Hace unas semanas, al hablar de la poesía de Lauristely Peña Solano, mencioné que podía identificar en esta escritura un “gesto sereno” y como no expliqué esta teoría, me remití a las composiciones de poetas boricuas como Karen Sevilla o Margarita Pintado Burgos. ¿Qué es el

Margarita Pintado

gesto sereno? No es ninguna calificación poética, es más una forma de mirar. Me lo explicó una vez Bruno Soreno, en un autobús de San Juan a Río Piedras. Jugamos mucho con el concepto sereno, con su apellido. Entonces yo le recité unos versos de Efraín Huerta, “Porque tienes luz y belleza en el sereno estanque de tu rostro, así el negro laurel es tu corona y es mi fatiga y es la sangre del insomnio”. Él se enterneció un poco y recuerdo como hoy su cuerpo aterido, cerca del mío en el vaivén de la guagua. Ahí me dejó saber qué era para él la serenidad en la poesía (el trazo de un arquitecto, la agresividad de una pincelada, la onomatopeya en Palés Matos o Angelamaría Dávila…) y que yo podía encontrarla en la poesía de Margarita Pintado, que ha sabido decir “Sé que soy dueña de unas pocas cosas. Sé que poseo más de lo que me posee. Pero es que estoy, a veces tan pequeña, tan ilusamente indefensa”.

Leer la poesía de Margarita Pintado Burgos (Puerto Rico, 1981) es el murmullo certero antes del huracán; no es el lamento entre los escombros sino la parábola de la fuerza y la resistencia que podemos armar desde la visión desoladora de ser hija de un limbo estructural, político y social en medio del Caribe. Insisto en que incluso al hablar de la pérdida y la derrota, la tentación es de dejarse acurrucar por sus palabras. La poeta dice “Soy dueña de algunas cosas. Hay unos libros que ya no leo. Hay unas libretas en las que ya no escribo. Me cuesta decir ‘tengo’. Ayer vi mi reflejo en los cristales. Te ha pasado verte en el reflejo de un cristal inesperado. Te ha pasado, no reconocer tu perfil en algún reflejo, en alguna superficie, en algún charquito de agua. Envejezco, está claro”.

Aquí está de nuevo, serenísima, la metáfora que dice a cada verso “amo”, “siento”, “soy”, fundando así un discurso lírico que enamora al que lee e invita a vivir la imaginación no como un sueño entre comillas sino como una posibilidad. O como dice Godard en Notremusique, “lo posible de lo imposible”.

Margarita Pintado Burgos ha publicado Ficción de venado y Una muchacha que se parece a mí, galardonado con el Premio de Poesía del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Pueden ver una muestra de su escritura en:

http://www.revistapequena.com/margaritapintadoburgos