El discurso de “rendición de cuentas” se espera como ninguno antes se había esperado. Pero lo curioso es que nadie quiere que le rindan “cuentas”, porque sólo quieren saber de una cuenta: la de Odebretch. El país bostezará mientras el presidente hable de macroeconomía, la bonanza del turismo, la pasmada reforma educativa, el crecimiento de pequeñas empresas, y cosas por el estilo. Es que hasta sus colaboradores, y el comité central, lo único que esperan – con mucho Valium adentro – son sus decisiones sobre la mafia dominico-brasileña.
Los dominicanos han colocado a Danilo Medina en una posición algo humillante: estará frente al país como cancionera de burlesco, donde la audiencia es indiferente a las canciones, porque fue al show para verle las pantaletas, a fisgonear recovecos de su anatomía. Comprendo que pueda ir al congreso molesto, conociendo que al público sólo le interesan sus intimidades.
El 27, nadie quiere enterarse de las glorias presidenciales. Deseamos que desde el congreso aclare, actúe, y meta en la cárcel a los que andan sueltos. ¿Estará nuestro gobernante en condiciones de hacerlo? ¿Podrá apartarse de este caso quedándose limpio y airoso?
Mantener el poder conlleva tomar decisiones drásticas, desalmadas, ser capaz de llevarse de encuentro a cualquiera. En situaciones extremas, cuando el “autokrator” se siente amenazado, tienen que rodar cabezas. Nadie está a salvo. Es la hora del sacrificio, de las víctimas expiatorias, y de las grandes mentiras. La patada y la escapada.
Fresca en la memoria está la voz estridente de Joaquín Balaguer desbarrando sobre algunos de sus ministros, aplastándolos como a cucarachas, haciéndoles cargar las culpas de sus propios errores. Y ahí está el martirio de Félix Bautista, aguantando solito al enemigo para que el comandante pueda escaparse. ¿A quién se llevará de encuentro el presidente? ¿Cuáles colaboradores terminarán ahogados para que el jefe siga nadando?
Nuestro presidente es capaz de cualquier cosa, y hasta ahora manda y dispone como le viene en ganas. No le tiembla el pulso. Sin embargo, en esta ocasión, la de Odebretch, no tiene el control absoluto de la situación. (Es difícil no caerse cuando se camina entre ráfagas al borde de un precipicio.) Nunca pudo imaginarse que estaría acorralado. ¿Cuál será la estrategia que utilizará mañana para brincarse este criminal embrollo?
El lunes tiene expectativa de thriller. El PLD se come las uñas confiado en la capacidad de maniobra de su líder, espera salir ileso y seguir disfrutando sus riquezas. Imagina pocos presos, un largo proceso, y cómodas condenas. La sangre llegará al río, pero en gotitas. En general, ellos suponen que esta noche podrán dormir tranquilos.
Del otro lado, existe una mayoría que creemos que el asunto es demasiado sucio, crónico y complejo, como para aplicarle pañitos tibios. Y si los aplica, pocos quedarán conformes. Pienso que no habrá suficiente luz al final de esta crucial “rendición de cuentas”. Aumentarán las sospechas, el descontento, y las protestas. Pero dejaré de especular, mañana sabremos en qué pata se para Danilo.