De manera explícita se hace esta recomendación: “manténganse firmes sin desmayar”; aunque hay flagelos recurrentes, cambios sociales repetidos, perturbaciones, desalientos y otros males que alientan el pesimismo y la inseguridad. Hay amparo para los alertados espiritualmente, porque la fe, la esperanza y el amor mantienen firmes a los de espíritus reforzados.
En lo que va del Siglo XX1, hay una cadena de flagelos, maledicencias, complicaciones en la definición de los géneros de los individuos, reyertas familiares, (principalmente transgresiones y asesinatos de mujeres), violaciones de los derechos humanos y muchos otros males que actualmente azotan las sociedades en todo el mundo. De manera patente estos hechos suceden con frecuencia en los países de América Latina y el Caribe. Estos pueblos se ven afectados por continuas luchas de facciones políticas, protestas organizadas por entidades cívicas, hermandades o gremios que organizan manifestaciones exigiendo equidad de beneficios laborales o compensaciones económicas o sociales o reclamando imparcialidad en la ejecución de justicia. Estas acciones llevadas a cabo a diversos niveles de los pueblos, en principio, causan inestabilidad, inseguridad, desasosiego y preocupaciones en la sociedad.
Los altercados que inquietan a los conglomerados en las sociedades en este período, parecen estar aumentando, sin embargo, se augura que estas convulsiones están ocurriendo de manera continua cesarán y se establecerán parámetros que darán frutos de equidad, beneficios sociales sostenidos y habrán acuerdos, paz y bienestar social.
Hay religiosos y creyentes cristianos que por falta de capacidad de razonamiento, debilidad de fe, fundamentalismo, enseñanzas equivocadas inculcadas por predicadores mediocres, vaticinadores que especulan y tratan de amedrentar a incautos o sensibles emocionalmente, inculcando metódicamente que el “fin del mundo” está cerca; sin embargo, sobre esto, lo más contundente, es lo que el mismo Jesús el Cristo dijo, según Mateo 24:35-36: “El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, NI EL HIJO, solamente lo sabe el Padre”. (La Biblia de estudios, DIOS HABLA HOY. Tercera edición). Estas palabras son suficientes para calmar la excitada y tormentosa inseguridad en que viven personas de debilidad emocional con equivocada expectativa y erróneo énfasis de que “el mundo se acaba pronto”. Todo aquel que tiene fe con firmeza en Jesús el Hijo de Dios y salvador de las almas, no tiene por que temer ni estar ansioso por el apocalíptico fin del mundo. Como se sabe: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera…” (Hebreos 11:1). El que está firme en la esperanza de la vida eterna y ama de veras a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo”, no tiene por que dudar, ni padecer, ni volverse trastornado por estar pensando permanentemente en que ”ya el fin del tiempo ha llegado”. Esto es así, porque: “Dios es amor… y mostró su amor hacia nosotros al enviar a su hijo único al mundo para que tengamos vida por él”. (1 Juan 4:9). Por tanto, pon y enraíza la fe en Jesús, amplía la esperanza y manténgala firme y ama de todo corazón a Dios. Pues, ”esta esperanza mantiene firme y segura nuestra alma, igual que el ancla mantiene firme el barco”. (Hebreos 6:19) .