«¡Ronaldoooo! Regresa a mi lado» gritan el Real Madrid, el técnico, Florentino, Bale, Marcelo y toda su global afición. Tal pareciera que estuviéramos hablando de una historia de amor y no de un jugador de futbol que decide cambiar de equipo.
Muchos dirán –con razón– que CR7 es mucho más que un futbolista, que es un fenómeno, simplemente el mejor; no en balde ha convertido más de 100 goles en la Champions League, que además ha ganado defendiendo los colores madridistas.
Sin embargo, después de nueve años de romance el portugués se cansó de levantar copas, de festejar goles, de ser idolatrado en español y corrió a los brazos de la Vecchia Signora que lo sedujo con lindas toneladas de euros (105 millones dicen los diarios deportivos) el pasado 10 de julio de 2018.
En una relación a veces hay terceros, en ésta, el que se queda suspirando es Messi, ya no tiene un rival digno a quien vencer. Recuerden la aburrida e infinita polémica: ¿Leo o Cristiano? Con un palmarés muy similar pues ambos presumen cinco balones de oro y cuatro Champions para sus respectivos equipos, además, ninguno ha podido llevar a su selección a triunfos mayores. El argentino se ha atragantado de subcampeonatos (dos Copas América, el Mundial de Brasil) con la albiceleste y si Portugal ganó la última Euro fue gracias a la lesión de su astro en la final…
Tres meses después de la separación, los amantes siguen sin encontrar su lugar, andan volando bajo, como dice la canción. Piensan en el otro en silencio, lo buscan en los sitios que solían frecuentar (el Estadio Bernabéu, la Liga) pero sólo cenizas quedan de lo que fue su amor.
El Madrid, siempre poderoso, siempre soberbio, esgrimió frases huecas: Ninguna persona es más importante que la institución; le deseamos la mejor de las suertes; aquí tenemos a Gareth Bale (que se lesiona con sólo mirarlo), a Karim Benzema (que no logra superar a sus fantasmas) que Isco, Ascencio o Modric (exageradamente apodado el Cruyff de los Balcanes) llenarán sus botines y que no lo olvidaremos nunca y sí, no lo olvidan. Cómo olvidar tanto gol, unos 50 al año. Hoy no hay quien los haga, cuatro partidos sin marcar, que se han traducido en derrotas contra el Alavés, Levante y el CSKA de Moscú. El martes apenas si lograron vencer, con muchos apuros, a un modesto equipo checo. Tristemente, cuando hay turbulencias el que paga la vajilla rota es el técnico. El vasco Julen Lopetegui está a punto de tener un record nada envidiable: el primero en ser despedido de la selección española y del Madrid en menos de seis meses.
«No creo que el madridismo esté llorando», señaló por su parte el goleador cuando la Juve lo presentó de manera discreta. No hubo estadio lleno, ni gente coreando su nombre con un Sí, sí, sí, Rolando ya está aquí, como aquel 6 de junio de 2009 en el Bernabéu.
Hasta ahora su actuación ha sido discreta en Italia, pocos goles y mucha mercadotecnia, pese a su salario «simbólico» de 30 millones de euros por temporada, que es más de lo que ganan en conjunto los jugadores de 14 equipos de la liga italiana.
Aunque se espera mucho de CR7, lo más sobresaliente en su primer juego en la Champions, fue que salió envuelto en lágrimas luego de agredir (un tímido jalón de pelos) a un defensor del Valencia. Nunca antes le habían sacado la roja en dicho torneo, ¿habrá pensado que aún seguía en el Madrid, al que los jueces le perdonan caaasi todo?
En fin, este sábado próximo se avecina un Barça vs Real Madrid desabrido; sus figuras emblemáticas no saltarán a la cancha. Messi fracturado y Ronaldo… ojalá y no extrañemos el buen futbol y que por el amor (perdido) que no ganen los merengues.
Kafka habla de un pájaro que vuela en busca de su jaula. ¿Así anda el Madrid? Aleteando sin ton ni son, que si Ibrahimovic los salvará o será el belga Hazard, joven y bello aunque sin peinado indestructible.