Toda la nación está siendo testigo del proceso de entrevistas a los aspirantes a las denominadas Altas Cortes, cuyas sesiones son televisadas por el canal oficial y también difundidas por la internet, a través de los portales del Consejo Nacional de la Magistratura, del canal del Poder Judicial, entre otros.
Sin lugar a dudas, constituye una manifestación de transparencia de parte del Consejo Nacional de la Magistratura el que todo ciudadano que desee hacerlo, pueda dar seguimiento al proceso de selección de quienes en un futuro no muy lejano tendrán sobre sus hombros la delicada función de preservar el principio de supremacía constitucional, defender el orden institucional y proteger los derechos fundamentales.
Pero lo que deseo resaltar en esta entrega es lo que ocurre tras bastidores en el salón Las Cariátides del Palacio Nacional, lugar donde son recibidos y deben permanecer hasta que culmine su presentación ante los honorables miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, los aspirantes a ser evaluados.
Como es normal es notorio el nerviosismo de muchos aspirantes, el cual va aumentando en la medida en que otros van siendo evaluados, pues los que aguardamos el turno, tenemos oportunidad de ver a través de una pantalla lo que ocurre en el estudio de televisión habilitado para tales fines.
Pero el trato cortés y considerado que le dispensan a los aspirantes el personal de protocolo del Palacio Nacional, encabezado por el Señor Roberto Blandino le disipa los nervios a cualquiera. Cuanta calidad humana se respira allí, desde que fui recibida por una espigada joven que con aquella dulzura me localizo en el listado y me acompañó al asiento que previamente habían designado para mí, hasta que un nutricionista me preparó un té especial para que mejorara mi voz, la que por el frío que hacia allí, mientras aguardaba mi turno, se vio afectada.
Algo que no puedo dejar de mencionar es que tuve la enorme suerte de conocer personalmente a personas como Katiuska Jiménez, David LaOz Vásquez, entre otros, y reencontrarme con colegas como Wendy Martínez y Sergio Ortega, con quienes conformé una logia provisional en la cual debatíamos los temas que les preguntaban a los candidatos que nos antecedieron en el turno. En esa logia también nos dimos apoyo recíproco.
La espera fue larga, la cual aproveché también para departir con el personal de servicio, quienes amablemente nos ofrecían suculentos bocadillos, diversidad de bebidas naturales, café, té y agua.
Al llegar mi turno para entrar a "la casa del terror", pues así le designamos a modo de chanza los candidatos, a aquel encuentro "face to Face" con los Honorables Miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, me encomendé a Dios, y los buenos deseos del personal de protocolo y de servicio del Palacio Nacional, y de mis compañeros de logia, indudablemente me fortalecieron.
Me presenté ante los Honorables consejeros, respondí las preguntas que se me hicieron y cuando terminé me despedí de todos los que allí permanecían todavía. Camino a casa le di gracias a Dios por el hermoso día que me había dado.