El oficio del magisterio es abrumadoramente femenino, aproximadamente el 70% del personal docente en educación inicial, básica y media está compuesto por mujeres. (Estadísticas MINERD 2011)
¿Sera por ello que la profesión de docente es la más marginada y peor remunerada?
Las condiciones de vida de las maestras hacen referencia a múltiples condiciones de marginación y exclusión, algunas son las siguientes:
- Triple Jornada de los roles reproductivos –domésticos-laborales—comunitarios. Las maestras tienen que asumir su rol de mujer-madre-maestra y sus jornadas laborales inician muy temprano con las labores domesticas. Se levantan a las 4:00 a.m. a preparar la comida de sus hijos e hijas y la de ellas mismas para llevárselas al centro educativo. Llevar dos tandas, matutinas-vespertinas las empuja a estar fuera de su hogar por más de 10 horas incluyendo el tiempo de traslado a los centros educativos y almorzar en los centros. Al regresar a sus hogares tienen que revisar las tareas de sus hijos e hijas, realizar labores domesticas de limpieza, elaboración de cenas y algunas veces lavado de uniformes para acostarse entre las 10 y 11 de la noche.
Muchas maestras duermen menos de 5 horas diarias y los fines de semana tienen que dedicarlo a lavar y planchar la ropa, ir a cursos de capacitación, maestrías-postgrados o diplomados y en muchos casos desarrollan labores comunitarias. Las maestras y maestros son en muchas comunidades las/los lideres comunitarias/os que movilizan muchas actividades en sus comunidades.
- Precarias condiciones de la vivienda. Son muchas las maestras que hemos visitado en trabajo de campo y observamos precarias condiciones de la vivienda. Viviendas con techo de zinc, paredes de madera-block, piso de cemento deteriorado y letrinas. Su salario no alcanza para pagar una vivienda digna en un ambiente saludable. Más aun cuando son madres solteras que tienen 3 y 4 hijos e hijas.
- El dinero no alcanza para pagar transporte para dirigirse a su trabajo. Muchas maestras (y maestros) tienen que pedir "bola" o un "empujón" para transportarse hasta sus centros educativos en comunidades rurales y urbanas. Entre las 7:00 — 8:00 a.m. se puede observar en las carreteras, caminos y calles de distintos barrios y pueblos del interior del país a maestros y maestras pidiendo una bola porque no tienen como transportarse hasta los centros educativos.
Esta situación está vinculada al bajo salario que perciben con el que no pueden cubrir los gastos diarios de transporte hasta los centros educativos y menos aún para comprar un vehículo. Muchos maestros y maestras relatan las situaciones de desigualdad en la movilidad social que sufren con sus propios estudiantes. Estudiantes de liceos públicos que se convierten en profesionales de otras áreas y tienen vehículos terminan dándole “bolas” o “llevando” a sus maestras y maestros.
- Deterioro de las condiciones de salud física y mental de maestras. Las difíciles condiciones de trabajo de muchos/as docentes genera un proceso de deterioro físico y mental de maestras que viven en la incertidumbre frente a su seguridad social y de salud. En estos días precisamente encontramos cerca de 5 casos de maestras en la provincia de San Cristóbal que han sido intervenidas quirúrgicamente y el seguro no cubre la cirugía por completo y tienen que buscar más de 300 mil pesos. Los recursos se obtienen a base de rifas, recolectas y actividades pro fondos organizadas por la ADP, los grupos de maestros y maestras y la comunidad.
- El drama de las maestras pensionadas-jubiladas. Las pensiones que reciben maestros y maestras en nuestro país son vergonzantes. No son pocos los casos de maestros y maestras que reciben pensiones de menos de RD $ 5,000.00 y que viven en condiciones de miseria. Encontramos casos de maestros y maestras pensionados en distintas comunidades que necesitan tratamiento psiquiátrico porque han sufrido procesos de depresión aguda e intentos de suicidio, otros han degenerado en enfermedades mentales como esquizofrenia.
- Maestras rurales tienen que quedarse 5 días en las comunidades y dormir en pisos de escuelas. No son pocos los casos que hemos observado de maestras que trabajan en comunidades rurales de difícil acceso. Se trasladan a las escuelas los domingos en la tarde y regresan el jueves o viernes a su comunidad. El personal docente que trabaja en comunidades rurales de difícil acceso específicamente montañas no reciben incentivos ni viáticos especiales, aún cuando muchas veces tienen que dormir en las comunidades porque no pueden movilizarse hacia sus lugares de residencia. Estas maestras y maestros no se alimentan diariamente porque estas comunidades son muy pobres. Tampoco existen en estas comunidades ni en otras programas que incentiven el reclutamiento de personal joven residente hacia la carrera magisterial.
- Maestras que trabajan en tandas nocturnas viviendo situaciones de riesgo e inseguridad. Las maestras que trabajan en las tandas nocturnas relatan que han sido víctimas como las estudiantes de acoso sexual, violaciones, violencia y atracos. Su situación de vulnerabilidad se agudiza por los apagones frecuentes que se producen en los barrios.
- Víctimas de violencia de género. No son pocos los casos que hemos encontrado en distintos estudios de maestras que viven situaciones de violencia de género en sus hogares. Son golpeadas, maltratadas, perseguidas por sus cónyuges y ex cónyuges y muchas no reciben ningún tipo de acompañamiento psicológico ni judicial de parte del sistema educativo.
- Las maestras están totalmente desmotivadas, frustradas y cansadas de desempeñar su trabajo en medio de tanta hostilidad, precariedad y desvalorización. La población magisterial está desempeñando su labor sin ningún tipo de motivación e incentivo. La baja remuneración, la ausencia de motivaciones e incentivos que faciliten al maestro y maestra una distinción en la sociedad genera deserción y cansancio. En otros países el magisterio puede visitar museos, conciertos, recitales, monumentos, exposiciones y no tiene que pagar nada por ser maestro y maestra. En nuestro país no existe esa distinción.
Definitivamente el magisterio necesita ser dignificado como área profesional prioritaria y trascendental en términos del desarrollo humano en el país. No se puede hablar de priorizar a la población infantil y adolescente sin lograr una dignificación del magisterio en términos salariales, incentivos y distinción social. Sin maestros y maestras no hay docencia, si estos/as no están motivados para dar clases, si no son tomados en cuenta en sus necesidades y demandas no van a ofrecer una educación de calidad y probablemente solo estarán físicamente en el aula.
La educación de nuestras próximas generaciones debe estar en manos de personas que tengan una vida digna, con un nivel de empoderamiento y desarrollo humano que puedan ofrecer hacia sus estudiantes una educación de calidad desde condiciones objetivas y subjetivas de alta satisfacción y bienestar.
Además, no se puede celebrar el 8 de marzo desprestigiando, minusvalorando y violando los derechos laborales y humanos de una población femenina doble y triplemente explotada y marginada, las maestras.