y acuerdos para que no deje resentimientos, dolores y culpas que luego dañan la relación o estancan el desarrollo individual de los hijos.

7- Finalmente, la muerte es parte de la vida y la manera de normalizarla es confrontarla de forma madura y asumiéndola como parte del crecimiento. Esto se logra conversando en la familia, evitando secretos y dejando de ver a los hijos y a nosotros mismos como seres frágiles que no sabremos qué hacer luego de que ocurra. Los seres humanos estamos por encima de las dificultades y los dolores, este es un legado que tenemos la obligación de dejarles a nuestros hijos.

solangealvarado@yahoo.com

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