“…Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas…tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos…me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden…” Lucas de Antioquía (o de Filipo o de Macedonia)
Quien escribe es un diletante del urbanismo; la especialidad de un servidor no es propiamente esta vasta disciplina sino más bien la eficiencia energética aplicada a la arquitectura y/o la arquitectura bioclimática, aunque unos y otros especialistas, ciertamente, colindamos en objetivos y campos de estudio. También se da el hecho de que otra de nuestras pasiones es la de provocar el debate y además sacar algún beneficio intelectual de ello, interesándonos con seriedad en estos temas.
En este sentido nos planteamos como debate personal, y lo compartimos con los lectores, la validez de los planteamientos hechos por una escuela de pensamiento urbano(si cabe el término), que enfoca el ejercicio y/o la aplicación del urbanismo como una cuestión holística. Esto se refiere a abordar el tema como un todo, es decir, medioambiente natural y social, planeamiento urbano y arquitectura como una secuencia ordenada de pasos. Cualquier proyectista, con actitud objetiva, compartiría esta idea. Nosotros así lo hacemos.
Comenzando por lo obvio y rescatamos el concepto deque a cada lugar se le debe proponer una actuación/planificación propia.La propuesta es de la Dra. Higueras, autora del libro Urbanismo Bioclimático (Higueras, E. 2018. Urbanismo Bioclimático. Barcelona, España: Ed. GG), que es algo más que un libro para asegurar ventas cual bestseller.
¿Obvio, no?
Este concepto del párrafo anterior nos parece muy evidente, pero los hechos consumados (puesto que sería mucho decir los hechos planificados) nos demuestran muchas veces lo contrario, e importamos soluciones (los políticos y los planificadores)estandarizadas, que no se corresponden con la realidad del lugar ni de su gente.
Un amigo arquitecto, nos comentaba una vez que el arquitecto que se dedica al urbanismo debe tener una marcada vocación a la teoría alejada de las realizaciones o cuando menos tener mucha paciencia. Si tomamos como punto de partida que una edificación mediana – del tipo de las que nos llegan a los arquitectos de la base- puede tardar entre 6 meses y un año, para su redacción como proyecto y su ejecución como obra, y comparamos este plazo con los años y años – y más años – que puede tardar en aprobarse un plan general de ordenación urbana cualquiera, tendremos que conceder algo de razón a nuestro amigo.
Y es este tiempo tan largo, en el que ocurren muchas cosas (cambios de gobiernos y/o de administraciones municipales, aprobaciones de leyes y normativas en paralelo, etc. y etc.) lo que “atrabanca”, entre otros factores,el desarrollo de políticas coherentes, continuadas, consensuadas…
El urbanismo bioclimático
Esta práctica de planeamiento para los asentamientos humanos, con apellido elegante para darle más carácter, se basa en el concepto de Higueras, quien lo amplia en esta dirección:
“El urbanismo bioclimático tiene como objetivo la reducción al máximo de los impactos negativos que ejerce la urbanización sobre el medio.”
“El urbanismo bioclimático debe adecuar los trazados urbanos a las condiciones singulares del clima y el territorio, entendiendo que cada situación geográfica debe generar un urbanismo característico y diferenciado con respecto a otros lugares.”
Continuaremos la semana que viene con la siguiente parte de estos planteamientos y el análisis de los mismos desde nuestra particular perspectiva…Os invitamos a comentar e ir debatiendo.
esta vasta disciplina sino más bien la eficiencia energética aplicada a la arquitectura y/o la arquitectura bioclimática, aunque unos y otros especialistas, ciertamente, colindamos en objetivos y campos de estudio. También se da el hecho de que otra de nuestras pasiones es la de provocar el debate y además sacar algún beneficio intelectual de ello, interesándonos con seriedad en estos temas.
En este sentido nos planteamos como debate personal, y lo compartimos con los lectores, la validez de los planteamientos hechos por una escuela de pensamiento urbano (si cabe el término), que enfoca el ejercicio y/o la aplicación del urbanismo como una cuestión holística. Esto se refiere a abordar el tema como un todo, es decir, medioambiente natural y social, planeamiento urbano y arquitectura como una secuencia ordenada de pasos. Cualquier proyectista, con actitud objetiva, compartiría esta idea. Nosotros así lo hacemos.
Comenzando por lo obvio y rescatamos el concepto de que a cada lugar se le debe proponer una actuación/planificación propia. La propuesta es de la Dra. Higueras, autora del libro Urbanismo Bioclimático (Higueras, E. 2018. Urbanismo Bioclimático. Barcelona, España: Ed. GG), que es algo más que un libro para asegurar ventas cual bestseller.
¿Obvio, no?
Este concepto del párrafo anterior nos parece muy evidente, pero los hechos consumados (puesto que sería mucho decir los hechos planificados) nos demuestran muchas veces lo contrario, e importamos soluciones (los políticos y los planificadores) estandarizadas, que no se corresponden con la realidad del lugar ni de su gente.
Un amigo arquitecto, nos comentaba una vez que el arquitecto que se dedica al urbanismo debe tener una marcada vocación a la teoría alejada de las realizaciones o cuando menos tener mucha paciencia. Si tomamos como punto de partida que una edificación mediana – del tipo de las que nos llegan a los arquitectos de la base- puede tardar entre 6 meses y un año, para su redacción como proyecto y su ejecución como obra, y comparamos este plazo con los años y años – y más años – que puede tardar en aprobarse un plan general de ordenación urbana cualquiera, tendremos que conceder algo de razón a nuestro amigo.
Y es este tiempo tan largo, en el que ocurren muchas cosas (cambios de gobiernos y/o de administraciones municipales, aprobaciones de leyes y normativas en paralelo, etc. y etc.) lo que “atrabanca”, entre otros factores, el desarrollo de políticas coherentes, continuadas, consensuadas…
El urbanismo bioclimático
Esta práctica de planeamiento para los asentamientos humanos, con apellido elegante para darle más carácter, se basa en el concepto de Higueras, quien lo amplia en esta dirección:
“El urbanismo bioclimático tiene como objetivo la reducción al máximo de los impactos negativos que ejerce la urbanización sobre el medio.”
“El urbanismo bioclimático debe adecuar los trazados urbanos a las condiciones singulares del clima y el territorio, entendiendo que cada situación geográfica debe generar un urbanismo característico y diferenciado con respecto a otros lugares.”
Continuaremos la semana que viene con la siguiente parte de estos planteamientos y el análisis de los mismos desde nuestra particular perspectiva…Os invitamos a comentar e ir debatiendo.