El término de “iatrogénico” proviene del griego y significa “complicaciones debido a las medicinas”. “Iatros” (médico); “gen” (origen); “ikos” (estado o condición).

En otras palabras, las drogas y las medicinas crean nuevas patologías y éstas han obligado a la creación de una especialidad llamada “iatrogenia”. Estas enfermedades constituyen la tercera causa de muertes Unidos en los EEUU, después de los trastornos cardiovasculares y del cáncer.

Más de 250,000 personas mueren al año en los Estados Unidos, víctimas de medicamentos. Eso ha dado pábulo a que, entre las muchas especialidades, se encuentre la “iatrogenia”, especialidad que trata de los trastornos causados por los medicamentos. Si a esto le añadimos las muertes por negligencias hospitalarias (más de 220,000 al año), llegamos al medio millón de seres humanos (Nomorefakenews.com) ¡Ni que se tratara de una guerra declarada!

En el área geriátrica (especialidad que trata los trastornos de los ancianos) la iatrogenia es una sub-especialidad. En otras palabras, que tomar medicamentos tiene, a largo plazo, consecuencias adversas, a pesar de la expresión hipocrática de “primum non nocere” (lo primero es no hacer daño).

Las medicinas a la larga matan, de eso no hay dudas. Sobre todo aquellas que interfieren con el funcionamiento del sistema nervioso central (drogas). Remplazar la función de nuestro sistema inmunológico por drogas recetadas siempre tiene consecuencias catastróficas.

Tomemos el ejemplo del clorhidrato de metformina, una de los fármacos predilectos para los diabéticos tipo 2, “Diabetes Mellitus”, cuando el páncreas no produce suficiente insulina. Es un hecho comprobado que este medicamento, a la larga, se puede tornar inefectivo y hay que remplazarlo por otra droga, además de que, en muchos casos, termina afectando a los riñones. En su lugar puede que los endocrinólogos recetan el uso de la insulina inyectada (Lantus o Levimir).

Tomando dos cucharadas de vinagre de manzana en medio vaso de agua (una metformina natural) se logra un balance ácido/alcalino mínimo de 7.5 en la sangre, sin necesidad de ninguna droga, facilitando así la función del sistema inmunológico.

Otra medida alternativa es la de someterse a un régimen de sencillos ejercicios de gimnasia diarios y caminar o nadar cada día, siguiendo una dieta proteínica que elimine carbohidratos, como el arroz y el pan (al menos que ambos sean integrales).
“Vivere parvo” (vivir probamente), comiendo parcamente cuando se tenga hambre. Se trata más de un entrenamiento conductual que de un trastorno fisiológico, a pesar de que hay que incluir también el aspecto genético.

He presenciado casos donde la glicemia (azucar en la sangre) no pasa de 100 en la mañana, siguiendo ese sencillo régimen, sin necesidad de ninguna insulina inyectada. Naturalmente, la última palabra la tiene el endocrinólogo de turno.

Cuando se programa una dieta cruda (alimentos naturales no cocinados ni fritos), se empieza a ver resultados positivos a los pocos días de empezar el régimen.
Es comparable al motor de un automóvil con problemas de arranque.
El páncreas de repente puede empezar a producir insulina, dependiendo del tiempo que haya estado inactivo. No es que sea la solución integral, pero es algo que da ciertas esperanzas de que, en algunos casos, la diabetes puede ser reversible.

Otro caso alternativo es también el de la dieta macrobiótica, donde el páncreas comienza a funcionar espontáneamente y el p/h sanguíneo se puede mantener en 7.5. No es que sea una panacea pero es algo que debe de ser también considerado.

¿Sabes cuantas personas mueren de cáncer cada día en los Estados Unidos? ¡21,918! ¿Cada semana? ¡153,426! Esta cifra es mayor que la de todos los soldados estadounidenses caídos en todas las guerras mundiales, si la proyectamos a los doce meses del año (7, 890,480). (Dr.SherriTempenny.com).

Una de las causas letales del cáncer es la iatrogénica (la quimioterapia, y las drogas usadas para combatirlo, como los radiofármacos y los bifosfonatos).

No es que trate de ver al infierno por todas partes, como si estuviéramos viviendo la época de las plagas del Apocalipsis, pero… ¿qué otra cosa es el cáncer? ¿Qué otra cosa es el narcotráfico y las drogas (recetadas y no recetadas)? ¿Qué otra cosa es el Estado Islámico y los que lo apoyan y fomentan, manteniendo en jaque mate al globo terráqueo? ¿Qué otra casa es el terror masivo con el que nos mantienen hipnotizados los poderes que controlan al mundo, con la finalidad manifiesta de reducir a la población global?

Nota: Un distinguido lector médico, de cuyo padre fui compañero y amigo hace años, me pide la fuente de donde extrajé el dato referente al Zika en las Islas Yap (Micronesia) en mi artículo “El cuco de la zika” (6 de febrero 2016). Lo tomé del periodista investigativo Jon Roppoport: “Busted: 25,000 cases of microcephaly in the U.S”. (January 16, 2016)”- JonRoppoportblog.com.