“Pero  la significación de Marino en la historia literaria se afianza en que él representa en Italia algo así como la apoteosis del  barroco en poesía. Y cualesquiera que sean los defectos que quieran señalársele a su poesía ampulosa y artificiosa, no hay duda de que se trata de un alto poeta, de inspiración deslumbradora”. (Max Henríquez Ureña: Obra y Apuntes, XI, op. cit., p. 62).

La lectura dimensional practicada por Max Henríquez Ureña se sostiene desde el árbol del conocimiento cultural e histórico de la literatura, conjuntamente con los géneros que constituyen la diversidad de sus expresiones. Max fue un lector instruido y funcional que orientaba instancias del saber literario respaldado por sus complementos direccionales.

La geografía literaria era para MHU el principal orientador de la lectura literaria y cultural. De ahí su cardinal de interpretación, valoración de los diversos actos literarios de la Romania y en el contexto de surgimiento de las diferentes expresiones literarias de América y Europa.

Como lector y divulgador de la literatura italiana, nuestro historiador y escritor penetró espacios y tiempos de escritura más allá de la cronología y la crónica epocales. Es así como su obra desarrolla líneas de lectura y comprensión de textos representativos de esa “Cultura de las humanidades” que heredó de su hermano Pedro y su ambiente familiar altamente culto e influyente.

En efecto, MHU se acercó a la literatura italiana desde sus orígenes romances hasta sus más representativas expresiones modernas; de suerte que, una lectura cruzada activa juicios de valor a través de sus lecciones, guías y tablas de conocimientos literarios.  Como lector del poeta italiano Giambattista Marino, nuestro historiador logró reconocer valores, aspectos y mensajes que motivaron en él un estado estético y creador de mundos mitológicos, sensuales y cósmicos de la poesía.

Giambattista Marino (1569-1625) creó un universo que podemos leer en su obra poética (Le Rime (1602) y La lira  (1614). L’Adone = Adonis (1623), es un poema abarcante de varios registros rítmicos y verbales en cuya superficie poética encontramos elementos y estados expresivos constitutivos de una mitografía amorosa, contrastante, confluyente y estéticamente fulgurante. Los más de 40,000 versos que componen este poema giran alrededor de temas sagrados, profanos, amorosos, acuáticos, burlescos y otros que alcanzaron valor fuera de Italia, influyendo en poetas españoles, franceses y alemanes, entre otros.

G. Marino nacido en Nápoles, el 18 de octubre de 1569 dio lugar a una poética barroca, conceptista y culterana que con el tiempo fue denominada “marinismo”, término éste que significaba dificultad, contraste, mal gusto, heterodoxia poética, violencia verbal y sensualidad en las formas verbales.  Marino le sirvió de modelo y camino a muchos poetas y prosistas europeos. Muchos poetas se detuvieron bastante en su obra (Lope de Vega, Milton, Gonzalo García de Nodal, Gonzalo Sánchez Lucero, Pedro Téllez Girón Osuna, y otros).

El “marinismo” fue un reto poético. Su intensidad como lenguaje invitaba a una lectura multifocal de lo literario, lo poético y lo narrativo. Su vida dedicada a placeres de todo tipo, era acogida o rechazada en espacios donde la obra poética y narrativa del poeta italiano era puesta en cuestionamiento, pues se salía de los registros propios de la preceptiva y valoración que se sostiene en el cuerpo mismo del lenguaje poético italiano y de la lengua poética italiana del seiciento y seteciento.

Las grandes figuras mitológicas como Venus y Adonis generan una factura poético-verbal que abrió caminos en la modernidad occidental, principalmente en Francia, España, Inglaterra, Italia y Alemania.  MHU destaca en el texto poético creado por G. Marino, una vertiente combinada y contrastante de la modernidad. En este sentido el poema se dice, se construye en base a mitologías ideales pronunciadas en los famosos cantos del Adonis, tal y como lo muestra MHU:

“Rosa, riso d’amor, de cielfattura,

Rosa del sanguemio fatta vermiglia,

Pregio del mondo e fregio di natura…

Dellaterra e del sol verginefiglia

D’ogni ninfa e pastor delizia e cura,

Odor de odarifera famiglia;

Tu tiende’oggi beltá le palme prime

Sopprail vulgo de’fiordonna sublime…

Porporade’giardin, pompa de’prati,

Gemma di primavera, occhiod’aprile,

Di te la grazie a gliamorettialati…

Tu qualor torna aglialimentiusati…

Tu sei, con tuebellezzeuniche e sole…

Splendor di questepiagge…” (Ver, Obra y Apuntes, pp. 62-63, op. cit.)

El mito de la palabra poética traduce en acto, vuelo, palabra y tiempo, especies poéticas tales como: rosa, sangre, señora sublime, bello trono, tropa, donna fastuosa, usados alimentos, sol, pequeña estrella. Max se acerca a Marino en el ámbito de la civiltá, la poesía y la lingua franca.  Concepto y cosmos van desarrollando sogno, segno y realtá que convierten la creación en chiave y discorso.

La poética del barroco fundada por Marino, admite cambios y rupturas. Según MHU guiado po De Sanctis:

“El Marino de la prosa… fue Daniello Bartoli, de estilo preciosista y florido. Escribió muchas descripciones y narraciones, y lució sus facultades de colorista brillante”. (Vid. p. 64, op. cit.)

El poema escrito por Marino fue creando grande y grave influencia. La imitación de la poesía de Marino permitió que su escritura determinara nuevos ritmos, lecturas paradójicas, metafóricas y metonímicas, siendo así que la tropología del seicento y del settecento obligó a una lectura en clave del barroco y el conceptismo italiano, español, francés, inglés y catalán.

La lección impartida por MHU sobre la poética barroca de G. Marino se hace legible desde la historia y la crítica literaria, pero también, en comparación con los diversos modos de leer, crear y desarrollar un campo literario que ya en el Renacimiento se encontraba en crisis de sus principales imágenes y vertientes de creación individual.

La disolución del clasicismo renacentista, la práctica poética de los mundos significantes y sus niveles cruzados de significación crean posibilidades de dicción y enunciación literarias. Tonos, matices, fuerzas poéticas decadentes, espaciamientos y temporalidades expresivas hicieron del poema una batalla de las imágenes y los tropos sugieren un universo expresivo-verbal.

A todo esto es necesario leer la tradición de la Mimesís, la Poíesis y la Hybris en los siglos XVI y XVII. La influencia que se manifiesta en la cultura de los tipos discursivos y de la copia desarrolla momentos, texturas y visiones alegóricas, mitográficas  y paradójas legibles sobre la base de una conjunción y concentración de elementos textuales, simbólicos y figurales propios de la temprana modernidad renacentista.