Cuando El maestro Henry Hierro, lanzó al mercado su producción titulada “Serie 56”, la cual estaba dedicada al pueblo de San Francisco de Macorís, incluyó, entre otros temas, el famoso merengue “El Cohete de Pan”. Esta alegoría presentaba, como instrumento de escape al acontecer cotidiano y asfixiante, a un imaginario cohete de pan, dotado de un ritmo cadencioso. Hoy día nos damos cuenta de la importancia de tener a mano este “cohete” que podría estar configurado de la manera siguiente:

1-Prudencia: Se aproximan eventos que pondrán a nuestro país en una trayectoria de cambio dinámico, no solo en lo económico sino también en lo político y social. El surgimiento de las pasiones y la impericia puede conducirnos a participar en estos eventos de una manera irracional y faltos de objetividad y raciocinio. No podemos ser marionetas de estas pasiones por el simple hecho de generar un cambio o satisfacer apetencias personales. Por el contrario, debemos enfocarnos en las consecuencias NO previstas, que se originaran por el surgimiento de estos eventos. De esta manera no perderemos la objetividad y por ende, recursos económicos que bien podrían emplearse en actividades realmente productivas.

2-Ahorro: El instrumento ideal de la previsión es el ahorro. Al actuar con prudencia, abrimos las puertas para fomentar el ahorro de manera que este sea el conducto ideal para el desarrollo sostenible de la familia y la sociedad.

Es más rentable crear unas reservas sólidas y no comprometidas que despilfarrar recursos valiosísimos en actividades de índole proselitista e improductivas.

3-Comedimiento: El desarrollo de esta virtud, nos llevará a entender y entronizar los dos elementos anteriores, de manera que podamos no solo asimilarlos, si no también fomentarlos y propiciar su desarrollo y expansión.

4-Sabiduria: Realizar estos tres elementos nos pondrá en un plano totalmente diáfano e incorruptible, demostrando una sabiduría basada en el pragmatismo y no en candilejas que nos llevaran a la ruina económica y moral.

5-Proposito: Una vez consolidados estos cuatro elementos, tendremos las herramientas esenciales para exigirles, a los que aspiran a manejar los destinos de nuestro país, que nos presenten una Agenda de Propósitos y no una canasta llena de quimeras y de promesas casquivanas, preñadas de aviesas intenciones, de usar el Estado como instrumento de Lucro y dispendio.

Como han podido apreciar, no es tan difícil aferrarse a un “cohete de Pan” que nos conduzca por los senderos de la sabiduría, basada en el pragmatismo y la previsión.