Hoy más que nunca, se hace necesaria una reflexión de las fuerzas vivas de la nación dominicana, sobre los sacrificios y el gran cúmulo de vicisitudes que ha sufrido nuestra querida patria, en pos de nuestra separación en 1844 del Gobierno haitiano; así como el mantenimiento de nuestra independencia al liberarnos tras 22 años de ocupación y luego, las sucesivas victorias ante la malsana intención de aquel, de someternos.

Es menester que revivamos en nuestras conciencias aquel heroico día en que se puso de manifiesto el patriotismo, la entereza, el coraje y el arrojo de nuestros héroes independentistas, sin distingos de raza, religión ni clase social; que se entregaron en cuerpo y alma, dándolo todo, por defender nuestra libre determinación como pueblo, ante aquellos que se proclamaron ante el mundo como una República negra y de la que nos diferenciaban cultura, religión, idioma, organización política, y hasta el régimen de propiedad de la tierra.

Hoy, que celebramos ser dominicanos, que celebramos nuestra fecha de independencia, que celebramos nuestros héroes, que celebramos y nos sentimos orgullosos de nuestras costumbres, de nuestra identidad; hacemos un llamado ferviente, de manera principal a la juventud dominicana, como también a la clase política y a los sectores que inciden en el mantenimiento de la patria como una libre y soberana; a reflexionar y preguntarse ¿Qué estamos haciendo para que el Pueblo dominicano de hoy, esté en concordancia con el espíritu de independencia que celebramos y que impulsó a los patricios a trabajar en alma y corazón, por legarnos un Estado libre y soberano?

Lo cierto es que en la actualidad, la patria dominicana es un paciente que se encuentra en unidad de cuidados intensivos, en la que los médicos que la atienden, renegando del juramento hipocrático, están más atentos a intereses ajenos a la salud de aquella. En su falta de interés al paciente, no perciben o se desinteresan de la grave gangrena que corroe su tejido social; no logran reparar en que los medicamentos que están usando no están surtiendo el efecto deseado y que se necesitan otros de mayor efectividad en pos de la defensa del enfermo; no atinan a identificar la causa de los graves síntomas que muestra el ingresado como son: falta de liderazgo que constituya un referente para la juventud, la falta de valores, la ignorancia, la tergiversación interesada de la historia, el clientelismo político, y los privilegios de algunos sectores de poder.

En estas fechas patrias, la familia dominicana debe reflexionar sobre el rumbo que lleva la Nación, sobre nuestra actuación como ciudadanos comprometidos con el bienestar de nuestro país; los padres deben acercarse a los hijos a compartir con ellos los criterios que necesitan aprender y que no sólo la escuela está llamada a proporcionarles.

Debemos estar vigilantes de la enseñanza de la historia que están recibiendo los niños y jóvenes en las aulas, pues no es secreto que sectores oscuros vienen tratando de dar un giro a las crónicas históricas sobre nuestra independencia y sobre las gestas gloriosas de nuestros héroes independentistas. Es hacerlos conscientes de quienes somos, de quien nos liberamos, cómo lo hicimos, cuanto hemos tenido que batallar ante todas las invasiones sufridas; en fin, cual debe ser la actuación de nuestro pueblo frente a las amenazas, como contrarrestar los peligros que acechan la dominicanidad, cuales exigencias hacer a las autoridades para que hagan valer nuestra independencia y soberanía, actuar como colectividad, con sentimientos de solidaridad ante los flagelos de la inseguridad ciudadana, la corrupción a todos los niveles y la desigualdad social.

Los objetivos nacionales deben ser guiados por el Estado, los cuales deben adornarlos la nobleza; por ejemplo el valor de la justicia debe prevalecer en la patria dominicana pues ella es garante del bien común de manera que todos, gobernantes y gobernados piensen no sólo en sus intereses personales, sino en los intereses generales, en los de los excluidos y marginados, en los de quienes más necesitan.

Por último, El Estado dominicano, apoyado por todas las fuerzas vivas de la nación debe estar siempre atento, no cejar de cara a la defensa de nuestras fronteras, de la cual se dice que es donde comienza la patria.

¡Gobierno, Fuerzas Armadas, ciudadanía, estemos vigilantes, ojo avizor; la patria espera mucho de todos nosotros; a defenderla! ¡Viva la República Dominicana¡