Los movimientos feministas están en auge por todo el mundo, reclamando las mujeres sus más que justos derechos a ser tratadas en igualdad de condiciones con los hombres, en dignidad, en acceso a los trabajos, en salarios, en participación empresarial, en política, en respeto a su sexo, y en otras muchas facetas en las que se las ha discriminado durante años y años, y están logrando resultados muy positivos.

Por ejemplo el nuevo gobierno de España tiene por primera vez bastantes más ministras que ministros, y eso en países de tradición machista como lo son todos los hispanos, es un excelente logro, y de seguro que harán sus papeles con la misma o mayor eficacia que sus colegas ministros, y sin duda alguna, de manera más ética y transparente.

Las mujeres, a base de superación en las aulas, fajadas en los trabajos encomendados, y muchas otros muchos roles de importancia en la sociedad,se han ganado a pulso su lugar actual sin que nadie les haya regalado nada por su propia condición femenina, y muy al contrario, han tenido, aún tienen y tendrán que pelear por mucho tiempo, contra los múltiples obstáculos que el género masculino les ha ido imponiendo.

Con quien aún les queda mucho por recorrer a las féminas es con la vetusta Iglesia Católica, donde el papel de la mujer siempre ha sido relegado enestatus y labores muy inferiores a los concedidos a los hombres.

Y lo tienen difícil, porque la discriminación católica comienza desde lo más alto, Dios es masculino, ninguna de sus representaciones pictóricas o narraciones de la Biblia o los Testamentos hace referencia a la posibilidad de un Dios femenino, es decir, una diosa, que según los cánones actuales de igualdad de género, bien podría haberlo sido una mujer. Las religiones politeístas de la antigüedad como las de Grecia y Roma, las tenían por docenas, y para todas las necesidades terrenales o espirituales.

Después, Dios tiene un hijo mediante una extraña fecundación, que es hombre, ¨Dios y hombre verdadero¨ dice la oración, y la tercera persona de la trilogía divina que es el Espíritu Santo, también de género masculino. Continua la saga celestial con los ángeles divididos en ¨clases sociales¨, Arcángeles, Serafines y Querubines, pero ni una sola Arcángela, ni una sola Ángela, ni una sola Serafina y ni una sola Querubina. Mire por donde se mira, esto suena a masculino purp y duro.

Y hasta los demonios, esos señores que atormentan una  y otra vez quemando y pinchando a los que han sido malos en la tierra, llevan tridentes, tiene cuernos, barbitas de chivo, y huelen a azufre quemado, con el tándem Satanás y Lucifer a la cabeza son, machos, machos muy malos, y eso que entre las féminas hay buenas candidatas que harían esos oficios con igual o mayor eficacia, todo hay que decirlo.

Pero cosa no queda ahí, aquí en este mundo donde nos ha tocado sufrir mucho y gozar poco, todos los apóstoles de la antigüedad eran hombres, del primero al último al estilo de un tradicional club inglés, y las mujeres de aquella época quedaban poco menos que para representar el papel de pecadoras arrepentidas, como la Magdalena, o para socorrer necesitados, al estilo samaritano.

En nuestros complejos días, los  cargos eclesiásticos, papas, cardenales, arzobispos, obispos, párrocos, curas, diáconos y subdiáconos, sacristanes y hasta los monaguillos, que son los últimos peldaños en esa escalera religiosa, son para hombres, ¿Por qué no puede haber aunque sea una monaguilla y que además sea bien mona? ¿Acaso piensan que los hombres se distraigan en la misa?

¿Y las mujeres? pues todavía en  ¨parte atrás¨ de la  Iglesia¨, haciendo de monjitas que cuidan enfermos, y limpiando babas de viejitos, dando clases a niñas y muchachas, sin estar en muchas ocasiones preparadas, algunas de abadesas ,o madres superioras que mandan sobre otras mujeres, de rezadoras perpetuas en conventos de clausura, y en muchos casos de ¨sirvientas¨ de las altas jerarquías de la Iglesia, a quienes les lavan los utensilios litúrgicos como los cálices, la ropa y les tienden la cama.

Inclusive tendría que hacerse un censo a ver si hay proclamados más santos y beatos que santas o beatas, pues es muy posible que haya más de los primeros que de las segundas. En resumen, ninguna mujer participa en funciones ejecutivas de la Iglesia, ni en elecciones de pontífices, ni en concilios, ni en consagraciones, ni en confesiones, ni en ordenaciones sacerdotales.

Tan en menos ha tenido históricamente la iglesia Católica a la mujer que, en el Concilio de Macron, en el año 586, aún se discutió de manera frenéticasi la mujer tenía alma o no, es decir, si era persona o un animal como un caballo o una oveja.

Hay algunas confesiones, como la iglesia anglicana de Inglaterra donde la mujer ha avanzado en las jerarquías y ocupan ya los puestos Sacerdotisas, e inclusive de Obispas. En la religión Católica, después de dos mil años, apenas participa leyendo cortos pasajes sagrados y repartiendo la Hostia previamente consagrada por el sacerdote, entre los feligreses. Un magro avance en compensación a su demostrada fidelidad y permanencia. Hoy, de cada 10 fieles que uno encuentra en un día cualquiera dentro de una iglesia, siete u ocho son mujeres. Compruébenlo ustedes mismos y mismas.

Pero el machismo, entendido como la creencia de que el hombre, por naturaleza, es superior a la, mujer se manifiesta en la Iglesia Católica de otras maneras y en temas esencialmente femeninos como el aborto. Ahí, los sacerdotes, los hombres, sin ninguna representación femenina como debería participar, son lo que toman las decisiones que tienen una gran trascendencia, prohibiéndolo aún en caso de riesgo de muerte de la madre, violación o de malformación genética grave del feto. La mujer no cuenta para nada. Igual podríamos decir sobre el divorcio, o el uso del preservativo.

¿Por qué tanto celo de la Iglesia Católica de no permitir mujeres en su seno? ¿Tendrán miedo de la tentación que produce una carne cercana? ¿Tendrán miedo a que pos su inteligencia puedan llegar muy arriba y desplazarlos de sus puestos, poderes y privilegios? ¿Temen que puedan saber, a través las confesiones, de sus tentaciones y pecados masculinos?

No entendemos cómo si las mujeres pueden ser presidentas de países, ministras, alcaldesas, directoras de grandes corporaciones, directoras de famosos hospitales no pueden ser sacerdotisas, obispas o papisas. Eso se debe, ni más ni menos, al machismo que la Iglesia Católica lleva incrustado en su ADN. Si un día las mujeres deciden hacer huelga y no van a ñas iglesias, se van a quedar los curas más solos que la una de la tarde.