Las maestras son junto a las enfermeras las profesionales que reciben los salarios más bajos con una alta responsabilidad social y poca valoración.  La presión social que se ejerce hacia su trabajo es cada vez más fuerte y muchas veces esta bañado de poca motivación y valoración del esfuerzo que conlleva mantenerse en las aulas.

Terminado el ejercicio docente por envejecimiento o enfermedad, se agudiza la exclusión y discriminación. La jubilación del magisterio no responde a patrones de equidad y dignificación.

Observamos en comunidades rurales y urbano-marginales de diferentes provincias a maestras envejecientes jubiladas que  viven en pobreza extrema y en algunos casos con problemas en su salud mental y física por su vulnerabilidad. Es penoso observar a maestras que duraron 40 años de ejercicio docente en algunas comunidades rurales que están viviendo de la solidaridad de vecinos y vecinas, cuando han dado su vida en las aulas y han ofrecido grandes aportes a esta sociedad.

La dignificación del magisterio es indispensable para lograr una educación de calidad, esta dignificación debe incluir al docente en ejercicio y al docente jubilado

Esta situación de miseria y precariedad que viven miles de maestras entra en contradicción con los privilegios de altos funcionarios/as y exfuncionarios/as del área educativa que han sido favorecidos con jubilaciones y pensiones que sobrepasan la suma de 100 maestras, muchas veces sin ni siquiera haber pasado por las aulas.

En otros casos hay maestras que a pesar de tener más de 35 años en el ejercicio docente no están recibiendo las condiciones de jubilación que requieren porque no se le ha transferido al Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA). Un ejemplo de ello es el de un grupo de maestras que fueron jubiladas en el año 2000 de acuerdo a la Ley General de Educación 66-97 que al momento de la jubilación quedaron bajo la administración del Ministerio de Hacienda porque no se había puesto en funcionamiento como organismo el Instituto Nacional de Bienestar Magisterial (INABIMA).

Estas maestras están solicitando su integración al INABIMA junto a todo el personal del sistema educativo que tiene más de 30 años en ejercicio que aun siguen bajo la administración del Ministerio de Hacienda y enviaron una carta contentiva de estas demandas al Ministro de Educación ( Febrero 2015), aun no reciben respuesta.

La carta está firmada por un grupo de maestras que hacen la solicitud a favor de todo el personal docente jubilado que no esta recibiendo los reajustes que le corresponden por justicia. Este grupo está liderado por maestras reconocidas por su ardua labor a favor de la educación de nuestro país como son: Ceferina Altagracia Cabrera, Edicta Frías Victorio, Lourdes Vásquez, Cosme León, Ana Daisy García, Maria Concepción Liriano, Gregoria del Milagro Peña, Dolores Luisa Lamouth, Luz Almanzar  y Zeneyda Contreras. Este grupo de maestras firman la carta pero representan a un grupo mucho mayor de docentes en esta situación.

La dignificación del magisterio es indispensable para lograr una educación de calidad, esta dignificación debe incluir al docente en ejercicio y al docente jubilado.

El Ministerio de Educación debe priorizar la dignificación del magisterio en ejercicio y jubilado. Las mujeres son mayoría en el magisterio lo que se refleja en la población jubilada. La valoración del aporte de las maestras debe iniciar con su dignificación salarial y de su jubilación en equidad. Todas las maestras jubiladas, de todas las épocas deben ser incluidas en INABIMA y recibir una jubilación justa y equitativa.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY