Querida Ley:

El próximo domingo es el cumpleaños de Inocencio, tu ahijado.  ¡Qué alegría es para la familia contar con tu asistencia a la fiesta!   El niño espera que tú vengas con tus hijos… además quiero que sepas que en nuestra familia todos estamos locos por volver a verte. Yo mismo quisiera ver nuevamente a tus proles, quizá tienen cara de adultos; y yo temo a que si me tropiezo con ellos en la calle no pueda reconocerlos. 

Por favor, no dejes de mandarlos, tampoco te quedes.  Por supuesto que sí, que tengo mucha curiosidad de saber si ellos tienen algún parecido a ti; ojalá que sí que se parezcan a ti que eres recta, insobornable y disciplinada, y no que se parezcan al charlatán de tu marido [don Jueso].  Oye, si don Jueso estás cerca de ti dale mis precarias salutaciones; si él no está ni siquiera le digas que te escribe estas notas. 

Ley amiga mía, perdóname que me ría.   Aún recuerdo, y me duele el cuero de la barriga de tanto reír de lo ocurrido en aquel día cuando nació Inocencio en el hospital público de las Tablitas nombrado: ¨Los Niños y Niñas tienen Derechos a la Protección¨  (hace de eso un poco más de once años). Tú saliste del hospital  despavorida en tu carro Mercedes Benz como si hubiera visto un fantasma y, te persiguiera.  Me quedé asombrado: «No fue una llamada telefónica porque no te vi tomar el celular, tampoco escuché ningún timbre al respecto.  Nunca supe en realidad que fue lo que te pasó o te molestó o que poder extraño en el estado te habría llamado» […]

A pesar de todo me rio aún más de tu ingenuidad.  Ese día tú y Fe, mi esposa, se pelearon por el nombre que se le iba a poner a mi hijo.  Fe gritaba que se llamaría ¨Inocencio¨, según ella porque la cara del niño era parecida a la de un ángel; y tú quería que se nombrara ¨Protegido¨.  Solo dizque porque tu habías leído un libro de constitución titulado: «Kimba y la selva» el cual decía un dicho que si al recién nacido se le ponía el nombre de ¨Protegido¨ quedaría resguardo de la discriminación, de la desigualdad social y económica; del abuso infantil y de la discapacidad.  Ese nombre le aseguraría vivir en familia con espacios privilegiados y de desarrollo;  y sobre todo le garantizaría tener una vida libre de violencias.

[…]No solo tengo esto, también hay más cosas que contarte.  Invita a tu primo (el sr. Fiscal) con sus hijos… dile que será una buena y divertidísima fiesta de cumpleaños; tendremos payasos que nos harán reír mucho a todos.   

Besos, mi vida

Vulnerado