En sus lineamientos relativos a la conquista de mayores grados de desarrollo, justicia social y de paz en el país y otras naciones, el Consejo Regional de Desarrollo. Inc. (CRD) contempla como tarea prioritaria a cargo de todos los integrantes de la población nacional, jóvenes y viejos, pobres y ricos del campo y la ciudad, relanzar y redefinir sus responsabilidades y tareas sociales, a fin de impulsar y dimensionar el indelegable rol de las familias dentro de una sociedad que urge de sus mejores valores y la sanidad social para vencer las fragilidades que generan frente a la delincuencia, la corrupción y la debilidad institucional nuestras comunidades y los diferentes órganos del Estado.
Al respecto, llama asumir en su mayor plenitud en nuestros hogares, como parte vital del referido cometido, que constituye un principio capital que los valores se viven en casa, además, que los mismos se transmiten a los demás como una forma natural de vida, esto es, dando ejemplo, haciéndose por tanto de primordial importancia la acción de los padres, a fin de que los niños y los jóvenes, reciban verdaderas lecciones de como practicarlos en su mayor expresión y dimensión.
Asimismo, invita a reflexionar en el sentido, de que si bien es cierto que corresponde a los padres la responsabilidad de formar y educar a los hijos, estos últimos no quedan exentos de las tareas que deben asumir en pro de una sociedad mejor, sobre todo, por depender sus éxitos de valores que se aprenden en casa y se perfeccionan a lo largo de la vida, según la experiencia y la intención personal de mejorar.
Valor y dimensión que llama dar al rol de las familias:
Por tanto tomando de eje lo ante referido, llama a comprender, que el valor de las familias se reconoce y valora cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y conciencia el papel que les toca desempeñar dentro de ellas, procurando no sólo el bienestar y felicidad propia, sino también del conglomerado social del que forman parte.
En el encauzamiento correcto de estos objetivos, asume como de relevante importancia, procurar erradicar dentro de los núcleos familiares, las gravísimas repercusiones que genera la práctica enfermiza del egoísmo, propulsando dotar a quienes las integran, de una vocación de bien y amor por el prójimo que les reivindiquen y dignifiquen, y a la vez, que les permitan cumplir los cometidos sociales, que de ellos reclaman sus comunidades y el país, para enfrentar eficazmente los males que les estancan.
Para el éxito de tales fines, entiende que las familias deben soportarse en la insustituible presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con plena disponibilidad al diálogo y a la convivencia, teniendo por enlace un esfuerzo consolidado destinado a cultivar los valores en la persona misma, para que por su intermediación se transmitan y enseñen a las generaciones presentes y futuras.
Como soporte a lo antes señalado, visualiza hacer parte permanente de nuestro diario vivir y de la convivencia social, los resultados positivos que muchas familias han encontrado en la religión, por medio de la práctica de la piedad y del amor hacia los demás, como guía para elevar su calidad de vida, viviendo los valores humanos de cara a Dios y en servicio de los semejantes, teniendo en la fe un soporte firme para formar, cuidar y proteger a todos los componentes de la sociedad a las que pertenecen.
Tomando de norte los referidos criterios, para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) llevar a las familias por una ruta de superación y crecimiento constante, no resulta hoy en día una tarea fácil, dadas las exigencias de la vida actual, pero eso no lo hace imposible, por tanto, entiende necesario dar orden y prioridad a todas nuestras obligaciones y aprender a vivir con ellas, para una saludable supervivencia de los hogares y la sociedad tras una diáfana concretización de las metas y anhelos de sus componentes.