Cada vez que ven en una película el momento tan esperado donde el protagonista conoce al fin a la chica correcta que se le había pasado tantas veces por su camino y no la veía; ese momento donde cada uno de nosotros decimos “Yo sabía que se iban a conocer”… Mentira, usted no lo sabía. En el cine trabajamos con mensajes subliminales. Ese breve momento donde sentimos que simpatizamos con las mismas palabras que el protagonista, es porque fue un momento creado y bien dirigido.
Desde el último lápiz en una mesa hasta el tiempo de reacción a un susto es calculado en el cine. En una escena no hay nada puesto que no este ahí por una razón lógica. El director usa todas las vías técnicas, físicas o creativas para darte a entender el sentimiento del personaje.
En la dirección artística, que es el escenario y todo lo puesto en él; encontrará mensajes colocados en paredes, en el piso, en cualquier cosa que pueda ver. Las palabras en las paredes, los colores de la ropa, hasta la música y los efectos de sonido que escuche. El vestuario en el cine es una expresión exterior del sentimiento interior del personaje. Los colores usados en el mismo representará su estado anímico.
Imagínese a la joven chica, buena y soñadora, esperando en un restaurante que llegue el chico malo. Ella viste de blanco y hasta el mismo restaurante está decorado con colores claros dando el sentimiento de que ella se acopla a su medio ambiente. Todos visten de blanco o colores claros, la música es suave y el ambiente está bien iluminado. Llega el chico malo vistiendo de rojo y negro, ya por su ropa resalta al ojo humano. Uno no lo sabe pero ya hay algo diferente sobre el chico. Luego le habla mal a la chica, ya él nos molesta. Se pone a gritar en el ambiente perfecto y nosotros pensamos “sáquenme a este idiota de aquí”.
La desorientación: el poder hacer que el espectador dirija su atención a un lugar específico se logra por asociación de objetos similares. Ponemos por ejemplo un personaje que entra a una habitación desconocida en búsqueda de su enemigo. Al fondo podemos ver otra puerta en la oscuridad. Justo al entrar en la habitación vemos una pequeña palma puesta en una meseta. En la habitación no existe ningún otro objeto que no sea otra palma similar en la esquina opuesta de la misma. El ojo humano cuando ve un objeto, automáticamente escanea el área por objetos similares. El tiempo que nos toma ver una palma y asociarla con la otra del otro lado de la habitación es distracción suficiente para que el enemigo salga por la otra puerta, y nosotros los espectadores, no lo esperemos.
Las palabras puestas en el ambiente, los colores situados en la ropa, los efectos de sonido y hasta el tiempo de la escena son aspectos controlados para hacerte sentir miedo, vergüenza, dolor, felicidad y un sin número de emociones mas. O sea que la próxima vez que te sientas completamente identificado con el momento, mantén los ojos bien abiertos ya que encontrarás un mundo de detalles situados a la perfección.