En mis primeros días como cadete de la Policía Nacional dominicana, los cuales iniciaron un martes 13 de diciembre del año 1982, en Hatillo San Cristóbal, escribí algunos preceptos que se convirtieron en mi doctrina de vida y mi fortaleza frente a los abusos y maltratos que se engendraban en la Academia Policial, como parte del entrenamiento establecido para ese entonces. En esta ocasión y luego de 31 años de concluir estas reflexiones me siento comprometido en compartir con mis lectores este pedacito de mi ser, como una inspiración para creer en si mismos y en Dios:

Normas o mandamientos guías que debo tener en cuenta antes de tomar o realizar cualquier actuación o decisión durante toda mi vida.

No apartar de mi mente, ni mi alma la presencia de mi Dios y único señor ni un solo instante.

No permitir que nada, ni nadie me influya para actuaciones que no sean del agrado de mi Dios y único señor.

Sobre todas las cosas debo controlar mis sentimientos y emociones tales como orgullo, ira, celos, enojo, desespero, presiones, impulsos de violencia innecesarios y mentiras.

Debo desechar todo lo que me lleve a cometer errores o pecado.

Todos los días al despertar leer una cita de la Biblia.

No rechazar ninguna oportunidad de hacer el bien; puesto que es lo que más me acerca a mi Dios y único señor.

No debo gastar el dinero en cosas innecesarias; debo ahorrar , sin que esto me haga avaro o egoísta.

En cuanto sea posible debo mantener buenas relaciones con todas las personas.

Debo cuidarme, mantenerme alerta y no confiarme de las personas con malicias e hipócritas de dos caras.

Mi meta es ser un privilegiado entre los hombres ante los ojos de mi Dios y único señor.

Debo tener mi familia siempre presente y velar por ellos cuando me necesiten.

La avaricia por el dinero esta ligada a la mente y el corazón de los hombres; sin importarles pecados ni violaciones a la constitución y las leyes, más si aplicamos la vara (macana) de la corrección, les alejará de ello.

Debo mantener mi personalidad recta, justa y firme ante las adversidades, en los momentos que me sienta desconcertado, depresivo, fatigado, perdido, o desesperanzado; debo sobreponerme, mirar hacia arriba, pensar en ti mi Dios y único señor, leer tus palabras y seguir adelante sobre todas las cosas.

Criare mis ovejas para el día de mi triunfo, y no olvidar que debo evaluarlas.

Todas las ideas importantes que lleguen a mi mente debo escribirlas, no importa la hora, ni el lugar y el medio.

Tratar de que mis opiniones  y criticas aún no sean del agrado de los demás, que no le causen daño a nadie.

Debo ser solidario, fiel y leal a mis amigos.

Ni los avances de la humanidad ni las nuevas tecnologías que conectan y convierten en mundo y otras partes de nuestro universo en una aldea han podido opacar la sublimidad y poder de influencia o liderazgo de nuestro Jesucristo, a quien conocemos como el hijo de Dios y su enviado para darnos a conocer la existencia de un único Dios y redimir a la humanidad por sus pecados. Así lo demuestra el reciente estudio de la internet que nos informa el diario británico 'The Independent':

"Pasados 2.000 años de su muerte, Jesús es un éxito histórico increíble. Jesucristo ha sido elegido la figura más importante y de superior hazaña de la historia de la humanidad, evaluado por un nuevo sistema de clasificación basado en internet y desarrollado por dos investigadores estadounidenses de la informática, Steven Skiena y Charles Ward. Para analizar el impacto que un personaje ha tenido con el tiempo en la opinión general, se midieron más de un millar de figuras históricas y personas prominentes

"Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo. Para ser libres no sólo debemos deshacernos de las cadenas, sino vivir de una manera que respete y potencie la libertad de los demás". Nelson Mandela