El paso de la vaguada Laura, dejó una trayectoria con velocidad de vientos que sobrepasaban los 42km/h,poniendo al desnudo el grado de pobreza y el estado de vulnerabilidad, fragilidad y hacinamiento en el cual viven miles de dominicanas y dominicanos, situación de la cual es responsable el cambio climático, que unido a la crisis heredada del pasado gobierno y la pandemia sanitaria del corona virus, constituyen los retos más relevantes que habrá de enfrentar el presidente Luis Abinader en el próximo periodo de gobierno 2020-2024.

De ahí el llamado del mandatario por la unidad, convencido de que es la única forma de enfrentar con éxito la delicada situación en la cual se encuentra el país hoy en día, exhortación que tuvo inicio en reuniones convocadas con altos dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM), líderes de otros partidos, y la cumbre por la Unidad y la Recuperación Nacional,  que tuvo lugar en el mes de Mayo, en donde se concentraron diferentes sectores sociales comprometidos con el desarrollo, bienestar social y el progreso económico de la nación.

La crisis heredada del gobierno anterior, constituye una de la más desastrosas y complejas de las últimas décadas, que tiene origen en los desaciertos del tren gubernamental, manejo indecoroso de los fondos públicos, accionar corrompido de las instituciones y un comportamiento antiético generalizado, que se ha reflejado negativamente en el orden económico, político y social, cuyos resultados más visibles son una deuda general que sobrepasa US$ 38,574.8 millones devaluación del peso dominicano con relación al dólar, disminución significativa de las exportaciones, fracaso del Sistema de Salud y un Medioambiente deteriorado por acciones antrópicas y el cambio climático.

Frente a este amasijo de fracasos institucionales, ceguera emocional, desenfreno moral e insensibilidad social, no se ha eximido en introducir sus garras el corona virus, causante de contagiar y dar muerte a millones de personas a nivel mundial, de cuyas secuelas no ha escapado la República Dominicana, dejando una estela necrótica hasta el jueves pasado de 96,629 infectados y 1,801 personas muertas, millones de trabajadores sin empleados, miles de pequeñas y medianas empresas cerradas, un turismo reducido a su mínima expresión, disminución de la exportación y una baja considerable de las remesas procedentes de Estados Unidos, Europa, Canadá y otros.

Evidentemente, que ante la crisis heredada y la pandemia sanitaria, hay que tomar en cuenta el cambio climático producido por las emisiones de gases de efectos invernaderos emanados por las industrias, las plantas eléctricas y los vehículos de motor, responsables del calentamiento global, que de no implementarse acciones para detenerlo antes de finalizar la presente década, en la República Dominicana tendrá efectos demoledores como consecuencias de su ubicación en el caribe insular, su condición geomorfológica y característica topográficas, que la hacen una presa fácil de este fenómeno.

Esta preocupación fue externada por el Panel Intergubernamental Sobre el Cambio Climático (IPCC), que afirma: “La Frecuencia, Ocurrencia, Intensidad y Duración de estos Fenómenos experimentarán Variaciones Climáticas Importantes”, aseveración confirmada por el estudio Índice de Riesgos Climáticos Global de German Watch, de la autoría de Sanke Kneft, David Eckstein, Lisa Junghons, Condice Keneston, UrsulaHogen, realizado en el año 2016.

En ese panel se señaló que la “Republica Dominicana está colocada en el undécimo lugar a nivel global entre los países más expuestos y vulnerables a ser impactados por el cambio climático”, por lo que consideran algunos expertos internacionales que será la próxima gran pandemia, afirmación de la cual los dominicanos no deben sorprenderse, debido a las altas temperaturas que se están registrando, sequías, incendios, eliminación de la biodiversidad, las intensas lluvias, grandes inundaciones, cambios en los ecosistemas terrestres y marinos, destrucción de playas y la frecuencia de vaguadas, tornados y ciclones que cada año ocasionan miles de desplazamientos, grandes desastres, muertes y perdidas millonarias que se producen en cada temporada ciclónica.

Ante las complejidades de la crisis heredada del gobierno pasado, las huellas del corona virus y las amenazas potenciales del cambio climático, el país hoy se encuentra en una encrucijada jamás vista en su historia republicana, por lo que solo con la unidad, la participación decidida de todos los sectores de la sociedad, y el valor demostrado por el presidente Luis Abinader, se podrán unir esfuerzos para en un solo sentido enfrentar y manejar con éxito la misma, y esto último lo decimos con propiedad y conocimiento de causa, estudioso de las leyes mendelianas, las elucubraciones  de la ciencia y las certezas de la genética.

La Historia está plagada de ejemplos de grandes crisis, que han estremecido el corazón del mundo, como fue el caso de Francia, destruida por el desgarramiento de la Segunda Guerra Mundial, que ocasionó la destrucción de más del 80% de su infraestructura, eliminación de la biodiversidad, millones de personas muertas y el colapso de su economía, situación que enfrentó con gallardía y valor, después del llamado patriótico de su líder Máximo Charles de Gaulle en un momento que lo hiciera convocando a la unidad, para enfrentar el desastre, herencia de una guerra sangrienta, que a  partir del final de la misma, como el ave fénix se levantó de las cenizas, dando inicio a una etapa de progreso y florecimiento que la ha convertido en una de las economías más prósperas del mundo.