A estas alturas pudiese publicar un manual con esas frases que dicen las mujeres en el consultorio, producto del crecimiento o del dolor.
Atiendo a un grupo de mujeres en el consultorio que llegan con un gran dolor por alguna pérdida y a partir de ahí inician un hermoso proceso de crecimiento. Otras, de manera autónoma han iniciado ya el camino a través de lecturas, acompañamiento de otras mujeres amigas o búsqueda de respuestas con otros profesionales de la conducta.
Mujeres inteligentes, audaces, profesionales, con hijos e hijas y una vida activa y productiva. Mujeres valientes que se atreven a mirarse con honestidad, reconociendo sus luces y sombras para seguir creciendo desde la conciencia de que es un camino contínuo que no termina, sino que inicia cada vez con los descubrimientos que van haciendo cada día.
La mujer que me regaló esta frase es chispeante, intensa y con una gran responsabilidad que la lleva a entender y aceptar el ayer, su gran historia de resiliencia, para construir con sus propias manos un hoy que la haga feliz, con lo que es y lo que tiene.
La relación de pareja es uno de los grandes temas a trabajar en mujeres que después de los 40 tienen una idea más clara de lo que quieren o no de una relación.
Marcela Lagarde, escritora feminista, plantea los grandes conflictos que viven muchas mujeres adultas que han logrado ponerse al día en la tecnología, en su desarrollo profesional y financiero, mas siguen bregando con los mismos conflictos y teniendo la misma visión acerca del amor que tenían sus abuelas; como una vez dije: "se siguen enamorando a los 40 como si fueran de 15″.
Y la verdad es que es un tema difícil para las mujeres actuales, pues de manera indirecta tanto hombres como mujeres siguen siendo guiados hacia los patrones rígidamente complementarios de lo que se espera de ellos y ellas en una relación, aunque en la realidad sea completamente diferente la situación. Si queremos confirmar esta percepción basta ver la publicidad vinculada a la familia, responsabilidades domésticas, así como productos de cuidado personal y recibiremos una idea clara de cómo se sigue guiando la conducta de manera muy sutil.
Esto explica las ambivalencias de las mujeres, el no querer estar pero no poder salir, las confusiones profundas de qué hacer y la desconexión con su propio malestar cuando se trata de pareja y familia.
Todavía una gran cantidad de mujeres siguen a la espera de ser elegidas; idealizan al hombre que las hará felices; se sienten culpables de que la relación no funcione; justifican, buscando en ellas las razones de la violencia ejercida por su pareja; insisten en cambiarlo a él antes de salir de la relación.
Todas estas ideas están sostenidas en un sistema de creencias que promueve dependencia de los miembros de la pareja, que anula a la persona completa en busca de la otra mitad y que crea expectativas de felicidad fuera de la propia persona.
Esto aleja a las mujeres de la posibilidad de VIVIR y SER mientras llega la pareja correcta para ella, de crecer en una soledad nutridora y de elegirse a ellas mismas antes de ser elegidas por alguien más, como la excelente mujer que motivó este artículo.