El cumpleaños de Mamá Tingo de nacimiento es de gran significación, no solo para República Dominicana sino para la Región de América Latina y el Caribe.

Su centenario coincide con el de Paulo Freire, educador brasileño, referente de la educación liberadora, como para que no se olvide. Como proponía el teólogo de la liberación Raúl Vidales, hay que latinoamericanizar a Mamá Tingo: mujer, campesina, analfabeta, negra, de República Dominicana. Ejemplo de entrega y lucha por la causa de los y las oprimidas como ella, con decisión, dignidad y valor.

Florinda Soriano Muñoz,  conocida popularmente como Mamá Tingó, nació el día 8 de noviembre de 1921 en el municipio de Villa Mella, provincia Santo Domingo. Ella, activista y defensora de los derechos del campesinado dominicano, fue asesinada luchando contra el despojo injustificado de tierras a la población campesina residente en Hato Viejo (Yamasá), durante el segundo gobierno de Joaquín Balaguer. Hija de la señora Eusebia Soriano, bautizada en la Parroquia Espíritu Santo en el año 1922; contrajo matrimonio cuando tuvo 30 años de edad, con un campesino llamado Felipe, con quien procreó siete hijos (algunos textos dicen que eran 10 hijos). Luego de casarse dedicó sus años a trabajar la tierra y defender los derechos de las y los trabajadores del campo. Trabajó sus tierras durante décadas junto a su esposo Felipe.

A principios de 1974, el terrateniente Pablo Díaz Hernández, reclamó las tierras donde vivían y trabajaban desde hacía más de medio siglo, el campesinado de Hato Viejo y la familia de Mamá Tingó.  Aunque era analfabeta eso no la limitó en su lucha por la defensa de sus derechos y en particular el derecho a la tierra. Asumió con coherencia aquello de que “la tierra es de quien la trabaja”. Díaz Hernández alegaba que había comprado las tierras. Mamá Tingó que pertenecía a la Federación de Ligas Agrarias Cristianas, FEDELAC, encabezó la lucha de los campesinos de Hato Viejo que consideraban que habitaban su tierra y que habían trabajado durante más de medio siglo. Tingó, a pesar de su avanzada edad, participó con valor en la dirección de las movilizaciones y luchas realizadas por los campesinos.

“Más de 8,000 tareas de tierras fueron cercadas con alambres de púas por el terrateniente Díaz Hernández y con tractores arrancó la cosecha de los campesinos. El capataz Ernesto Díaz (Durín), empleado del terrateniente soltó los cerdos de Mamá Tingó. Ella fue a amarrarlos, pero el capataz permanecía escondido en el lugar y aprovechó el momento para dispararle con una escopeta. Mamá Tingó intentó defenderse con un machete, pero dos disparos, uno en la cabeza y uno en el pecho la dejaron sin vida.

El 1 de noviembre de 1974, los campesinos de Hato Viejo se presentaron ante el Tribunal de Monte Plata donde se conocía el caso, pero el terrateniente Pablo Díaz no asistió a la audiencia. Su lucha en defensa de los campesinos convirtió a Mamá Tingó en un símbolo de la fortaleza y lucha de la mujer rural, por sus derechos y por la igualdad y evidenció que estaba dispuesta a entregarlo todo, incluso su vida, por defender su hábitat, su dignidad y su fuente de vida material junto a su familia: la tierra.

 Líder campesina, militante de las asociaciones agrarias, mujer trabajadora de la tierra, durante épocas luchó contra el saqueo de los terratenientes y políticos que con avaricia y uso de la fuerza frustraron el sueño de ver los resultados de sus siembras, de recoger su cosecha. Luchó junto a más de 300 familias para defender la tierra que la vio nacer y en la que habían trabajado toda la vida.

Fue honrada por el cabildo de Monte Plata con una estatua a nombre de su obra como activista y luchadora por los derechos de las y los campesinos. La primera estación del Metro de Santo Domingo Norte lleva su nombre, en honor a su legado y compromiso por los pobres y excluidos y excluidas como ella. Campesinos y campesinas de diferentes puntos del país la honran asignando su nombre a sus organizaciones, como por ejemplo la federación de mujeres campesinas de la provincia Monte Plata, la federación de campesinos de Azua, entre otras. También el artista, Johnny Ventura, la honró con un (merengue) que lleva su nombre y da cuenta de su trayectoria, con letras de Yaqui Núñez del Risco. Ver en:

Youtube https://www.youtube.com/watch?v=mttxzaRY0Mc .

En el año 2018 se realizó el musical “Mamá Tingo: respeto y fortaleza hacia la lucha campesina”. La obra original fue escrita y producida por el teatrista Antonio Melenciano, quien en un viaje de varios años llevó a escena la vida de la líder campesina y lo logró en compañía de un gran equipo. La veterana de las tablas Lidia Ariza, encarnó a Mamá Tingó en su etapa adulta hasta su muerte. Cuando ella murió dejó de llamarse doña Tingó y se convirtió en Mamá Tingó”, a partir de asumir que murió la mamá de toda la comunidad. La obra tiene un gran valor educativo. (Diario Libre, Daniela Pujol). https://en.wikipedia.org/wiki/Mam%C3%A1_Ting%C3%B3 .

Mamá Tingo también fue una de las fuentes de inspiración para la fundación de la Confederación Nacional de Mujeres del Campo, CONAMUCA.

Murió en Hato Viejo a la edad de 53 años, en lucha por los desposeídos de la tierra. El 1 de noviembre de 1974 fue asesinada luchando contra el despojo injustificado de tierras a los campesinos. Fue una activista y defensora de los derechos del campesinado en República Dominicana.  Valorar y llevar en nuestra memoria el esfuerzo de seres humanos que han dado todo por una sociedad mejor es una responsabilidad que asumimos con vehemencia.

Kofi Annan, séptimo secretario general de las Naciones Unidas (1997 y 2006), en una de sus frases citó: «Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e insistan en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos. Son lo mejor de nosotros. Denles vida».