El dolor, ha sido una estampa que ha marcado la existencia del Pueblo Haitiano, su historia da cuenta de que ese pueblo fue explotado hasta sus entrañas, por las potencias que allí llevaron las riendas. No olvidemos que Francia, de quien se independizaran los haitianos, era celosa con aquella colonia por ser la más rica de la época, de donde extraía grandes riquezas, producto de la explotación esclavista de negros importados de diversas regiones africanas, con diversas lenguas y diversas culturas.

Desde entonces viene el abuso sobre los recursos naturales en Haití, por lo que no debe extrañar que en la actualidad, Haití sólo cuente con un 1% de su capa vegetal y que sea desde hace mucho tiempo, el país de América con mayor degradación del suelo, pues, esto magnifica el impacto de los desastres naturales en el territorio haitiano. En el año 2O15, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos Relacionados con los Desastres (UNISDR), publicó un Informe Mundial sobre la Reducción de Riesgos, y subrayó que “el impacto de los desastres en la capacidad de desarrollo de Haití es uno de los más altos del mundo”.[1]

En la época colonial, reiteramos, comenzó tal degradación, sumado a que, lograda la independencia, se puso en práctica el minifundismo con la repartición sin control de todas las tierras, lo que resultó un fiasco, pues no existía una mano que liderara la producción y el fomento de una economía resultante de la agropecuaria. La pobreza extrema ha hecho que los haitianos utilicen leña como combustible para sus labores domésticas, representando esto en un acelerado proceso de deforestación.

Pero además, se suma a su desgracia medioambiental, sus eternas luchas racistas internas por el poder, luchas en las que siempre han estado enfrentados negros contra blancos primero, y contra mulatos después. Más aún, en Haití, desde la fundación de su república, ha hecho presencia una relación antitética entre el negro y el blanco, pues es sabido y documentado por las crónicas de su devenir, la aversión – no sólo en los tiempos de la Revolución – contra toda persona de color blanco, o todo vestigio de esta raza. Incluso, tal hostilidad se erige en razón de su existencia como nación libre, embebidos de gloria por haber vencido a un poderoso ejército francés; porque no pudieron ser vencidos por los británicos; y porque no pudieron ser vencidos por los españoles; todos blancos.

Viene a cuento la recordación de la férrea represión que llevó a cabo el déspota “emperador” Faustin Soulouque contra los mulatos, por toda una década, desde 1849, haciéndose estos últimos con el poder más adelante, cuando restauraron la república; porque sólo hizo firmarse el acta de la independencia haitiana, y comenzó la ruptura entre negros y mulatos, pues estos últimos eran más civilizados y de mejores costumbres; recordemos que en mayor parte procedían de los libertos, y entendían que debían gobernar.

No obstante su fundación como República libre y soberana basarse en los principios de la Declaración de los Derechos del Hombre, lo racial ha sido un signo perenne en el devenir haitiano, que se puede encontrar hasta en su Carta Magna. Con la excepción de la Constitución de 18O1 proclamada por Toussaint Louverture, las de 18O7, 1811 y la vigente; las otras 22 constituciones que ha tenido Haití, muestran el repudio al blanco en la sociedad; lo que inició en la de 18O5, proclamada por Dessalines que en su Artículo 12 reza textualmente así: “Aucun blanc, quelle soit sa nation ne mettra le pied sur ce territoire a titre de maitre ou de proprietaire et ne pourra a l’avenir y acquerir aucune proprieté”[2], cuya traducción es como sigue: Ningún blanco, cualquiera que sea su nación, pondrá un pie en este territorio como dueño, ni podrá en el futuro, adquirir ninguna propiedad”. Sin embargo, dicho artículo entra en contraposición con otros de la misma constitución y se siguió reproduciendo sin cambios en todas las siguientes constituciones del siglo 19.

La constitución de 1843 hace más estricta tal disposición contra los extranjeros (por tal condición, se entiende debían ser de piel clara), cuando en el Artículo 6 se establece que: “Nadie que no sea haitiano puede ser propietario de bienes inmuebles en Haití”.[3] En esta disposición se hacían algunas excepciones a extranjeros de buenas costumbres propuestos por el presidente de Haití, luego de naturalizarse, pasados 7 años de su residencia en el país.

Más cerca en la historia, acaece un hecho que aviva el rechazo de los haitianos hacia las élites y los poderosos, pues, otra potencia, esta vez los Estados Unidos, ocupa Haití en el 1915 hasta 1934, y lo somete a una inflexible autoridad, reprimiendo muchos intentos de revueltas en las que resultaron muchos miles de haitianos muertos. La justificación era la “estabilización” de Haití, que entre sus luchas por el poder había visto sucederse 9 presidentes desde 19O8. Los norteamericanos establecieron varios gobiernos títeres, poniendo al frente de estos a mulatos, lo que avivaba aún más la ojeriza entre estos y los negros; además de que en la constitución promulgada en este período, se instauraba como único idioma oficial, el francés. Esto también era caldo de cultivo para exacerbar el rencor de los que consideraban que este idioma era el de las élites.

Las aduanas pasaron a ser administradas por los marines, y más adelante el Gobierno Norteamericano otorgó un préstamo por 4O millones de dólares, lo que hacía al país, totalmente dependiente de sus ocupantes. Con la partida de estos en 1934, regresan las luchas internas y un largo rosario de subidas al poder, golpes de estado e inestabilidad que todavía subsiste.

En la actualidad, Haití no deja de ser observado por un gran número de países, organismos internacionales y ONGs, muchos de ellos interesados en “el negocio humanitario”, en las “ayudas” y en las sobrevaluaciones de “daños y necesidades” que en la realidad son muchas, pero que también son muchas, las ansias de administrar las donaciones, con escasa rendición de cuentas. Pero pocos se comprometen de manera real a una solución definitiva del problema haitiano aunque sea a largo plazo, y han llegado al extremo de ver como la panacea para Haití a su vecino insular, República Dominicana, como manera de contención para no ver haitianos en sus territorios.

[1] Organización Mundial de la Salud.- Haití Contexto General.- https://www.paho.org/salud-en-las-americas-2017/?post_t_es=haiti&lang=es

[2] Constitución Imperial de Haití 18O5.- https://decolonialucr.files.wordpress.com/2014/09/constitucion-imperial-de-haiti-1805-bilbioteca-ayacucho.pdf

[3] Constitución de la República De Haití.- http://bdigital.unal.edu.co/6602/33/12_Cap09.pdf