-Tía, estoy feliz

-¿Por qué?

-¡Mañana voy a tener clases y voy a ver mis amiguitos/as por Zoom!

Esta conversación me hizo pensar en cinco factores que involucran la importancia de la educación. El primero es que más allá de ser un lugar donde se promuevan los aprendizajes, la escuela es un espacio para que los y las estudiantes desarrollen relaciones y habilidades interpersonales. Si bien estas actitudes también se aprenden desde la casa, en el centro escolar, se pueden potenciar. Por ende, los y las docentes deben promover habilidades sociales. Como por ejemplo, promover la colaboración a través de la interacción entre pares incentivando actitudes tales como la empatía, regulación de las emociones, resolver conflictos, aceptar perspectivas del otro, entre otras. Una sala de clases donde el docente además de promover enseñanza efectiva, promueva amistades las cuales los niños/as extrañen en tiempo de cuarentena, de seguro que tendrá en ella personas capaces para desarrollarse en el mundo que vivirán luego de terminar con sus estudios.

Segundo, pensé en las habilidades de liderazgo que deben tener los directivos del centro para en medio de una crisis, adaptarse a las nuevas condiciones. El año escolar conlleva una planificación que se toma muchos recursos de personal humano, recursos didácticos, pedagógicos, monetarios y sobretodo, tiempo. Gracias a la planificación se logran (o se deberían lograr) los objetivos de aprendizaje de cada grado y cada materia. Cada vez es más frecuente que los docentes utilicen tecnologías de la información y recursos tecnológicos. Pero, esto no es usual para los diferentes centros educativos por las restricciones que enfrentan, especialmente aquellos que son públicos. Sin embargo, los buenos líderes trabajan con lo que pueden y con lo que tienen a la mano y vuelven a planificar si es necesario hacerlo. Por esto, logran que a pesar de estar en medio de una crisis mundial, los estudiantes puedan al menos tener la oportunidad de acceder a espacios virtuales de aprendizaje.

Tercero, reflexioné en cómo las tecnologías de la información, pueden complementar el aprendizaje y las prácticas pedagógicas de los docentes. Existen múltiples herramientas a las cuáles se pueden acceder para que el hecho de no estar físicamente en una sala de clases, represente una barrera para el aprendizaje. Por ejemplo, está Zoom (hangouts, teams, Skype igualdad sin preferencias), las cuáles ha tenido un boom en los últimos meses donde las personas teletrabajan, se educan a distancia y hasta tienen citas médicas. Otra herramienta que tiene que ver con rutas de aprendizajes es IQ en República Dominicana, Khan Academy que es internacional, ALEKS en Latinoamérica, entre otras. El tema es que estas herramientas, deben contar con los recursos necesarios para su correcta implementación así como para la capacitación de los usuarios.

Cuarto, pensé en el rol de los padres, las madres y/o tutores en la experiencia de aprendizaje de sus hijos/as. Con los niños/as en la casa, han tenido también que recurrir a algunos hábitos que quizás antes no tenían. En el caso de los padres que son responsables, está por ejemplo, garantizar que los deberes escolares, se cumplan en la casa. Y más importante, entender que en estos tiempos duros, si bien el aprendizaje es vital y garantiza mejores oportunidades, también lo es velar por la salud mental y emocional de los estudiantes.

Finalmente, me hizo reiterar las brechas educativas existentes que necesitan urgentemente tener puentes en vez de obstáculos para que las distancias se  hagan más cortas. Existen niños/as, en su mayoría de centros privados, que tienen acceso a los recursos que involucra conectarse a una clase online: tablet o pc, internet, electricidad, espacio para concentrarse en la clase, padre/madre/tutor que dirija al niño/a para esto. Pero, existen muchos más niños y niñas, la mayoría perteneciente al sector educativo público, para los cuáles quedarse en casa es realmente una gran complicación, por no decir otra cosa. Y lamentablemente esta situación, aumenta la ya grande brecha de oportunidades y aprendizajes existente entre los distintos grupos socioeconómicos de República Dominicana.