Como una forma de enriquecer democráticamente el debate sobre Israel y todo el medio oriente, presentamos aquí lo que nos plantea el distinguido intelectual, escritor Melvin Mañón. Antes de presentar textualmente el escrito de Mañón, les decimos a los fundamentalistas que, por cosas de la vida, me acusan de “fundamentalista, fanático pro-judío”, que las cosas no son como uno quiere que sean, sino como son. La realidad es la realidad.
He aquí el escrito, la carta que generosamente nos remite el distinguido Melvin Mañón: Ni Israel ni los países árabes vecinos son democracias. Israel porque se rige por el racismo, el apartheid y la intolerancia.
Israel practica la violencia, el abuso, la discriminación y, sobre todo, el despojo de la tierra y de los derechos de todos los millones de habitantes de Palestina que ha expulsado desde 1948.
Israel no es democrático ni siquiera respecto a los judíos a quienes representa, pero su conducta consistentemente pro USA (Estados Unidos de Norteamérica), por su papel en la Guerra Fría y sus vínculos naturales (raciales y culturales) con la comunidad financiera internacional, así como por la destreza sobresaliente de sus principales dirigentes políticos ha recibido el beneficio de ser considerada una democracia, pero, NO LO ES y no lo ha sido nunca.
Los países árabes tampoco son democracias ni lo han sido. Cuando no están gobernados por autócratas (dictadores-tiranos), están regidos por monarquías de dudosa legitimidad y más recientemente por teocracias.
Todos estos gobiernos, unos más otros menos, practican la violencia contra sus adversarios, encarcelan sin derechos, violentan las leyes y sus procedimientos, oprimen y suprimen libertades públicas y derechos ciudadanos a veces por razones internas y en otras para cumplir compromisos con las potencias occidentales de las cuales obtienen cierta legitimidad.
El asunto es que, "la democracia" es un invento occidental, no forma parte de la tradición ni de la cultura de la inmensa mayoría de la población mundial.
Trajo avances en las libertades públicas y los derechos humanos y por eso, es tan grave que se haya desacreditado tanto. (ver a Huntington al respecto o citas suyas en mi libro GUERRAS DE PURIFIFACIÓN). Sin embargo, hay que preguntarse si estamos hablando de sociedades más democráticas o más justas.
Si aplicamos el último criterio, entonces, las sociedades árabes, pero solamente en la medida que se han vuelto a reislamizar, son más justas que cualquier otra.
Entonces, sociedades es una cosa, y gobiernos democráticos es otra. LA COMPARACIÓN NO procede porque no puede usarse la misma vara para medir gobiernos que para medir sociedades…
Atentamente,
MM (Melvin Mañón)