Lo que explica y da cuerpo a la exégesis literaria y cultural asumida como práctica por Max Henríquez Ureña es justamente el comentario acerca de autores y obras, pero también la explicación historicista y culturalista legible y sensible en su escritura e interpretación literaria en contexto.  Una visión integradora basada en puntos cardinales y centrales de la obra reconocida en su historicidad e interpretación se orienta como dicción y pensamiento para caracterizar la obra y el autor mediante el proceso de manifestatividad verbal y cultural.

Al entender que toda obra literaria implica una lectura y un conocimiento estético-sensible, MHU se interna en lo que es la cultura y el orden literarios como formas y testimonios de aquello que registra y “habla” el sentido de la obra literaria.  Los núcleos temáticos y estilísticos de la obra, nuestro autor los concibe como puntos de base del arte verbal de poetas, cuentistas, novelistas, dramaturgos, biógrafos, historiadores y ensayistas.

Así las cosas, la exégesis conduce al historiador, crítico y ensayista a descubrir horizontes de la vida-obra de un autor, al entender que el intercontacto o relación obra-lector, obra-autor y autor-obra-lenguaje, construyen no sólo ideales y formas ideológicas, expresivas e histórico-literarias, sino también poéticas y narrativas motivadas por cierto grado de percepción y sentimiento de mundos específicos de la interpretación que le otorga vida a la creación verbal y propiamente literaria.

Los ejemplos composicionales de la exégesis literaria de MHU se verifican más claramente en el comentario, mediante la prosa explicativa, expositiva, discursiva, informativa y propiamente ensayística, pero también en los, perfiles biográficos, alocuciones, panegíricos o conferencias donde las influencias de Darío, Rodó, Bello, Martí y su hermano Pedro Henríquez Ureña se perciben a ratos y acentuados en sus retratos, etopeyas y descripción de contextos culturales y literarios.

En el caso de la literatura dominicana, historia, etopeya y perfil se hacen visibles en escritores, periodistas, ensayistas, historiadores, oradores y otros autores ligados a la toma de la palabra pública. (por ejemplo: Ulises Francisco Espaillat, Manuel de Jesús Galván, Federico García Godoy, Tulio M. Cestero, José Reyes, Emilio Prud’Homme y otros).

Así las cosas, en el tomo (XVI) de Letras de América, dedicado a la cultura y las letras dominicanas, MHU presenta un apretado resumen de autores y obras ubicados en un orden más informativo que propiamente analítico.

Periodización, exégesis cultural y literaria concurren en otra síntesis titulada Letras Dominicanas (op. cit. pp. 125-147), donde se registra todo un proceso de conocimiento en base a cronología, orden de producción verbal, periodización del legado literario, colonial y poscolonial, emigraciones, índice histórico de la poesía dominicana, novela, tradición y cuento, así como también historia, ensayo, crítica y generaciones que han aportado a la producción literaria y al pensamiento cultural que orienta dicha productividad mediante géneros que han gozado de una continuidad intelectual y propiamente literaria.

Historia y generación concurren en la práctica metodológica asumida por MHU en sus ensayos literarios, culturales e históricos en cuyos ejes composicionales podemos advertir valores, líneas temáticas particularizadas como explicación y orientación de conjunto, detalle y forma escrituraria.  La elaboración histórico-crítica advertida en su práctica de trabajo intelectual, sugiere la necesidad de ordenar la materia literaria sobre la base del dato histórico, biográfico, estético y generacional en un marco temporal específico:

Según MHU:

“Las nuevas generaciones han dedicado su atención, cada vez con mayor ahínco, a trabajos históricos y a ensayos, ya filosóficos, ya literarios; pero a pesar de esa tendencia y el auge que, por otra parte, han seguido teniendo los géneros de índole narrativo –la novela y el cuento-, la primordial actividad de las nuevas generaciones literarias se concentra en el campo de la poesía.  Sin que falten brillantes figuras representativas en todos los géneros literarios, siguen siendo los poetas los que más amplio radio abarcan en las letras dominicanas. Constituyen, hoy como ayer, legión, y en esa legión nunca han faltado los buenos  poetas”. (Op. cit. tomo citado, p. 147)

