Ahora que la pista política se calienta con claras definiciones de los principales actores en el escenario de la carrera hacia la primera magistratura del Estado, se hace mas perentorio para esos actores y sus asesores y consultores de campaña, el dominio de las estrategias mercadológicas y las técnicas de comunicación publicitaria imprescindibles en este entorno de diversificación mediática que se vive en la actualidad.
La aparente solución al prolongado problema interno de indefinición sobre la candidatura presidencial alcanzada por el partido mayoritario de oposición, ha logrado despejar el panorama de incertidumbre que lo arropó por un buen tiempo, dándole un respiro a los dirigentes y miembros simpatizantes de esa importante parcela política, quienes podrán dedicar todo su tiempo al posicionamiento de su candidato de cara a las elecciones del 2012.
En la parcela del partido de gobierno, sin embargo, el panorama que en un momento pareció despejarse con la declaración hecha por el presidente de la república, declinando la oferta de reelección que le ofertó un amplio sector de sus seguidores, mediante el apoyo de un millonario respaldo de firmas obtenidas de la población en general, presenta un panorama distinto con la incursión de la primera dama en la contienda interna de ese partido.
El valor del uso de una estrategia mercadologicamente orientada para la promoción de una candidatura, la ofrece precisamente esa decisión que para algunos ha sido sorpresiva, al no dar el debido seguimiento al proyecto de esta candidata, cuyos estrategas han venido trabajando por largo tiempo un plan dirigido al segmento joven del país de 15 a 35 años, quienes conforman cerca de un 37 por ciento de la población, a los cuales en una legitima labor de conquista, proporciona becas de estudio, beneficios y ventajas de capacitación tecnológica, tanto en el plano nacional como internacional.
De forma paralela este paso estratégico es apoyado con el uso de los medios virtuales y las redes sociales de última generación asociados a este mismo grupo demográfico y el respaldo sutil del medio de mayor penetración a nivel popular, matizado con proyectos que apuntan en la misma dirección y que envuelven un subliminal compromiso de las personas adultas, que reciben indirectamente los beneficios otorgados a sus vástagos.
Independientemente de las negociaciones que puedan presentarse en el camino hacia la conquista final de la candidatura interna de ese partido, hay que reconocer que la estrategia seguida hasta ahora se ajusta a las nuevas tendencias y exigencias que norman el accionar del marketing político moderno.
Lo lamentable es que muchos, por no decir la mayoría de nuestros políticos y candidatos a posiciones electivas, continúan trillando los mismos senderos con estilos de campañas que trazaron sus viejos líderes, teniendo todavía como base de sus planes y estrategias de promoción política, las ya obsoletas manifestaciones multitudinarias, que han probado ser inefectivas para alcanzar los objetivos de influenciar las decisiones de los segmentos jóvenes y de pensamiento centrista del mercado electoral del país.