I.- Los votos motivados por el cambio
1.- Una sociedad humana degradada, despojada en su gran mayoría de vergüenza, ética y moral; y para colmo golpeada duramente por la COVID-19, escuchar la promesa de cambio es un atractivo, algo así como un encanto.
2.- Lo que todavía sirve de la comunidad dominicana, sintió un aliciente, un gran estímulo al escuchar que uno de los candidatos a la presidencia de la república ofrecía a los electores y electoras un cambio, aunque no explicó en qué consistía.
3.- Porque el orden social vigente en nuestro país ya está en desuso, además de que las inconductas causan hastío, una gran franja de ciudadanos y ciudadanas votó el 5 de julio próximo pasado por el candidato Luis Abinader, quien enarboló el cambio como promesa a ejecutar en caso de ser elegido a la primera magistratura de la nación.
4.- La gran mayoría de nuestro pueblo, sin pensarlo mucho, y motorizado por el cambio como lema, llenó las urnas de votos a favor de Luis Abinader, para que ejerciera la presidencia durante cuatro años.
5.- Por ser la composición social dominicana muy heterogénea, por Luis y el cambio sufragaron aquellos que aspiran a que en algo cambie el ambiente apestoso nacional, pero también lo hicieron quienes tienen un gran sentido de la oportunidad, los oportunistas, aprovechándose de la ola de la muchedumbre.
II.- Los luchadores sociales deben tomar la iniciativa
6.- Pasada la campaña electoral y definidos los ganadores, principalmente el presidente y su oferta, se puede decir en lenguaje llano que ya la mesa está servida con el cambio como plato central. Cada sector de la sociedad dominicana debe decidir qué postura tomar ante lo que el pueblo espera como contrapartida del poder otorgado al presidente y a todos los que resultaron electos y ofrecieron el cambio.
7.- Hoy, alrededor del presidente electo Luis Abinader, hay una mezcla confusa que se apuntó en el cambio. De esa mezcolanza de posiciones de principios y ambiciones personales desmedidas, hay que adivinar cuál quiere un cambio para el país y la que procura cambiar de estatuto social resolviendo sus problemas personales.
8.- Las mujeres y los hombres del país, con ideas de progreso y desarrollo estamos en el deber de dar los pasos necesarios para unificar ideas y explorar vías de cómo marchamos juntos para transitar por el camino que nos lleve a logros en el accionar democrático.
9.- En la medida que afianzamos la brega democrática, fortalecemos las posiciones para buscar y encontrar factores de significación política y social, y en especial desarrollar una conciencia cívica fortalecida con la preocupación por los asuntos económicos y sociales.
10.- Aquel demócrata preocupado por nuestro país, debe analizar la situación actual en los marcos de la crisis estructural, política y social que nos encontramos, así como la incapacidad demostrada por los grupos dominantes para darle solución. Es indispensable encarar y comprender en toda su dimensión el momento actual y las condiciones extremadamente difíciles.
11.- Hay que tener presente que en el accionar social y político no hay concesiones de buenas ganas ni gratuitamente. Siempre hay que contar con el esfuerzo. En nuestro país se dan fenómenos políticos muy complejos, donde inciden grupos sociales con aspiraciones e intereses diversos.
12.- Es preciso aprovechar todas las circunstancias por pequeñas que sean, pero que permitan objetivamente obtener triunfos democráticos y faciliten la lucha de masas. Es necesario trabajar para agrupar a todos los sectores interesados en vivir en un ambiente nuevo, para lo que necesitamos diseñar las más variadas formas de hacer política, desde las consignas hasta programas alternativos y atractivos.
13.- En este momento que se ha reiterado la mención del cambio, todos aquellos que en este país hemos hecho de los cambios verdaderos nuestra razón para vivir, no podemos dejar de establecer la conexión entre lo que han sido nuestros deseos y los aciertos y desaciertos en procura de alcanzar nuestros objetivos.
14.- La experiencia nos debe enseñar que al actuar políticamente no basta con apoyarnos en la justeza de nuestra concepción ideológica y en el conocimiento del desarrollo histórico de lo que ha sido el accionar político y social. También es necesario saber el estado actual del proceso democrático y cómo ha trascurrido en los últimos años.
III.- Con las masas siempre
15.- Sería vivir en el pasado creer que aquí existe hoy aquella efervescencia presente en el movimiento obrero, sindical, político, estudiantil, gremial y social. No se ven ahora aquellos grupos sociales, unos motivados por sentido clasista, y otros por ideales movidos con hervor.
16.- Si queremos dejar de transitar por el camino de los errores, no debemos seguir sobre los moldes del pasado, sino comprender el presente aprovechando el espíritu creador de las vivencias tomadas de los procesos de otros países semejantes al nuestro.
17.- No olvidemos la dialéctica de lo viejo y lo nuevo en la lucha social. Aprovechar la coyuntura sin ilusiones es obrar conforme la situación concreta en cada momento, sin creer que estamos en ascenso, cuando la verdad es que exploramos para ver qué resultados obtenemos.
18.- No podemos dejarnos engatusar por imágenes ilusorias creadas para encantar a las masas, ni sobrevalorar la novedad de una creación atractiva de cambio. La manipulación de la conciencia se convierte en un terreno abonado para la proliferación de toda clase de ideas conservadoras.
19.- La línea firme de los demócratas consecuentes, su posición inflexible es un factor del estado de ánimo de las masas en momentos decisivos, porque ven en la iniciativa elemento de importancia para su triunfo. Una compañía oportuna de parte de luchadores sociales honestos impide que la lucha popular se desvíe de objetivos posibles de alcanzar.
20.- El pueblo es capaz de las mayores proezas cuando vislumbra un porvenir mejor. Es bueno motivar a los oprimidos que reclamen el cambio prometido y por el que votaron. Cualquiera que sea el espacio que se abra para las masas demandar, juntos con ellas hay que forzar abrirlo más.
21.- En nuestro país, miles de ciudadanas y ciudadanos con sus aciertos y desaciertos han dedicado la mayor parte de su existencia, en procura de lo que necesitan los dominicanos y las dominicanas, construir una sociedad nueva, justa y humana, que abra la perspectiva de complementar los anhelos más luminosos y hagan olvidar el orden social actual que mantiene a la mayoría de nuestros connacionales pasando hambre, padeciendo enfermedades y llenos de calamidades.
22.- Las mujeres y los hombres sensibles y de pensamiento democrático, deben mantenerse en pie de lucha para accionar contra el sistema actual que lleva implícita la desigualdad, acentúa la polarización de la actual sociedad, y ensancha el abismo entre oprimidos y opresores.
23.- Si el presidente electo y su partido han planteado el cambio, aunque no creemos en tímidas reformas, vamos a tomarles la palabra y reclamarles que ejecuten los cambios prometidos. Aquí hay masas populares organizadas y no organizadas que quieren cambios, pero no saben quién las puede guiar.
24.- Si es cierto que el triunfo de una línea política solo puede medirse por su capacidad de transformarse en acción de masas, y con ellas, y según su experiencia, gravitar sobre la realidad, es oportuna la ocasión para accionar al lado de los marginados para que se movilicen exigiendo el cambio.
25.- No es una actividad subversiva orientar a los hombres y mujeres del pueblo para que teniendo a su lado, a mujeres y hombres de vocación democrática, se pongan en tensión y exijan la contrapartida de su voto, es decir, el cambio. La compensación que deben recibir las masas populares por sufragar por Luis y el PRM, es el cambio verdadero.