Para recordar el 2 de enero del 1931, fecha de nacimiento del Dr. Manuel Aurelio Tavárez Justo – Manolo- abogado, líder de la Agrupación Política 14 de Junio – 1J4 – quiero refrescar la que considero una de mis entrañables estampas.
Aquella noche, hoy tan lejana, nos encontrábamos en Santiago de los Caballeros, en el local del 1J4, donde se dictaría una interesante conferencia. Al lado de Quisqueya, mi madre, toda oídos, allí estaba yo.
La conferencia en cuestión, trataría sobre nuestras riquezas de los productos del campo, sus exportaciones y la diversidad como los recibimos, una vez procesados en países extranjeros, además de sus muy elevados costos.
Entre otros, recuerdo la venta del cacao y ¡a la vuelta de la esquina! convertido en ricas barras, comprábamos chocolates- que aún consumimos- y demás golosinas en las que el chocolate ha sido el rey de nuestros paladares. Resultaba agradable paladearlo en el cine, a la vez de disfrutar de una buena película.
Terminó la interesante disertación y jamás olvidé aquel hilo impertinente, que asomaba debajo de la manga izquierda de la camisa amarilla que Manolo llevaba puesta. Él Movía los brazos y también lo hacía el hilo que se escapó de una indiscreta puntada. Mirando los movimientos incontrolables de aquella hilacha, los nervios me consumían. Sin pensarlo mucho, le comenté a mi mamá y ante nuestro cuchicheo, dirigiéndose a ella, él preguntó: "Qué pasa?". Ella, tranquilamente, a su amigo de horas "Victorianas" -alguna vez se vieron en "La Victoria" y en otras circunstancias que no vienen al caso comentar- le respondió: "Gian -se refería a mi- me dice que tienes un hilo suelto en la parte baja de la manga izquierda".
Sonriendo, levantó su brazo, y muy tranquilo me pidió: "por favor, quítamelo". Oh, Dios del Cielo, ¿cómo haría tal cosa, a Manolo, a mi líder admirado y respetado?!
Ante mi inesperada reacción – me quedé inmóvil- a Manolo, ¡cómo quitarle el necio hilo de la manga de su camisa, lo consideraría una acción irrespetuosa, ni loca!- mi mamá se le acercó, le subió el brazo, con sus dedos cortó el hilo, y listo. Mientras yo estaba estupefacta, Manolo me miró, sonrió, y agradeciendo el gesto de ella, le escuché decir "Gracias". Ella tan tranquila y yo que me moría de vergüenza.
Con el corto diálogo sostenido entre Manuel Aurelio Tavárez Justo – Manolo ??- y mi mamá, así viví esa experiencia, la que dejó hermosas pinceladas en mi corazón.
Quisqueya, Manolo; Manolo, Quisqueya, jamás olvidarles!!!