MAL MATADO

Un letrero que ha llamado la atención de muchas personas, sobre todo extranjeras, es el SE VENDEN POLLOS MATADOS. El letrero aunque es fruto de la morfología popular tiene mucha lógica. El letrero dominicano se explicará más abajo y luego se pasará al “mal matado” del título de esta sección.

La lógica que explica el porqué del pollo matado es que el animal no murió por enfermedad. Lo “sacrificaron” para servir de alimento al humano. No conforme con mostrar las aves muertas, en muchas ocasiones, detrás del mostrador en el que muestra su mercancía, el o la vendedor(a) coloca algunos animales vivos en pequeños corrales.

El anuncio desplegado tiene la misión de despejar dudas. El animal no ha dejado de vivir por causas naturales, o enfermedad; si ya no tiene vida es porque le provocaron la muerte, fue matado. Se recalca, con el texto del anuncio, que murió por muerte infligida. Esa es la explicación del ave matada.

En República Dominicana existe la locución adjetiva “en pie” que transmite la idea de que el animal se vende vivo. Generalmente se reserva para los animales de cuatro patas y se utiliza el anuncio y la expresión en los medios rurales. El Diccionario de americanismos (2010) no menciona la República Dominicana entre los países en los que se utiliza la locución. Las procesadoras de carnes (carnicerías), compran los animales en pie (vivos) para sacrificarlos (matarlos). Tome nota de los eufemismos que se señalaron.

En lo que se relaciona con el “mal matado”, ya en el habla dominicana no se trata de un  animal, sino de una persona. Se refiere a la persona cuya muerte fue provocada de manera ostensible.

La locución se aplica a la persona que murió a manos de la policía, pero de una forma que no deja lugar a dudas de que fue muerto por las fuerzas “del orden” de modo deliberado.

La combinación “mal matado” aclara muy bien el hecho. Matar es quitar la vida. “Mal” en este caso indica que el homicidio fue realizado de modo manifiesto, ya sea porque hubo testigos, ya porque las circunstancias del homicidio son ciertas. Por desventura los ejemplos de personas mal matadas abundan.

OBSTRUCCIONAR          

“Acopio siempre ha OBSTRUCCIONADO la producción, su verdadera especialidad es la pudrición de las cosechas y los impagos”.

De manera general cuando un lector se encuentra con un verbo como el del título se pregunta si sus conocimientos de la lengua están atrasados, si fueron dejados atrás. Este desliz -la inclusión de este verbo- no es de mayores proporciones. No lo es porque la inteligencia humana es portentosa y repara el entuerto.

En el desarrollo de esta sección se estudiará la validez o invalidez del verbo en cuestión. Se verá el estado actual del asunto en los diccionarios.

Una voz cualquiera desconocida de la mayoría de los hispanohablantes es peligrosa cuando se presta a equívocos. Es lamentable la inclusión de una palabra aún no integrada al acervo común de la lengua, en los casos en que por su formación no ofrece pistas acerca de su significado. Por suerte, el verbo obstruccionar puede decirse que “está en vías de” ser reconocido, aun cuando está pendiente de sanciones oficiales.

Luego de haber hecho las pesquisas de lugar, el único diccionario que incluye este verbo en sus páginas es el Diccionario del español actual (1999) que como su nombre indica da cabida a las palabras del español de la actualidad.

Ese diccionario al ofrecer una acepción para el verbo estudiado lo que hace es enviar al verbo obstruir. Del modo en que se conducen las documentaciones en esa obra, el uso del verbo está debidamente citado. La acepción del verbo obstruir que corresponde a obstruccionar es, ‘impedir u obstaculizar [una acción]’.

Esa conceptuación del verbo establece el enlace entre este y la actitud obstruccionista que es la que se muestra cuando se persigue obstaculizar una o varias acciones. Hay que destacar que este verbo se aleja de la “obstrucción” en sí, que es a su vez, la consecuencia de impedir el paso en sentido material.

De alguna manera el verbo examinado mantiene relación con, “dificultar, entorpecer, retardar, enredar, complicar”,  que en este caso son hechos de modo intencional, con el deliberado propósito de retrasar y hacer más arduo el alcance de un objetivo.

Como no puede todavía preverse el año que se publicará la próxima edición del lexicón oficial de la lengua española, existe la posibilidad de que el verbo pueda lograr su reconocimiento, siempre y cuando su uso persista.

PATINETA

“En el rellano del centro recreativo, frente a flores, velas, una PATINETA y un peluche. . .”

La patineta hispanoamericana fue un juguete muy popular en los años cincuenta del siglo pasado. Mientras en América se utilizaba la denominación del título, en España se concedía la preferencia al nombre patinete.

Ya la Real Academia reconoce en su diccionario la patineta como la representación gráfica del patinete de los diccionarios españoles. La historia no termina ahí porque ahora ha aparecido otra tabla con ruedas que las usan los niños y adolescentes.

La patineta es ‘un juguete formado por una plancha montada sobre dos o más ruedas y provisto de un manillar para conducirlo, sobre el que se mueven los niños al tomar impulso con un pie y mantener el otro en la plancha’. Esa es la descripción que trae el Gran diccionario de la lengua española de Larousse. Ese fue un juguete muy popular, como se mencionó antes, hace unos sesenta años.

El asunto se ha complicado en la actualidad porque ha aparecido otro juguete similar que es también una plancha sobre ruedas, pero sin manillar. La patineta original casi ha desaparecido. En algunos países llaman de monopatín al otro juguete que la Real Academia describe como un ‘objeto para patinar consistente en una tabla relativamente larga sobre ruedas, con la que se desliza el patinador tras impulsarse con un pie contra el suelo’.

De la lectura de las descripciones se desprende que el monopatín o patineta no lleva manillar para gobernarlo; no es un juguete, sino un objeto y, el niño no es quien usa ese objeto, pues no aparece mencionado.

La patineta de los recuerdos (el juguete) se denomina así en 17 países hispanoamericanos. La otra patineta, el objeto, tiene ese nombre en nueve países de la América Hispana. Esta información se ha extraído del Diccionario de americanismos (2010). No se citan los nombres de los países porque eso alargaría mucho este escrito.

La patineta original en México se la conoce con el nombre patín del diablo. Así lo menciona el Diccionario del español usual en México (1996). Las definiciones para los dos juguetes (¿?) no son iguales en los diferentes países, sobre todo después que se introdujo el objeto sin manillar (manubrio) con más de dos ruedas.