La lectura política y poética de Max Henríquez Ureña mira los signos propios de la estructura expresiva y poetizadora de Saint-John Perse, ofreciendo los detalles de un pronunciamiento de etapas líricas y épicas que intuye y puntualiza en el poema, que irónicamente muestra la mirada del lector neocolonial y postcolonial. Los rumbos del poema que muestra MHU, tomando en cuenta los elementos espaciales y simbólicos de su discurso poético revelan una profunda intuición del poeta y viajero universal.
MHU se refiere al “conquistador simbólico” de SJP y cómo lo describe este último desde el presente histórico y distante:
“Así, el conquistador simbólico de Saint-John Perse no se reclina a descansar en la tierra conquistada: siempre habrá para su empresa nuevas empresas, y ya se siente atraído por la suerte que cabe a los exploradores del mar, cual si obedeciera a un imperativo categórico como el “¡excelsior!” que sirvió de inspiración a tantos poetas”. (Vid. p. 41)
SJP critica la ambición del conquistador simbólico, pues el mismo resuena y se hace visible en su poesía, de suerte que la misma se asume como apertura, tensión y motivación insular. El poeta observa, acerca los sentidos a los estados del día, de las noches colgantes en las islas y vive su asombro y sus huellas caribeñas. La ausencia de Francia le produce aquel sentimiento de lejanía y soledad que MHU plasma desde una visión fronteriza, esto es, metropolitana e isleña.
Refiriéndose al poema titulado Destierro, publicado en 1942, en plena Segunda Gran Guerra Mundial, Max señala que el “… tercer poema importante de Saint-John Perse, fue escrito durante su ausencia forzosa de Francia, una vez desencadenada la Segunda Gran Guerra. Es un conjunto de divagaciones, que a veces parecen inconexas, en torno a la emoción de la ausencia”. (Ibídem.)
MHU precisa que SJP narra su inseguridad y su destierro como parte de un canto de los elementos que recuerda y encuentra en ese mundo de piezas, misterios naturales, pulsos e imágenes que evocan sus estados como sujeto plural del poema:
“¡Mi gloria está sobre la arena! ¡Mi Gloria está sobre la arena! Y no es errar, ¡Oh, peregrino!, el anhelar la era más desnuda para amasar en las sirtes del destierro un gran poema nacido de nada, un gran poema hecho de nada… Silbad, Oh frondas, por el mundo; cantad, oh caracolas, sobre las aguas! He edificado sobre el abismo y la niebla y el humo de las arenas…” (Ibíd.)
¿Qué exclama más adelante el poeta según MHU?:
“¡Sintaxis del relámpago! ¡Oh puro lenguaje del destierro! ¡Lejana está la otra ribera donde el mensaje se ilumina…!” (Ibíd. loc. cit.)
La explosión elegíaca del poeta estremece los sentidos del lector debido a sus ritmos fonopoéticos y sus traductores líricos, captados como intuición espacio-temporal que se percibe mediante el sentimiento elegíaco, doliente y pronunciado en su estar y no estar en el mundo soñado y visional.
MHU cita las intensidades de esa conjunción épico-lírica y elegíaca propia de un sentimiento de destierro plasmado por SJP en su existencial y ontológica mirada desde lejos:
“Aquellos que se entrecruzaron en las grandes indias atlánticas, los que olfatean la idea nueva en el frescor del abismo, aquéllos que soplan el cuerno a las puertas del futuro, saben que las arenas del destierro silban las altas pasiones que se enroscan bajo el látigo del relámpago…” (Vid. p. 42)
El poeta evoca en tiempo, nombre, nacimiento y raza su condición de nativo, natural de, y desterrado:
“…Y es la hora, ¡Oh Poeta!, de declinar tu nombre, tu nacimiento y tu raza…” (Ibídem. loc. cit.)
En efecto, la elementaridad que se lee en el poema junto al profundo lirismo asumido por el tormento, la nostalgia y sus intensidades elegíacas hacen visible un mundo de significativos elementos: arena, gloria, errancia, peregrinar, era desnuda, sirtes del destierro, poema nacido de la nada, gran poema hecho de nada, frondas y silbidos, mundo, canto, caracolas, aguas, abismo, niebla y humo de arenas, refuerzan una cosmología que se convierte en espacio-tiempo de estallidos.
Así pues, sintaxis del relámpago, puro lenguaje del destierro, lejana y otra ribera y mensaje que ilumina funcionan como lexías poéticas, formas vocalizadoras observables y leídas también como poetemas cohesionados en la relación superficie-profundidad del poema Destierro.
