A César Pérez y Fran B.E.
Quien pretenda que puede encontrar en una teoría, cualquiera que sea, las soluciones a la totalidad de los problemas que han surgido y que aflorarán en este siglo XXI, probablemente se le puede calificar de orate, sin que en ello haya ninguna exageración.
Ahora bien, en esta primera década del siglo, lo que parece claro para casi cualquier persona que no esté obnubilado, o sea un fanático impenitente, es que el pensamiento único que ha hegemonizado el pensamiento occidental desde la década de los ochenta, es decir, el neoconservadurismo neoliberal, no parece que pueda aportar mucho para afrontar el porvenir.
La prueba al canto es la explosión de la crisis iniciada en 2008 que ha producido el peor cataclismo financiero que se conoce en la historia del capitalismo desde la gran crisis de 1929. La desregularizaciones de la economía y de las finanzas, además de la sed de ganancias al vapor, extra rápidas, están en la base de esta crisis.
La misma tiene su elemento cultural principal en lo que podemos llamar 'el espíritu de la época´. Afán de lucro desmedido, separación absoluta entre los "negocios" y la deontología profesional, un consumismo sin límites, y un individualismo posesivo que no tiene reparos en externar que lo privado es más importante que lo público, y donde la solidaridad les suena a una palabra propia de estúpidos utópicos o de monjes que viven fuera de la realidad.
La teoría que durante buena parte del siglo XX ocupó el interés de parte de la intelectualidad y que gobernó sobre un tercio de la población mundial y que en los países democráticos llegó a reunir el voto de entre el 15% y el 47% de los ciudadanos de esas sociedades, una vez que se derrumbó el sistema soviético y de los países llamados sus satélites, condujo a que los que se reclaman de las ideas de Marx se hayan reducido tanto que parecen invisibles.
Marx se ha convertido en un hombre del pasado, para muchos, en una antigualla, con cuya teoría no vale perder el tiempo. En fin, para decirlo de manera casi brutal, Marx y sus ideas parece que se han depositado en el "basurero de la historia". Sin embargo, a veces, lo que no se ve es más importante que lo se presenta en todas las vitrinas de las diversas mercancías que ocupan la atención mediática y son objeto de todo tipo de marketing.
Aunque parezca paradójico o extraño es bueno difundir lo siguiente. En una encuesta radiofónica llevada a cabo por la BBC resultó que Marx fue considerado el filósofo más grande de todos los tiempos. No creo que esto sea del todo cierto, pero lo que yo crea no elimina el hecho de que la evaluación de la audiencia de esta famosa radio dio esa opinión. También es interesante saber que si se pone el nombre de Marx en el buscador de Google éste tiene una presencia intelectual mayor que el resto de los grandes pensadores, superado sólo por Darwin y por Einstein, y muy por encima que Adam Smith y de Freud.
Uno de los más grandes historiadores vivos es Eric Hobsbawn, que ha sido un militante o adscrito al comunismo durante buena parte de su vida y que nunca ha renegado de sus ideas marxistas (aunque de manera irónica ha dicho que él es un comunista "Tory"). Él, muy crítico con la utilización de Marx por el sistema comunista de la URSS, ha dicho, que el fin del marxismo oficial soviético "ha liberado a Marx de su identificación pública con el leninismo en la teoría y con el régimen leninista en la práctica".
Para Hobsbawn Marx es hoy, más que nunca, un pensador para el siglo XXI. Y su actualidad radica en que el mundo capitalista globalizado con la crisis actual recuerda en ciertos aspectos cruciales lo que anticipó Marx en su famoso Manifiesto. Y cita en su último libro que un personaje como el mismo George Soros abordó a Hobsbawn y le dijo: "¡Qué hombre! Descubrió 150 antes cosas sobre el capitalismo que debemos tener en cuenta".
También señala como nota del redescubrimiento de Marx por lo no marxistas que el mismo Financial Times publicó en 2008 un artículo titulado "El capitalismo en convulsión" donde reconocía que con la situación actual Marx había reentrado en escena.
Naturalmente, la reivindicación de Marx como un pensador que nos puede servir para analizar y buscar explicaciones a hechos del siglo XXI no significa que se deben recuperar esas distorsiones vulgares del "marxismo-leninismo" del siglo XX, ni creer que ha dicho todo sobre el capitalismo, y que lo que ha escrito sea una guía dogmática para orientar nuestros pasos. Eso sería un error.
Recuerdo que en la defensa de mi tesis doctoral expuse ante un tribunal que tenía que "oficialmente" guiarse por la ortodoxia imperante en los países del Este que no puede ser un científico social hoy quien crea que Marx lo ha dicho todo, pero tampoco puede serlo quien crea que Marx no tiene nada que decirnos, y que carezca de interés.
Lo repito en un ambiente generalizado dominado, en esta ocasión, por los que creen que Marx ya no tiene nada que aportar. Marx es una caja de Pandora donde se puede encontrar inspiración y aliento para lo que debe estar en primer lugar en la agenda política: saber que lo existe no nos sirve y tiene que ser transformado. Que otra sociedad no solo es posible sino que es también una imperiosa necesidad.