ATENCIÓN TBS 2019 y la ABADINA

He sido un fanático de los deportes toda mi vida, aunque confieso que en los últimos años me he desconectado un poco de la gran mayoría de éstos, pero me mantengo informado por mi hijo mayor, que con ocho años de edad lleva todos los números y conoce a todos los jugadores de la NBA y los del fútbol. Del Béisbol de Grandes Ligas y del tenis sé por mi mamá, en fin, estoy al tanto de todo a pesar de no seguirlos como antes.

De lo que sí no he podido desligarme ni dejar de seguir es del Torneo de Béisbol Invernal, ni del Torneo de Baloncesto Superior del Distrito Nacional. He sido, soy y seré fanático de los Tigres del Licey y del Club San Lázaro. En mi infancia y adolescencia practiqué y jugué en San Lázaro en varias de las categorías menores. Parte de mi vida está en esa cancha, al igual que la de mi hermano, quien también formó parte del equipo en las categorías menores, aunque nunca jugamos juntos por cuestión de edad. 

A pesar de ser socios de otro prestigioso club de la ciudad y después de casarnos ya no vivir cerca de la cancha, hemos querido que nuestros hijos vayan a San Lázaro por nuestro pasado. Pese a que he tenido épocas que no entraba a la cancha, nunca dejé de asistir a los juegos del club del Torneo de Baloncesto Superior. Recuerdo en los ochentas llorar cuando el equipo perdía y en esa década no ganamos ningún torneo, es más, creo que fue en 1981 que había sido la última vez que San Lázaro había clasificado a los juegos de post temporada y eso no lo viví. Así como recuerdo el 1991, año en que logramos ser campeones de la serie regular y campeones del torneo. ¡Alegría!

Le pedíamos a mi mamá que nos llevara al Palacio a ver los juegos, ella para complacernos nos llevaba siempre, pasaba el tiempo más asustada que disfrutando el juego, como me confesó años después. Mi papá también nos llevó a solicitud nuestra. Años más tarde íbamos solos y hoy en día con nuestras familias, incluyendo mi mamá, esposas e hijos.

El pasado martes 18 de junio, después de más de treinta y cinco (35) años asistiendo al Torneo de Baloncesto Superior del Distrito Nacional, en el Palacio de los Deportes Profesor Virgilio Travieso Soto, apoyando a mi equipo, el Club San Lázaro, me he visto obligado a decirle adiós a una de mis pasiones.

Resulta que dicho martes, después de trabajar y en compañía de mi madre asistí al juego. Al finalizar el mismo, saliendo del parqueo me detiene un hombre joven, alto, gordito y con barbas para pedirme el pago del parqueo. Le dije que no tenía menudo, que me excusara y lo que me contestó fue, cito: “NO TE PREOCUPES, TENGO UNA CÁMARA Y QUIENES NO ME DAN DINERO ME LOS COBRO. TUS ESPEJOS RETROVISORES ESTÁN AHÍ, NOS VEMOS EL VIERNES Y YA SABRÁS”.

Le pregunté si era una amenaza o qué, me respondió, nos vemos el viernes, te tengo ubicado. Mi mamá muy asustada me pidió que entrara al carro y dejara todo así, fue lo que hice. En ese momento entendí el porqué siempre está vacío la media naranja y jamás ha vuelto a ser lo que fue en el pasado el torneo.

No sé si ese individuo es empleado del TBS, de la ABADINA o del MIDEREC, lo que sí sé que logró lo que nada ni nadie había podido, sacar de mi vida el Torneo de Baloncesto Superior del Distrito Nacional. Es una lástima que cosas así sucedan y seguramente las autoridades harán caso omiso a mi denuncia y sabrá Dios cuántas personas han tenido que abandonar a su equipo por cosas como éstas.

Ah, el parqueo al que hago referencia es el que encuentra perpendicular al Pabellón de Voleibol, frente al edificio del Ministerio de Deportes y Recreación, entrando por la puerta de la avenida 27 de febrero.