Según MHU, luego de publicar Destierro se escribieron y publicaron otros poemas que podrían considerarse independientes. Max los enumera: Lluvias, Nieves y Poema de la extranjera. Sin embargo, nuestro crítico entiende que “El poema más extenso que ha escrito Saint-John Perse data de 1945 y lleva por título Vientos, que lo liga ideológicamente a Lluvias y Nieves, ya que se trata también de cosas inestables. Saint-John Perse, con quien obedece un mandato superior, juzga llegada la hora de lanzar un anatema sobre la humildad, que ha convertido al mundo en una pesadilla abismal”. (Ibídem.)
Nuestro ensayista hace una referencia entre la poesía de antes y la poesía del presente de SJP; poesía que asegura cada vez más estro y astro de su creación poética:
“No obstante –prosigue diciendo MHU-, como toda esa obra maléfica del pasado se la han de llevar las ráfagas, ese profeta de la nueva hora, que fustiga acerbamente a la humanidad, no llega a conclusiones pesimistas, y el poema se cierra con un susurro de esperanza: es el anuncio de que un árbol de alto rango sube ya “de las indias subterráneas, con su hoja magnética y su cargamento de frutos nuevos…” (Ibídem. Loc. cit.)
Max traduce y vierte la poética y el poema de SJP, siguiendo su travesía de vida en la poesía y la cosmovisión que moviliza y pronuncia los prosemas poéticos justificados por su mirada agitada por entidades insulares y expresiones. Y así MHU señala que:
“Perse ha dado a conocer después un nuevo poema, Amers (Amargos, 1957), al que sirve de introducción y vosotros, mares… (Hay un intraducible juego idiomático que, merced a la afinidad fonética, contribuye al más estrecho enlace ideológico (de Amer, amargo, y mer, mar). Ese fervoroso canto al mar acaso ya estaba anunciado veladamente al final del Anábasis, cuando el conquistador, ansioso de nuevas hazañas, piensa en hacerse a la mar, según el ejemplo de los navegantes”.
En este mismo sentido y conjunción de lectura y escritura, el ensayista y crítico se pregunta frente a la obra:
“¿No hay cierta analogía entre ese conquistador y el propio Saint-John Perse, que descubre tierras incógnitas en el mundo de la poesía y para ir a caza de nuevas conquistas vuelve los ojos al mar?” (Vid. loc. cit.)
La poética explicita de SJP analizada por MHU tiene sus ramajes verbales, identitarios y desidentitarios, destacables en sus versos y prosemas, continuando la línea que abrió Rimbaud a las vanguardias y a la misma historia de la poesía francesa moderna. Max leyó los ejes ideológicos del poema que creó SJP en el marco de un determinismo histórico y poético basado en la tradición y la ruptura como instrucción y uso de estilo, intuición, principio y verdad.
Sin embargo, y según Max:
“Pocos, escasísimos versos (esto es, renglones medidos), hay en la producción de Saint-John Perse. Apenas si puede mencionarse una Berceuse (once estrofas de cinco octasílabos sin rima), que clausura la serie de poemitas La gloria de los reyes (agregada a la última edición de Elogios, 1948).
¿Qué tipo de poesía ha escrito, según Max Saint-John Perse? A pesar de haber escrito poesía épico-lírica y elegíaca, el poeta nacido en el Caribe francófono escribió “poesía pura”:
“… todo lo que ha escrito Saint-John Perse es poesía pura. Para él, tal como lo preconizaba Mallarmé, la poesía debe tener lenguaje propio, medio de expresión propio. Saint-John Perse no persigue ese anhelo con sólo suprimir la medida y la rima: omite también la enunciación clarificadora del asunto que motiva su inspiración, que a veces sólo aparece como una corta enumeración de algunos hechos, o circunstancias que, merced a las asociaciones que provocan, producen cabal sensación de conjunto”. (Ibídem.)
Lo que como juicio crítico-literario y poético aborda MHU sobre SJP, en su valioso ensayo, es justamente el universo, el lenguaje figurativo-verbal donde la lectura es también mirada y campo tensivo del poema-lenguaje. En su caso, el poema es memoria, recordación, geopoiesis, mitopoesis y campo verbal expresivo. SJP hace del poema un espacio verbal donde el yo se hace otro y nosotros, se unifica y pluraliza como simbiosis, cauce y mundo que se hace de metáforas, fuerzas de sentido y marco de registro a través de la mirada.