“Nostalgia: la alegría de estar triste”. Víctor Hugo

Entre el cielo y el suelo hay algo con tendencia a quedarse calvo de tanto recordar y ese algo soy yo mismo.

Nos vimos tres o cuatro veces, por toda la ciudad. Una noche…me decidí a atacar. No sé si esa cara tan rara, un ojo aquí y un diente allá o el cuerpecillo de gitana, (es que ni mucho ni poco, no vi de dónde agarrar), mujer a medio terminar: tu corazón fue lo que me acabó de enamorar.

Un amor por ocultar, aunque en cueros no había donde esconderlo, se disfrazó de amistad, salió a pasear por la ciudad. Aquello no estaba bien: qué se le iba a hacer. Intenté guardar la ropa al mismo tiempo que nadar, pero tú blanqueaste mi razón, calando hasta el colchón; tú, como la cal, que húmeda es mortal, me tenías de furriel de un roto de tu piel; tú, montada en mí, yo, montura hostil, tú me abrazabas con los pies y yo lamía el arnés…

Pero amar es el empiece de la palabra amargura. “No puedo vivir con ella, pero sin ella tampoco”. Mil veces intenté aguantar, mil veces más te tuve que buscar. Para que no lloraras te pedí mil perdones con un millón de flores, pensando que de amor no me podría pinchar, pero una rosa es una rosa es un rosario.

El siete de noviembre era nuestro aniversario. Y desde entonces el juego del amor nos tuvo tres años jugando, luego nos separó.

“Quédate en Madrid” … Pero cuando tomé la decisión genial de echarte, fui peor que Napoleón.

Parece mentira que, después de tanto tiempo rotos nuestros lazos, me cueste tanto olvidarte.

Y aunque fui yo quien decidió que ya no más y me cansé de jurarte que no habría segunda parte, me cuesta tanto olvidarte.

*Collage de retazos de canciones de Mecano que, a traición, me recuerda siempre un gran amor que perdí para siempre.