Hace como un mes, en un programa de televisión, dije que el senador norteamericano de origen cubano Robert (“Bob”) Menéndez había sido visto en esos días en Casa de Campo y, como antes, acompañado por una bella dama. No tardó mucho en que ese senador le escribiera a su canciller Mike Pompeo criticando la campaña reeleccionista dominicana. Ya con anterioridad había logrado una condena senatorial con relación a los planes reeleccionistas de Evo Morales en Bolivia.
En otras circunstancias la carta sobre la reelección hubiese sido importante, por tratarse de un senador, y, además, el principal miembro de la oposición en el Comité de Relaciones Exteriores norteamericano, pero resulta ser que específicamente con relación a la República Dominicana, Menéndez está totalmente desacreditado, debido al escándalo en que estuvo envuelto en nuestro país, junto con el Dr. Salomón Melgen, quien terminó preso por defraudar a la Seguridad Social en la Florida, pues, después de una investigación del FBI, fue sometido a la justicia norteamericana por cabildear el proyecto de rayos X en Santo Domingo del Dr. Melgen, el cual siempre fue apoyado por los Castillo, usar un avión privado y supuestamente tener relaciones con mujeres menores de edad. El jurado no pudo llegar a un acuerdo para condenarlo y salió libre. Además, es demócrata en un Senado dominado por los republicanos y con un Presidente igualmente republicano. También perdió la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores. Si la carta la hubiese enviado el senador republicano Marco Rubio de un Estado de la Florida, cuyos votos son cruciales para la reelección de Trump, el impacto hubiese sido mucho mayor.
Se podría especular que durante su estadía en Casa de Campo, Leonel Fernández y/o los Castillo lo estimularon a enviar esa carta, pero también Luis Abinader estuvo recientemente en Washington y visitó a varios congresistas y funcionarios del Departamento de Estado, aunque tenemos entendido que no vio a Menéndez. El representante Adriano Espaillat, de origen dominicano, siendo también demócrata, ha apoyado a Menéndez y su carta.
La semana pasada nuestro Canciller Miguel Vargas Maldonado estuvo en Washington y se reunió con el muy influyente Mauricio Claver-Carone, de origen cubano y encargado de asuntos latinoamericanos en el Consejo Nacional de Seguridad que preside John Bolton. ¿Habrá hablado a favor de la reelección de Danilo Medina?
Pero también está el caso del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien inicialmente se oponía a las reelecciones presidenciales en América Latina, tal vez pensando en Venezuela, Cuba y Nicaragua y hasta llegó a solicitar la opinión del Grupo de Venecia, una organización europea, sobre si la no reelección limitaba los derechos humanos de los políticos, recibiendo una respuesta negativa. Por eso ha sido una gran sorpresa que Almagro después ha apoyado públicamente los planes de reelección de Evo Morales. Y es que busca su propia reelección como secretario general de la OEA y para eso necesita votos como el de Bolivia. No hay que dudar, pues, que pida el de la República Dominicana, a cambio de también apoyar la reelección de Medina. Los reeleccionistas dominicanos posiblemente se estén ya acercando a él.
Pero en realidad es a los dominicanos a quienes compete decidir si debe o no modificarse la Constitución para permitir la reelección y encuestas recientes, principalmente las de Mark Penn y Gallup, indican que un alto por ciento de la población se opone a esa modificación. En cuanto a nuestra opinión personal, ya hemos dicho varias veces en artículos y en comentarios por televisión que estamos en contra de que tanto Danilo Medina como Leonel Fernández e Hipólito Mejía sean candidatos en las elecciones venideras. Basta ya de continuismo. Necesitamos caras nuevas y las hay.