¿Tú  estás metiendo mujeres al apartamento?   ¿Te parece que voy a permitirte que conviertas esta casa en un burdel, y darle semejante ejemplo a los niños?  Yo hago lo que yo quiera, contestó el adolescente haciendo uso de su actitud rebelde, intentando imponer su voluntad por encima de la de su tía.  Había vuelto a vivir con ella hace apenas dos semanas, con la promesa de que pronto se iría a compartir la renta con un amigo.

A sus 18 años y sin una figura de autoridad firme, abandonó la escuela y confirmó para sí un sentido de independencia al emplearse en un restaurante de comida rápida.  Cada quincena el sueldo se convierte en un videojuego, cervezas, comidas rápidas, i-phones  y cualquier otro deseo impulsivo.  Carente por completo de respeto al derecho ajeno, y creyéndose titular de lo mejor entra y sale de las vidas de sus familiares como le convenga, sin dar nada a cambio.  No respeta horarios, no asume ningún orden o costumbre.  Sus zapatos y bolsas con los platos desechables vacíos adornan la sala cada mañana abultando el cesto de basura que nunca está dispuesto a sacar.

Hubo paz por unos meses, cuando no estuvo en la casa.  Ahora víctima de su desorden de vida, apeló a la pena para regresar.  Los primeros días recurrió a actuar de un modo conveniente.  Más, conforme los días fueron pasando y sus actitudes se acomodaron, emergió de nuevo el verdadero insolente modo de ser.

Ahora su desfachatez dictaba nuevas violaciones de fronteras.  Ya tiene éxito en no ayudar ni contribuir, si también se sale con la suya en esto de esconder mujeres en su cuarto , su pastel de vida estaría completo.  Sin embargo ahí estaba la mujer esta, de nuevo actuando como una jefa que pretende decirle a él qué si y que no puede hacer.  Qué importa que esta se haya sacrificado por él en el pasado intentando suplir en él un rol de madre, quién o qué le da derecho a dictarle normas a él?

Por su parte, la mujer hierve de enojo y frustración.  Una vez más ha comprobado que prestarle ayuda es lo mismo que extender la mano para que le sea mordida.  La cabeza le latía dolorosamente a causa de la jaqueca, y los latidos se habían acelerado conforme le subió la indignación al ver a los insensatos emerger de la habitación, con cara indiferente y actitud tajante.

No en esta casa, le contestó ella recurriendo a lo más profundo de unas convicciones que no está dispuesta a ceder.  Tú aquí no haces lo que se te venga en gana, este lugar lo respetas y a mí también, te guste o no.  La jovencita que le acompañaba, mostró un nerviosismo que denotaba saber que hacía lo indebido.  Perdón pero yo…  decía entre incoherencias.

¡¡Yo no voy a volver!!! Dijo, como si se pudiera confiar en su palabra o por algún milagro le sobreviniera autoestima y empezara a valorarse.  La habitación a la cual la habían llevado, para usarla como fuente transitoria de placer, era un lugar sucio y maloliente, producto evidente del más desordenado y mal edificado ser humano que la habita.A este le está ella entregando su cuerpo, convencida de que “es amada” y “tiene derecho” a divertirse con su cuerpo.

Por supuesto que si se embaraza, los videojuegos o nuevos celulares no van a desaparecer para sustituirlos por pañales.  Pero ese será su problema.  La mujer no se iba a ir tan lejos, pues tiene dos hijos a los cuales hacerles ver que la conducta del primo es inaceptable, como también lo será para ellos.  Por tanto, había que ser firme y fuerte en dejar claro el mensaje, por si acaso!  Ya que la cizaña se parece al trigo, pero es cizaña al fin y al cabo.

Ni la abuela ni el padre reaccionaron o se unieron a la acción disciplinaria.  Sus convicciones de crianza de otrora se han diluido entre las excusas e imperfecciones del sistema Americano.  La falta de consecuencia es el motor que impulsa el descaro de este individuo.Ahora el producto es ignorado bajo la excusa de haber tenido mala suerte en la vida, y el responsable es Dios por el destino que diseñó para estos muchachos.  Ah, porque hay más así y peores.

Es que tú tienes que adaptarte a los tiempos, le dicen a la mujer.  Tú con esa Biblia te has fanatizado y no abres tu mente.  Ya hay que criar conforme a la actualidad.  En la mente de la mujer las críticas se traducen de forma diferente: “Los tiempos de ahora producen parásitos justificados, que demandan lo mejor sin dar ni un golpe.  Somos familia para exigir pero no para dar”.  “Acarrea con el vago y aguántale todas sus cosas, hasta que el cuerpo aguante o la muerte te lleve”.  No importando cuánto retumben en el eco de su mente, la repetición de estas “nuevas verdades” que los demás se han creído no logran convencerla de que tiene que ser así.  No tiene que ser así para mis hijos si me mantengo firme –afirma con determinación, aceptando aún más críticas y señalamientos.  Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos.  Y si su Palabra me advierte de “estos tiempos” y de los males que vendrán a mis hijos si no los forjo con autoridad, disciplina y buenos ejemplos yo deberé seguir eso y sólo eso.  –Ha respondido una y mil veces cuando los argumentos se acaloran.  Lo que pasa es que los frutos de la educación se ven a largo plazo, por eso seguiré abonando el corazón y la mente de mis hijos, y nunca, nunca, nunca aceptaré como bueno y válido que este desorden de vida “tiene que ser así”.

Te estás quedando atrás, le dicen con la arrogancia de un sabelotodo.  Esos son pensamientos tan arcaicos como los dinosaurios. Dígalo quien lo diga, está equivocado, responde con determinación, pues no ha nacido hombre o mujer que sepa más que Dios.  No hay nada nuevo debajo del sol, ni nada que Dios mismo no haya ya visto en la atroz capacidad de degeneración que tiene el hombre.  Y por eso nos ha dejado sus verdades y consejos en la Biblia, para que los que quieran escuchar que escuchen y por eso murió Jesús en la cruz, para que los que quieran salvarse, se salven.

Proverbios

20: 7 Camina en su integridad el justo;
Sus hijos son dichosos después de él.

20:30 Los azotes que hieren son medicina para el malo,
Y el castigo purifica el corazón.

21: 8 El camino del hombre perverso es torcido y extraño;
Mas los hechos del limpio son rectos.

21: 20 Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio;
Mas el hombre insensato todo lo disipa.

21: 30 No hay sabiduría, ni inteligencia,
Ni consejo, contra Jehová.

Bendiciones!