Es indispensable escuchar a los sabios. Ellos aconsejan afrontar los problemas buscando causas y respuestas sencillas. Y si no se encuentran soluciones de esta manera, entonces, sólo entonces, debemos rebuscar complejidades. En otras palabras, que no recomiendan comenzar buscándole la quinta pata al gato. Si podemos dilucidar una cuestión citando a un vecino inteligente, no es necesario recurrir a Platón ni a Heidegger.
Las recientes declaraciones del ministro administrativo de la presidencia, afirmando que “el manipulado tema de la financiación de las campañas electorales del presidente Danilo Medina por parte de Odebrecht a través de Joao Santana, lo que se persigue es derribar al primer mandatario de la nación”. A paso seguido asegura que “pronto” se sabrá quiénes financiaron la campaña del presidente. Enfatizó que no lo hizo Odebrecht. Declaraciones complejas y misteriosas, nada simples. Incomprensibles.
Habla de violentar el estado democrático, y supongo que se refiere a un golpe de estado u otra violencia por el estilo. Un planteamiento retorcido, un enredo innecesario. A nadie se le puede ocurrir que pedir el cese de la impunidad, una justicia independiente, y el castigo a los desfalcadores del erario es un intento para derrocar un gobierno.
¿Qué lio es ése? ¿Qué estrategia perversa se traen entre manos? El movimiento verde esta ceñido a la legalidad, al mantenimiento y al saneamiento de esta democracia. No viola ninguna ley, ni ha pedido lo que sí se pide en cualquier país civilizado bajo circunstancias similares: la renuncia del presidente. Sólo pretenden que a él se le investigue como a cualquier otro ciudadano.
Aplique las enseñanzas de los iluminados, ministro, y simplifique sus declaraciones sobre “la madre de los escándalos”. Si ustedes saben quiénes y cómo se le pagó al estafador Joao Santana, dígalo. Es sencillo, bastan unos cuantos nombres, cifras y documentos y, “colorín colorado, ese cuento se ha acabado”. Puedo asegurarle que si lo hace, a partir de ese momento, usted pondría fin a las murmuraciones. De lo contrario, seguirá enredando la cabuya y aumentando las sospechas que recaen sobre la presidencia. No emborrone la cuartilla, clarifique.
Esas declaraciones complejas, y ese jugar a “tengo un pollito y no te lo doy”, tienen sabor a mentira y a desesperación, a ganar tiempo buscando escapes. Tanto aguantar “la verdad” y gritar que viene el lobo no puede ser otra cosa que un truco.
Deben entender que mientras siga el oscurantismo seguirá creciendo el descrédito. Si fueran otros, diría que no entienden lo que está pasando. Pero siendo de palacio y del PLD, sé que entienden y planifican todo. De ahí, que esas declaraciones pudieran ser una trampa; una de esas estrategias especialidad de la casa. Y del bandido de Joao Santana también.
¿Por qué no puede decir el ministro, de una vez por todas, quién pagó la campaña, y reconocer, como lo hicieron hace un tiempo, que las marchas verdes son un legítimo derecho de la ciudadanía ante tanto desfalco y ladrones sueltos? Nada más. Mire usted lo fácil que es hablar claro y sencillo.