Tal como están las cosas por aquí con eso de la carestía de la vida, la delincuencia, los impuestos, el precio de los combustibles, los sueldos raquíticos, los accidentes de tráfico, los sobornos, y otras muchas cosas por el estilo, estoy pensando hacerme un ermitaño duro y puro al estilo Robinson Crusoe, el personaje universal del inglés Daniel Defoe, pues el estrés y el desasosiego de cada dia me están matando pedazo a pedazo. Ya estoy calvo, ya tengo úlcera péptica, ya vivo en un estado de nervioso permanente, ya me ha vuelto a salir el acné juvenil a estas alturas del juego, ya sufro de hipertensión y de seguir así, pronto sufriré de cadaverismo agudo e irreversible.
Pero ser ermitaño en estos tiempos es un asunto nada fácil, primero hay que encontrar una isla desierta con vegetación y animales comestibles y no peligrosos para sobrevivir, y esto es una empresa en la actualidad bien compleja, con la veloz multiplicación de la especie humana y la expansión demográfica que experimentamos, junto con el turismo de masas que todo lo pisotea, lo invade y lo pervierte, ya no quedan sitios paradisiacos en parte alguna
Usted va al polo norte y ya hay diez mil personas alrededor suyo haciéndose fotos para que los amigos vean la “proeza” de llega a lugares antes imposibles o dificilísimos, y que ahora van grupos de viajes organizados.
Hasta las focas y los osos polares hacen numeritos de circo para que les echen algunos pescaditos de propina y vivir sin tanto sobresalto en un mundo donde cada vez hay menos qué devorar, y un señor nacido en Navarrete, Juancito Lomas, el hijo de doña Altagracia, que salió en una yola para Miami, pero apareció por Groenlandia, sale vestido de esquimal con trineo, llamandose Anuk, ofreciéndose de guía y alquilando trineos motorizadops para pasear, o sancochos y gruesas pieles para combatir el frío.
Si se va por el Pacífico, que hay miles y miles de islas aparentemente deshabitadas, pero usted escoge una al azar en el mapa, con cocoteros, agua fresca, un playa preciosa y de seguro que allí hay un letrero que dice: No pasar,propiedad privada del ricacho Fulaneibol de Tal, o del resort Your Far Heaven , con habitaciones ecológicas, totalmente naturales, sin aire acondicionado, sin televisor y sin teléfono ni celulares, a solo 2.000 euritos por noche, con desayuno incluido, pero sin comidas, meriendas, ni cenas.
Además, para ser un verdadero Robinson Crusoe, haría falta tener un ayudante llamado Viernes, que a manera de esclavo sumiso, haga todo lo que se le ordene. Este es otro cantar de opera, complejo, bien complejo, primero encontrar un Viernes. Los hombres ya no quieren trabajar en labores domésticas, y ni siquiera trabajar, que para eso están las universidades llenas de mujeres fajadas estudiando ingeniería o medicina, y después mantenerlos a cuerpo de rey. Ynada de llamarse Viernes como un día de fin de semana, por muy alegre que sea y dé cerveza o romo por la noche.
Ahora todos son nombres a lo gringo, Jonathan, Tommy, Boby, Jhonny, Freddy… Y por muy avanzado que esté el colectivo LGBT, que pronto será el LGBTCJO6PRSDK, pues caben muchas nuevas tendencias sexuales más, no me gustaría compartir la vida con un hombre porque a la larga no se sabe que podría pasar entre ambos, y todavía no hago mío el dicho aquel de que “no importa el sexo, si el amor es puro”.
Habría pues que buscar una Viernes, pero las mujeres obedientes al marido quedan muy pocas, están casi extinguidas en todo el planeta, tarde o temprano acaban exigiendo sus derechos, y cómo no, una lavadora con varios programas, una cocina de gas con horno integrado, un ruidoso secador de pelo, un salón para los peinados y las uñas, un supermercado nativo pero con productos internacionales, y más dinero todos los meses porque hay nuevos modelitos de minifaldas de hojas de palmera tropical, o bikinis de cocos secos que lucir.
Y de seguro que más temprano que tarde, aparecerán por el horizonte marino dos tipos que vienen nadando a toda prisa y desde cientos de kilómetros, con unas grandes botellas herméticamente tapadas, que inclusive a lo lejos y entre las olas blancas y agitadas de las rompientes se puede leer ¨DGI, Direcciónn General de Impuestos, Departamento de Impagos y Atrasos¨, y ya saben ustedes lo que pasa después, la declaración tardía, el loro también pagaba impuestos, multa por la mora y la cristiana, al final le quitan todo lo que uno posee, desde la desvencijada cabaña de ramas, hasta el andrajoso taparrabos que lleva puesto. Porque de la muerte tal vez algún día nos podamos librar, pero de los impuestos, no. ¡Qué suerte tuvo Robinson Crusoe! Aunque él no lo llegara a saber.