Retomando hoy nuestra serie, abordaremos brevemente otro de los principios generadores del urbanismo bioclimático, que venimos viendo en las últimas semanas.

– Zonas verdes adecuadas a las necesidades de humedad y evaporación ambiental (en superficie, conexión y especie vegetales apropiadas).

Para iniciar con esta parte de las zonas verdes, plantaremos, nunca mejor dicho, la siguiente pregunta:

¿Por qué se emplea tanta energía y tanto esfuerzo en la nutrición de frágiles paisajes y jardines “artificialmente cultivados” en la ciudades, que normalmente tienen menos diversidad y vigor que las áreas espontaneas llenas “de malas hierbas”, de crecimientos natural  y nulo mantenimiento?

Esta pregunta, que se plantea en el libro Urbanismo Bioclimático (Higueras, 2018), manual que hemos venido utilizando para esta serie, y que se inspira (la pregunta) en la obra de Michael Hough, sería una línea argumental por ella misma, con respecto a las zonas verdes en nuestros espacios urbanos. Podríamos tomar este camino u justificar muchas cosas en una u otra dirección y no bastaría una sola serie de artículo para ello.

Hoy, solamente nos proponíamos esbozar los beneficios de las zonas verdes, pero dada la introducción elegida para el tema, podríamos también establecer algún criterio en esa dirección para ampliar el horizonte de esta entrega dominical.

Diríamos que en términos personales, y por nuestra propia vivencia a nivel de investigación del tema, nos gusta mucho más el modelo de dejar a la naturaleza libre, en espacios especialmente habilitados para tales fines;  es decir, libre pero controlada, a modo de reserva en la ciudad.

En ese sentido debemos reconocer que las experiencias del Parque Jardín Botánico  y del Parque Mirador Sur son dos buenos ejemplos de reservas verdes, respectivamente,  para la ciudad de Santo Domingo. Multiplicar estos ejemplos a escalas menores y con las condicionantes propias de cada entorno, sería una práctica cuando menos interesante y desde luego positiva para nuestras ciudades, urbanizaciones, vecindarios, calles.

Beneficios de las zonas verdes

Cualquiera en su sano juicio conoce o por lo menos se imagina y puede advertir, los beneficios de los espacios verdes urbanos.

La planificación de los mismos no debe ser una misión residual de los proyectistas de nuestras ciudades, y bien pensamos que no lo es, por lo menos para la grandes ciudades dominicanas. En cualquier caso, pasamos a relacionar algunos de estos beneficios,  tomados de nuestro manual de cabecera para esta serie, al que ya nos hemos referido.   

El espacio verde, entre otras cosas:

– Ornamenta la ciudad.

– Proporciona espacios recreativos y de contacto con la naturaleza, para los ciudadanos.

– Mejora las condiciones higrotérmicas del enclave urbano, creando un favorable microclima.

– Reduce de la contaminación, ya que la vegetación captura partículas nocivas y filtra la el aire.

– Modifica la velocidad del viento según las necesidades de la zona. Frena o canaliza según sea el caso.

– Amortigua la contaminación acústica

– Fomenta la fauna en un entorno urbano para equilibrar nuestro ecosistema circundante

Continuaremos la próxima semana….