La atmósfera intelectual y una parte de la sociedad política están internalizando que no es posible seguir eternizando el Modelo de Desarrollo, que se requiere de nuevas respuestas; de un repensar más novedoso e innovador, pues el costo social deriva cada vez más en la exclusión, desigualdad y marginalidad.
La estructura misma del Mercado Interno exige una audaz, intensa y vehemente captura que nos permita propiciar un consumo esencial para toda la población, independientemente del consumo suntuario de las elites. Se precisa de un nuevo paradigma que genere un cambio estructural en la composición del consumo, en la sociedad dominicana. Para ello, se hace necesario un cambio de mentalidad profundo.
Esto sólo es posible asumiendo como norte y guía el Paradigma de la EXPORTACION. Las elites empresarial y política tienen que entender que sólo privilegiando las exportaciones podremos alcanzar un verdadero progreso social, más incluyente y con menores grados de desigualdad y en consecuencia, más desarrollo humano. Se podrá argumentar que hemos crecido en los últimos 50 años y que el problema no es de la generación de las riquezas, sino de una voluntad política diferente. Esto es cierto, pero a medias. Con el tiempo, también se agotaría si no se asume como eje principal LAS EXPORTACIONES, como palanca de crecimiento verdadero.
Se trata de convertir el crecimiento económico en una estabilidad sustentable; articulando políticas coherentes que se expresen en una expansión del MERCADO INTERNO y con ello, en una Fisonomía Social que encuentre eco en el concierto de una renovada productividad diversificada, cuyo protagonista principal sea el eje de la EXPORTACION. Miremos los ejemplos de Corea del Sur, Singapur, Taiwán, China, Chile.
La fisonomía social de nuestra sociedad es muy frágil, muy endeble; pues no producimos los dólares que se requieren para importar tanto lo que necesitamos como consumo esencial como suntuario. A esto hay que sumar que de 9,400,000 dominicanos y dominicanas, 14.1% no tienen empleo. De cada 100 dominicanos que pertenecen a la población económicamente activa apenas 30 trabajan en la economía formal y de estos 30, el 85% gana menos de RD$25,000.00; el 56% con salarios menores a la canasta básica del Banco Central y 56% de la PEA trabajan en la Economía Informal.
Como señala el Informe de Attali, el salario real de la economía dominicana es el mismo de hace 20 años y un segmento muy amplio de la clase media y media alta ha visto reducirse su bienestar y calidad de vida en los últimos 9 años.
Es un círculo que ahoga y desestructura todo el potencial del caudal de energía que una sociedad tiene consigo. Es un círculo que corre con una manecilla del reloj muy pesada, que no le permite despojarse del grillo. Desmadejar el grillo hará posible construir un círculo virtuoso que se exprese en una dinámica donde los 9,400,000 dominicanos y dominicanas puedan consumir; un círculo generador de más riquezas, que sea el fruto de comprometer a las generaciones futuras para vivir el presente. Es la producción de una riqueza armonizadora del cuerpo completo; de una economía que produzca tanto para el MERCADO INTERNO como para el MERCADO EXTERNO.
Una economía cimentada en las EXPORTACIONES como base medular de las consideraciones estratégicas del Estado Dominicano. Prosperar, hoy, significa cambiar. Significa asumir nuevas actitudes; romper con la mentalidad de rigidez de pensamiento y de proceder. Significa como piedra angular, que para yo ganar, otros no tienen porqué perder. ¡Es el paradigma de Ganar-Ganar! ¡Que la sociedad se desarrolle como un cuerpo normal, no como un esqueleto hidrocefálico y famélico!
Esa dinámica del paradigma de la EXPORTACION traerá consigo de manera inevitable, mejores salarios, más empleos decentes y en consecuencia, mejor educación y nuevas carreras universitarias, como demanda de la nueva fisonomía económica y con ella, del nuevo abanico de posibilidades.
La actual correlación en la sociedad dominicana, entre el crecimiento económico y el desarrollo humano, no es positivo. Se requiere una verdadera correlación positiva entre ese crecimiento económico y el desarrollo humano, para que la fisonomía social en nuestra sociedad, cobre vida, cobre esencialidad primordial: la persona. Esta necesaria cristalización desarrollará como un círculo virtuoso LA FISONOMIA ECONOMICA Y LA FISONOMIA SOCIAL.
Ya es un axioma que el crecimiento económico no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio; que éste no puede visualizarse como un instrumento meramente fundamentalista, como un fetichismo; sino como la puerta de entrada para hacer posible nuevas oleadas, desencadenantes globales, para toda la sociedad.
Seguir entrampado en ese maniqueísmo económico, contribuirá fortaleciendo a los apologistas de la política clientelar; señalan ellos que el MERCADO no genera los empleos necesarios y decentes; defienden entonces, la enfermiza densidad ocupacional pública dominicana, donde actualmente somos el segundo país con la densidad ocupacional pública más alta de América Latina. Esto genera consumo, empero, no una verdadera RIQUEZA.
La crisis económica es una loable oportunidad para que profesionales, intelectuales, las elites económicas y políticas asuman a plenitud que la fisonomía social de República Dominicana debe cambiar para poder prosperar, y, esto requiere un NUEVO PARADIGMA EXPORTADOR que expanda al mismo tiempo nuestro MERCADO INTERNO.