Dice un artículo reciente del Periódico Hoy que la UASD discute la posibilidad de aplicar la baja académica a partir de agosto. Las autoridades universitarias señalan que cuentan con 15,000 estudiantes que obtienen promedios por debajo de 70/100 y 2,000 con promedios por debajo de 60/100. Así como suelen sugerir los expertos en materia de salud pública, propongo que comencemos a pensar en prevenir las crisis en lugar de resolverlas después de que estallan.
Normalmente culpamos a nuestras escuelas por el pobre desempeño de las universidades. Aunque es cierto que un mejor bachiller normalmente resulta ser un mejor universitario, la universidad también debería servir para presionar a nuestras escuelas y lograr que ellas filtren a quienes no tienen la preparación adecuada como para asistir a una universidad o politécnico. Imaginemos un mundo donde ningún bachiller esté en capacidad de aprobar un examen de entrada a la universidad. Posiblemente entonces nos veríamos más apurados en buscarle una solución a la pobre calidad de la educación escolar.
Propongo desarrollemos un examen estandarizado de entrada para todas las universidades, con el cual verifiquemos que los estudiantes que asistan a las mismas tengan el nivel adecuado para ingresar, independiente del estrato social del cual provengan. De crear un examen de entrada riguroso, seguramente tendríamos estudiantes reprobándolo en todas las universidades, por lo que tal vez tenemos que comenzar a pensar en soluciones para ellos desde ya. ¿Un año de remediación? ¿Repetir el doceavo? ¡Y para el mediano y largo plazo, una mejor educación primaria y secundaria!
No menos importante, el examen nos permitiría recopilar información sobre los estudiantes para empezar a elaborar políticas públicas de mayor calidad. Normalmente, a la hora de registrarse en una universidad, la institución debe recolectar informaciones sobre el estudiante. Estas informaciones no sólo deberían servir para uso interno de la universidad, como podría ser el caso de nuestras Instituciones de Educación Superior (IES) si realmente utilizaran esa información. Idealmente, toda la data que provenga de dicha encuesta debería ser utilizada por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) para empezar a detectar patrones entre aquellos que reprueban y aquellos que logran entrar a la universidad. Esa misma información en manos del Ministerio de Educación (MINERD) pudiese también servir para identificar con precisión las áreas (escuelas, distritos, materias) más necesitadas y los avances de las mejoras implementadas.
A continuación algunas de las informaciones que a largo plazo pudiesen permitirnos focalizar nuestras inversiones y detectar fallas que actualmente aquejan el sistema:
Estado Civil.
Lugar y fecha de nacimiento.
Lugar de residencia durante estudios de bachillerato.
Raza y género.
Lugar donde cursó el bachillerato.
¿Cursó el bachillerato en una escuela pública o privada?
Año en el que concluyó el bachillerato.
Años requeridos para concluir el bachillerato.
¿Ya tomó el examen de admisión en ocasiones previas?
¿Tomó algún curso para prepararse para el examen de admisión?
¿Qué lo motiva a escoger la carrera que registra en la universidad?
¿Habla un segundo idioma? Especifique.
¿Quienes viven con usted?
¿Trabaja?
De contestar sí, ¿cuántas horas ocupa el trabajo en la semana?
¿Recibe un salario?
Nivel de escolaridad de la madre.
Cantidad estimada de libros en el hogar.
Uno de los grandes mitos que no se discute en los artículos de opinión relacionados al sistema universitario es el que concierne la disponibilidad de información. Nosotros no tenemos buena información sobre nuestro sistema, sus actores y usuarios. En adición, la información que sí existe no es transparentada. Por esto el debate raras veces se ha centrado en los temas realmente importantes.
Con un examen de admisión e información de calidad, podríamos continuar utilizando un mecanismo de financiamiento diferenciado en la UASD. El que reporta provenir de una escuela pública pudiese seguir recibiendo una tarifa subsidiada (si no gratis), pero esta vez subsidiada por aquellos que provienen de escuelas privadas y quienes normalmente pagarían créditos más caros en universidades privadas. En el caso de las universidades privadas, el examen pondría en evidencia la actual estructura de una gran mayoría de IES en República Dominicana donde se han desarrollado modelos de negocios que rinden beneficios en la medida en que aumenta el número de estudiantes sin importar la calidad de la educación ofrecida.
El examen y la encuesta continuarían confirmando las grandes deficiencias de nuestro sistema universitario. En el caso particular de la UASD, también nos ayudarían a demostrar que la UASD no tiene que ser la alternativa para aquellos que no tienen recursos. Actualmente, muchos se inscriben en universidades privadas que no hacen más que robarles el dinero considerando la calidad de la educación que reciben. De la UASD dar pasos similares a los propuestos en este escrito, lograría generar un ambiente aun más diverso, mezclando estudiantes de todos los niveles socioeconómicos. Sería una forma de comenzar a generar discusiones en torno al grave problema de la segregación social y la desigualdad dentro del sistema universitario.
Estas ideas pudiesen ayudar a reducir la ineficiencia en el manejo de recursos públicos dentro de la UASD, ayudar a mejorar la calidad educativa, así como aumentar los recursos generados vía costos de matriculación. Implementarlas requerirá de mucha voluntad política. De no dedicarle atención a la UASD, el gobierno estará fallando en mantener los mismas tareas pendientes y además generarle problemas a las generaciones que les sucederán. ¡Basta de cortoplacismo y de pasar la pelota caliente hacia delante! Comencemos a pensar en el largo plazo. La UASD no debe continuar siendo “la universidad de los pobres”; debería ser una de las elegidas por calidad y costo eficiencia.
Lamentablemente la crisis de la UASD ya estalló. Tal vez ya no podemos hablar de medicina preventiva. Ahora nos toca evitar que siga empeorando.