El valor más importante que todo ser humano posee es su existencia, desde su concepción hasta su muerte. Todo lo que le permite a una persona vivir, es decir, conservar su existencia, pasa a ser de fundamental importancia: alimentos, albergue, salud y seguridad física. En el sistema de clases sociales quienes no son dueños de medios de producción se ven obligados a trabajar para quienes son dueños de los mismos, buscando obtener los medios necesarios para preservar su existencia. Ese es el núcleo de violencia de todas las sociedades humanas que hemos conocido y que en el régimen capitalista ha pasado a ser el modelo dominante en la actualidad.

El capitalismo ha desarrollado formas de explotación tan extremas como las plantaciones esclavistas del Caribe en el siglo XVIII o la socialdemocracia en los países nórdicos al finalizar el siglo XX con sus altos niveles de consumo y bienestar social. Pero en todos los casos la plusvalía sigue siendo el mecanismo de explotación que genera acumulación de riquezas para una minoría y la disponibilidad de recursos para la sobrevivencia, pocos o muchos, para la inmensa mayoría. Incluso los llamados países socialistas encabezados por la Unión Soviética en su momento no eliminaron la plusvalía. Estos Estados la encauzaron para los propósitos políticos de sus nomenclaturas dirigentes. Hasta el momento la humanidad no ha conocido ningún modelo social donde la mayor parte de sus miembros no sea explotada para beneficio de las minorías que detentan la propiedad, en consecuencia el poder.

Engels, en el prólogo a la tercera edición alemana de la obra de Marx titulada El 18 Brumario de Luís Bonaparte, expresa el gran aporte de Marx cuando al estudiar las clases sociales señala que la historia no es otra cosa que el análisis de la lucha entre las clases sociales. “Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y que la existencia, y por tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez, por el grado de desarrollo de su situación económica, por el carácter y el modo de su producción y de su cambio, condicionado por ésta.” (Marx, 2003, p. 9)

Para Marx, según Engels, todas las luchas que estudiamos en la historia, de manera directa o indirecta, están relacionadas a las luchas entre clases sociales. Descubrir en la enorme variedad de conflictos, guerras, revoluciones, pobladas, y luchas de todo tipo, que se nos presentan a la hora de estudiar la historia de un país o el mundo, las huellas de los intereses enfrentados entre clases sociales, es una tarea de gran valor. Según Marx sería la única forma de entender la historia, la sociedad, la economía y la ideología. Por eso Juan Bosch (1909-2001) al redactar Composición Social Dominicana comienza diciendo: “¿En qué momento empezaron a formarse clases sociales en nuestro país?” (Bosch, 2009, v. X, p. 11) Ya que para él, luego de su profundo giro ideológico fruto de la invasión militar de Estados Unidos en el 1965 para impedir el triunfo del Movimiento Constitucionalista que le repondría en la presidencia, no era posible entender los conflictos vividos por nuestra sociedad a lo largo de su historia si no se analizaban las clases sociales existentes y sus intereses en conflicto.

Cuando estudiamos la política estamos investigando las formas en que el poder se expresa en el contexto de sociedades divididas en clases sociales en función de las relaciones que se establecen en torno a la propiedad de los medios de producción. Las ideas políticas son expresiones intelectuales que buscan explicar ese hecho, sea que lo devele en su naturaleza más íntima, o lo disfrace con fenómenos sociales, culturales, religiosos, naturales o de otra índole.

Dos ejemplos clásicos. Cuando Aristóteles afirma que la esclavitud es un hecho natural, está justificando un régimen de explotación que para el sector al cual pertenecía le era provechoso. (1252a 32-35) El estagirita no era capaz, desde su aguda inteligencia, reconocer la igualdad de todos los seres humanos, porque eso implicaba cuestionar la fuente de riqueza que sustentaba la clase social de la que era parte.

Por otra parte, cuando Pablo de Tarso, en su Carta a los Romanos, (Capítulo 13, versículos del 1 al 7) señala que toda autoridad política proviene de Dios, legitima la estructura de poder existente en su momento, y lo hace en función de evitar que las comunidades cristianas primitivas siguieran retando el poder imperial romano y generando grandes masacres entre los primeros creyentes. Si no le hubiesen hecho caso a Pablo y los primeros cristianos continuaran convencidos de su visión apocalíptica, seguramente se hubiesen extinguido. Ambos autores, con sus diferentes motivaciones, estaban postulando ideas políticas que no develaban la naturaleza última del poder social.

 

Referencias

Aristóteles. (1988). Política. Madrid: Editorial Gredos.

Bosch, Juan, (2009) Obras Completas. Volumen X. Santo Domingo: Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

Marx, Carlos, (2003) El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Madrid: Fundación Federico Engels