Cuando era niña recuerdo que para mi era normal que mis padres no supieran leer y mis hermanos y yo si.

Mi madre solía pedirme que leyera para ella los las cartas que recibia de sus familiares residentes en otros lugares, los "quince minutos a Jesús Sacramentado" y pasajes de la Biblia. Para mi a pesar de que era una obligación era un placer leer y tener publico que escuchara.

Un dia pasado el tiempo mi madre dijo que quería aprender a leer, y ni corta ni perezosa se inscribió en las "Escuelas Radiofónicas Santa Maria".

Viviendo como vivíamos en una casita solitaria en medio de una inmensa llanura y sin energía eléctrica para ver tv, ni vecinos para conversar, la Escuela radial se convirtió para toda la familia en la diversión nocturna por excelencia. y con ella aprendíamos todos incluso mi padre quien tampoco sabia leer. Rápidamente asumí el papel de profesora de mi propia madre y al transcurrir la vida siempre alce con orgullo el triunfo que para mi significo intentar alfabetizarla aunque no lo lograra del todo pues ella se convenció de que a sus 46 años le resultaba imposible aprender a unir las letras a pesar de que las conocía todas.

Luego siempre motivada por mi madre instale en nuestra sala una escuelita en donde enseñaba a leer a mis hermanos menores y amiguitos que vivían no tan cerca pero que cada tarde iban a nuestra casa en busca de un poco de ese manjar sabroso que era el aprendizaje.

Hoy día, cada vez que preocupada pienso en una forma de que pueda acabarse con el analfabetismo en mi país no puedo dejar de pensar en la universidad del estado.

Pienso en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) , en los créditos súper baratos con que estudian los jóvenes y algunos ya no tan jóvenes que allí se hacen profesionales sin que nadie luego les pida devolver algo de lo mucho que reciben.

Pienso en la UASD y me pregunto si no seria factible exigir a cada estudiante que se matricule en esa casa de altos estudios, que entre sus obligaciones este el alfabetizar una persona.  Así cada vez que se realice una graduación de profesionales  simultáneamente estaríamos celebrando una graduación de   "ya se leer"  y no precisamente de niñ@s.

En instituciones privadas de Republica Dominicana y de otros países, cuando los meritos del estudiante lo facultan son concedidas becas para estudiar, pero una vez graduad@s l@s estudiantes deben rendir a esas instituciones el pago por lo acreditado o en algunos casos determinado numero de horas de servicio en retribución a la inversión hecha por la universidad.

Es sabido que mantener un índice alto es obligación del estudiante para poder gozar de dicho privilegio, sin embargo en nuestra universidad publica el índice académico no es óbice para que alguien pueda estudiar y seguir estudiando cuantos años desee hasta graduarse.

Está visto que para nuestros dirigentes no es prioridad la educación del pueblo y no lo es talvez porque un pueblo ignorante es un pueblo dirigible incluso en dirección contraria a sus propios intereses.

Quizás la UASD pueda ayudar, quizás la Secretaria de Educación también pueda exigiendo lo propio a los estudiantes de bachillerato, o por medio de programas de television. Pero quizás y sin quizás nosotros también podamos, pues todos tenemos cerca a un empleado, un vecino, o un amigo que aunque usted no lo crea NO SABE LEER.

Cuba, Venezuela, Bolivia y otros paises similares al nuestro han alzado ya su bandera de país libre de analfabetismo y nosotros también podemos si queremos empuñar un día esa hermosa bandera.

Es hora que asumamos nuestra parte de responsabilidad en el asunto y entendamos que lo que recibimos de la forma que haya sido no es algo para llevarnos a la tumba, que debemos compartir lo que hemos aprendido gracias a un esfuerzo de otr@. No hacerlo es una gran injusticia pues como dijo José Martí: "Todo hombre tiene derecho a educarse, y en pago contribuir a la educación de los demás"