La excesiva privatización y mercantilización del ejercicio de la medicina, auspiciada por el propio Estado, explica la posposición de la estrategia de atención primaria y del primer nivel de atención como puerta de entrada a la red nacional de salud, contraviniendo un mandato claro de la Ley 87-01, que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS).
Este inexcusable retardo de 12 años obliga a todos los dominicanos, pobres y acomodados, a seguir acudiendo a los grandes centros médicos privados para consultar a un “especialista” ante cualquier pequeña dolencia, lo que ha provocado el progresivo congestionamiento de dichos centros y la extensión del tiempo de espera.
La medicina privada ha sido la mayor beneficiaria del Seguro Familiar de salud (SFS) del Régimen Contributivo. A pesar de su costo creciente, no hemos logrado elevar los principales indicadores sanitarios, debido a la preservación de un modelo de atención curativo, costoso y excluyente, propio de la época del IDSS y de las igualas médicas y de los seguros de salud.
El lucro excesivo que asegura este estado de cosas, explica por qué sus beneficiarios directos e indirectos, se resisten a cualquier cambio a favor de la población. El costo de los servicios crece más que proporcionalmente, agravado por un copago arbitrario e ilegal que aumenta el gasto de bolsillo, generando más incertidumbres en las familias de escasos recursos.
La medicina privada se ha convertido en un negocio muy lucrativo en nuestro país. Mientras más deficientes e inestables son los servicios públicos, más obligadas están las familias a hacer el sacrificio que sea necesario, para acudir a un centro de salud privado que les ofrezca una atención oportuna, a cualquier hora del día y de la noche.
El costo de una consulta en atención primaria ronda alrededor de la tercera parte del mismo servicio prestado en los grandes centros clínicos. En adición, los afiliados no tendrían que pagar ningún copago por la consulta, ni tampoco por los análisis y los medicamentos que corresponden al primer nivel de atención. Además, reduce el costo y el tiempo transporte ya el afiliado podrá elegir al centro más cercano, como ocurre con los bancos.
Argumentos infundados para confundir
Ante el creciente apoyo, el sector médico mercantil propone que la atención primaria se establezca sólo en el Régimen Subsidiado. La única razón de tal condescendencia es porque esa oferta no afecta a sus negocios privados, ya que a los centros públicos sólo asiste la población de menores ingresos y en el Subsidiado no se pagan copagos.
Obviamente, se trata de otro alegato para confundir. La atención primaria representa la columna vertebral del único Plan Básico de Salud que establece la Ley 87-01, por lo que su aplicación es universal y obligatoria para todos. Esa distorsión sería inconstitucional, ya que la Carta Magna condena claramente cualquier tipo de discriminación y exclusión social.
Ahora se alega, sin ofrecer la menor prueba ni evidencia, que las ARS “controlarán la atención primaria para reducir la hospitalización por cirugías”. Un argumento absurdo, porque las ARS nunca controlarán la atención primaria porque está prohibido por la Ley, ni tampoco podrán reducir las cirugías, salvo que se refieran a aquellas que son innecesarias.
El tema de la atención primaria y del primer nivel de atención continuará debatiéndose porque crece su apoyo, y también su resistencia, aunque cada vez con argumentos más débiles e inconsistentes. Sería una pena que el presidente Medina concluya su gestión de ocho años sin aplicar la atención primaria y sin afiliar a los trabajadores por cuenta propia.