La frase que da título a este artículo, resuena en la cabeza de todos aquellos seres humanos con un poquito de sensibilidad, la cual ha sonado mas de cincuenta veces en lo que va de año a razón de diez damas mensuales. Cincuenta mujeres muertas, asesinadas de la manera más cruel, a tiros, a golpes, a puñaladas, ahorcadas, sin que en esta cifra se tome en cuenta las mujeres abusadas diariamente de manera verbal, física o económica. Lo que estamos viviendo es una epidemia de proporciones bíblicas, y lo peor de todo, lo más indignante es que las autoridades no hacen absolutamente nada. Nuestro presidente reelecto, parece que todavía está en campaña inaugurando escuelitas, retretes y aulas, sin que le importe en lo más mínimo, no solo que nos están matando nuestras mujeres, sino el trauma que reviste para la sociedad cada golpe, cada abuso y cada insulto.

Los diputados, esos próceres, están más ocupados, en vez de legislar, en que les entreguen los aportes de los regalos de las madres que ya pasaron, sin pensar, ni por asomo o por un instante en sus estólidas cabezas, que su función no es hacer regalos a las madres, sino tratar de preservar, dentro de las atribuciones que el honor de ser legisladores les impone, la vida e integridad de estas mujeres, las cuales son siempre más trabajadoras, proveedoras, y estudiantes que los mismos hombres, a quienes se nos ha olvidado el camino del honor mediante el estudio y el trabajo.

El Ministerio de la Mujer no existe, la procuraduría tampoco, la fiscalía, menos, y sobre todo, la educación hace mucho que voló por la ventana, cuando la soberbia y el engreimiento del triunfo entraron por la puerta. Están tan relamidos en su botín, que se olvidan del pueblo, y dentro del pueblo, de las mujeres que son y serán siempre la sal de la vida, y las madres de todos.

Cada vez que se entrega una cita a una mujer abusada, para que sea ella quien la entregue al abusador, se fragua una nueva tumba. Cada vez que se emite una orden de protección sin fundamento, y sin que este acompañada de la fuerza real del Estado, para que, aquel contra quien se emita, sienta la coacción del real impedimento en caso de que violente dicha orden, se abre un hueco de la próxima cripta. Cada vez que una mujer abusada es violentada aun mas al momento de interponer la denuncia, ante personas que nada les importa, y que no tienen la mas mínima idea de la tragedia que se viene, se saca una pala de arena adicional al hoyo donde va el ataúd.

Nos preguntamos que hacer en lo inmediato, y las autoridades se quedan sin respuestas, aquellos que todo lo saben, enmudecen y hacen añicos la razón en enjundiosos análisis que de nada sirven, sin embargo, lo hemos dicho en decenas de ocasiones. Los femenicidios en lo inmediato pueden detenerse con una real política del Estado que tienda a la preservación de la familia abusada y en la protección de la mujer que la dirige, independientemente de que la educación a largo plazo debe implementarse de manera específica, constante y dirigida.

Como la voz que clama en el desierto, volvemos a proponer las siguientes medidas:

1.- Todas las autoridades militares y policiales, deben ser instruidas para intervenir en caso de tener conocimiento de que contra una mujer se está cometiendo un abuso de género.

2.- Todos los destacamentos policiales deben tener un personal hábil para recibir todos los días y a cualquier hora denuncias de este tipo.

3.- Una vez realizada una denuncia por violencia de género, deben activarse las medidas que tiendan a preservar a la mujer denunciante.

4.- Deben abrirse en cada sector o grupo de sectores, casas de acogida, donde la mujer abusada y sus hijos puedan permanecer con abrigo, comida y ayuda sicológica, hasta tanto sea emitida una medida de coerción contra el agresor, quien también debe ser tratado sicológicamente.

5.- Las autoridades del 911 en coordinación con la Policía Nacional, pueden acudir al rescate de estas familias.

Rápidamente estas ideas pueden ser implementadas.

Sabemos que los pesimistas nos dirán que para esto se requieren fondos y coordinación, yo establezco que solo se requiere voluntad. El dinero puede salir, de los siguientes lugares:

1.- Quitar el cofrecito y barrilito a los legisladores.

2.- No gastar más de 1,500 millones de pesos, botados en cajas navideñas que lo que sirven es para que dos o tres se hagan mas ricos.

3.-Eliminar el Ministerio de la Mujer, y de la Juventud, que no hacen absolutamente nada, o fusionarlos para que solo sea el Ministerio de la Familia.

4.- Prohibir por doce (12) meses toda publicidad del Estado o instituciones autónomas del mismo y utilizar estos recursos en la construcción de las casas de acogida.

Sigo soñando.