En las tres lecciones que preparó MHU sobre poesía italiana (Ver, pp. 94-106), existe una evidente limitación en el tratamiento del enfoque poético  de nuestro autor, independientemente de que existan autores y temas poco conocidos y otros más conocidos. El interés de Max por la literatura moderna italiana, produjo textos, apuntes y lecciones que sólo abandonaría posteriormente para dedicarse a otras literaturas (rusa, alemana, francesa, española y otras).

Hemos visto su interés por el poeta Salvatore Quasimodo, al que abordó con interés comparativo y crítico. Pero en el caso de la poesía italiana, la lectura poética presentada en las lecciones XVIII, XIX y XX, resulta bastante esquemática.

Si suponemos que el interés histórico y crítico asumido por Max como acercamiento al fenómeno italiano moderno era marcado, las tres lecciones no revelan un tratamiento profundo en cuanto a método, historia, crítica y estética de dicho fenómeno.

A todo lo largo del siglo XIX, los nombres de Giovanni Prati, Zanella, Stechetti, Graf, Fóscolo, Leopardi, Carducci, y más tarde, a comienzos del siglo XX Gabriele D’Annunzio conocido por su verso mítico, heroico, político y filosófico en momentos diversos de su producción. Sin embargo, lo que sobresale de  estas lecciones, es el historiador y no el esteta del poema o el esteta de la literatura. MHU fue coetáneo del filósofo, historiador y esteta italiano Antonio Banfi (1886-1957), bastante famoso por sus conferencias, ensayos, monografías y por practicar un humanismo integrador.

De Antonio Banfi no aparece una sola referencia en la obra de MHU, siendo el esteta y filósofo italiano conocido en el contexto académico europeo del siglo XX. Banfi fundamentó con marcado interés la relación entre Filosofía y Literatura en sus Scritti letterari, tocando los mismos temas,  asuntos clásicos,  modernos y contemporáneos que también tocaba Max.

Ambos tocaron temas como: la lira cortesana, el Cinquecento, Dante, La Divina comedia, Galileo, Tasso, el hombre moderno y otros. Sin embargo, en el caso de la poesía italiana del siglo XIX y comienzos del siglo XX, tampoco Banfi profundizó, mediante el análisis, lo que fue el gran despegue, la gran poesía italiana de entre siglos ni de pleno siglo XX.

Banfi muere primero que Max, el 22 de julio de 1957 en Milán. Mientras que nuestro estudioso fallece años después el 23 de enero de 1968. En el caso de ambos estudiosos, el fenómeno poético italiano contemporáneo en sus principales textos y autores del siglo XIX y comienzos del XX fue de poco alcance y, podríamos decir, precario; aunque Max utilizó esquemas que asumió como parte de una línea historicista de análisis del poema.

Tal y como ya hemos analizado en ensayos anteriores, en las poéticas surgentes a finales de siglo XIX y comienzos del siglo XX por parte de los poetas-novelistas y novelistas-poetas se percibían como tales en el verso y en la prosa. De ahí que MHU insistiera en esta relación como parte de la historia literaria italiana y europea en general.

Ciertamente, el fenómeno poético-filosófico italiano y europeo, en general, ha tenido decisivos ejemplos significativos para la poética o las poéticas del siglo XX. Dicho fenómeno y la crítica del mismo son inmensos, y de una variedad inabarcable, si consideramos que la historia poética de todas las naciones europeas constituyen caminos, modelos, tiempos, espaciamientos y lenguajes que aun hoy producen frutos e influencias en cuanto a un mapa cultural e ideológico direccional como suma de obras y autores.

En lo tocante a la lectura de poetas italianos, Max advierte ritmos, lenguajes, imágenes, símbolos que nombra y reproduce en algunos ejemplos de sus lecciones. Entiende como en el caso de G. Prati que la musicalidad, la fuerza del verso,  los tonos y efectos que utiliza Prati son visibles en su poema Galoppo notturno, donde encontramos vuelos, cielos, muerte, desiertos, galopes, fuerza y apertura. Según Max Galope nocturno, “Es una especie de balada en la que, cuando “llega el caballero que haría volar su corcel, la niña acaba de morir”. (Ver, Obra y Apuntes, Lección XIX, p. 94)

La muestra que ofrece nuestro autor de G. Prati es la titulada L’ultimo sogno (El último sueño), donde los símbolos románticos fulgurantes aparecen como signos y ritmemas constituidos como especies verbales expresivas y musicales, tal y como se observa en su léxico poético (luces eternas, suerte, astros nocturnos, dorada esfera, cuadrante, camino del tiempo hacia la muerte, marcha hacia lo ignoto, y la dialéctica expresiva que se lee “dal sole all’ombra, dall’ombra al sol”. (Vid. pp. 94-95)

El romanticismo místico y mítico de mediados del siglo XIX abunda en tópicos fulgurantes, líricos y simbólicos.

MHU muestra otro ejemplo de romántico de “sentimientos sencillos” y de “vida retirada”. Se trata del Abate Giacomo Zanella:

“Otro romántico, que fue el preceptor de Fogazzaro, el abate Giacomo Zanella (1820-1889). Delicado, pero de sentimientos sencillos, expresó al final de su vida  el deseo de vivir tranquilo, lejos del “mundanal ruido”, y en un soneto, La quinta del poeta (La villa del poeta, describe la casita, con no más de 15 metros de frente, donde, frente a un poético paisaje, espera vivir siempre…” (Ibídem.)

Otro ejemplo “de la época de Carducci” que refiere MHU es el de Mario Rapisardi:

“…que hizo ruido en su tiempo, con un largo poema sobre Lucifer, en octavas reales, pero hay más efectismo que auténtica y superior inspiración. Rapisardi, nacido en 1844, vivió hasta 1915”. (Ibídem.)

Otro caso que cita Max en esta misma travesía es el de Lorenzo Stechetti:

“Caso interesante es el de Orlando Guerrini, a quien todo el mundo conoce por su nombre literario de Lorenzo Stechetti (1845-1912). Madrigalesco, sentimental, casi toda su poesía es de rimas breves y sintéticas, a la manera de Bécquer, pero con menos riqueza de ideas poéticas”.  (Ibídem.)

Max cita un ejemplo elocuente del romanticismo de Lorenzo Stechetti a ritmo de balada moderna , que recuerda ejemplos modernistas tardíos de Hispanoamérica. Nuestro autor reproduce una cita de Stechetti en italiano y la traducción de Emilio Constantino Guerrero en español:

“Cuando al caer las hojas del estío,

mi cruz al camposanto

quieras ir a buscar, dulce bien mío,

la hallarás entre flores, que el rocío

quizás simule coronar el llanto.

Nacidas de mi pecho en la silente

y misteriosa calma,

esas flores serán para tu frente,

pues son cantares que dejé en la mente

y palabras de amor que calló el alma”.

(Ibídem. pp. 95-96)