El juicio basado en el concepto de generación o generaciones literarias, alude al tiempo de creación del sujeto en la historia, pero a la vez motiva un tratamiento historiográfico evidenciado en obras poéticas, narrativas, críticas, históricas y artísticas marcadas por una visión tipológica de género y producción verbal. 

Refiriéndose a la producción de ideas y al “renacimiento de la filosofía en Santo Domingo MHU destaca lo siguiente:

“Estos últimos tiempos acusan un halagüeño renacimiento de los estudiosfilosóficos en Santo Domingo.  En ese campo se destaca la personalidad de Andrés Avelino García Solano (cuya firma como escritor se limita a sus dos primeros nombres).  Sus obras más importantes: Metafísica categorial (1940), Prolegómenos a una metafísica posible (1941), Esencia y existencia del ser y de la nada (1942), El problema de la fundamentación del problema del cambio y la identidad (1944), El problema antinómico de la fundamentación de una Lógica pura (1951).  A Pedro Troncoso Sánchez se debe un volumen de Bosquejos filosóficos (1938)”.  (Ibíd. Supra)

El rápido y sintético informe sobre los estudios filosóficos en Santo Domingo aspira a un panorama sobre el pensamiento reflexivo y analítico en el país. MHU destaca en este caso, la producción de nuestro más importante filósofo dominicano que, entre 1940 y 1950 había publicado sus más importantes obras y aportes al pensamiento dominicano hasta ese momento.

Por otro lado, la síntesis panorámica que ofrece nuestro intelectual en el orden histórico-literario presenta, sin embargo, el obstáculo y el límite de dicho método en cuanto a los estudios literarios y culturales basados en bosquejos, panoramas y cronologías.  Sin embargo, es importante señalar que dicha limitación no es propia de la obra de MHU, sino de la historiografía, la crítica y la historia taxonómica predominante en la primera y la segunda mitad del siglo XX.

En efecto, sobre la base del mismo procedimiento, nuestro intelectual elabora el Indice de la literatura y La literatura dominicana, ubicado en la obra citada, después de los ensayos sobre La cultura en la  era colonial y La literatura dominicana.  El mismo estilo de elaboración se hace notorio como espacio de trabajo intelectual y método o procedimiento adoptado.

El enmarque histórico-taxonómico se mantiene como línea de trabajo intelectual cuya base funciona como parte de la información utilizada como especie, núcleo, forma o determinación de estilo, doxa y contribución.  Los dos últimos párrafos del índice de la literatura dominicana ,, aparecen repetidos en los dos últimos ensayos citados.  (Vid. p. 156)

El estilo de trabajo que se expresa como apunte, nota, notícula, información cronológica, dato clasificatorio, conferencia,  informe o resumen, permite observar el campo de creación y aporte de obras y autores que han producido valores, formas y mensajes a partir de un contexto de creación, enmarque verbal y espacio-temporal.

Aparecen en Letras de América 1 determinados cauces, ideas y recorridos de la literatura, la cultura y la historia dominicanas que arrojan datos y presentan una visión en cuanto a la lectura, proyección de obras y autores dominicanos.

Lo que revela en este sentido el quehacer historiográfico, literario y cultural de MHU es un marco de productividad, orientado a poner en valor obras, autores y presencias epocales de la producción intelectual dominicana e hispanoamericana. Lo que ya para 1950 y 1960 necesitaba otros abordajes ideológicos, estéticos y críticos que suponen cardinales, fuentes y núcleos de significación como parte del valor inmanente y contextual de obras y autores reconocidos en sus identidades y diferencias productivas o productoras de sentido.