En estos días de indudable crisis post electoral, nos preguntamos si la "mayoría" que resulta de un proceso electoral cuestionable y plagado de irregularidades constituye la expresión política auténtica del pueblo.
Hago esa reflexión porque recientemente escuché a una politóloga decir que un candidato que saque un uno por ciento no puede hablar en representación del pueblo dominicano.
Para esta persona y otras que piensan de manera similar, la mayoría mecánica conseguida con todos los recursos del poder aprovechando la alta vocación clientelar del electorado dominicano significa "ganar el favor del electorado".
Dudo que un sistema electoral tan inequitativo y desigual en el que prevalece quien más recursos tenga, junto a un electorado sin información y poca capacidad crítica pueda producir una expresión política auténtica.
Es por esa razón que los llamados "partidos pequeños" son parte del juego democrático y representativo de una parte de la población, que expresa de alguna manera inconformidad con el actual status quo.
Esas personas que votan por esos "partidos pequeños" en ocasiones no se dejan arrastrar por la alienación mediática ni la oferta clientelar de los que están en el poder.
De alguna manera en República Dominicana en un futuro no muy lejano, se levantará una verdadera masa crítica electoral, que a la postre podrán dar un voto castigo a políticos mediocres y clientelistas.
Creo que del resultado de esta crisis post electoral, vamos a ver en lo adelante un remanente del pueblo que ya aprendió a fraccionar y a valorar la importancia de ser críticos y evaluativos a la hora de elegir.
No pierdo la esperanza de que vamos a mejorar nuestro sistema de manera que podamos seleccionar las mejores propuestas de hombres y mujeres preocupados realmente por el país, sin importar que sean candidatos de "partidos pequeños".
Ejercer la expresión libre de elegir sin ser hastiados por una campaña electoral costosísima que haga ver a un candidato en todas partes exhibiendo sus "logros" como si se tratara de un favor a una población y no su deber.
Seguiremos trabajando para evitar que la mayoría mecánica y obtenida con medios fraudulentos, no sea una situación permanente ni se haga validar con opiniones compradas.
Ese es el objetivo y meta de muchas organizaciones y ciudadanos preocupados por la institucionalidad del país. El mandato es unirnos desde ahora.