“Benedetto Croce encontró en Pirandello cierta puerilidad filosófica. Es innegable, pero Pirandello nunca pretendió establecer una  base filosófica, para sus observaciones. Que de su teatro se pueda deducir una filosofía, eso es lo normal en la obra de cualquier escritor, pero nada importa si esa filosofía es más o menos pueril, como es frecuente el caso en otros, pues el autor lo que ha querido presentar es fruto de sus empeños de artista creador”. (Max Henríquez Ureña: Obra y Apuntes, XI, 2, p. 118)

Luigi Pirandello escribió 42 obras de teatro, siendo su dramaturgia riquísima en elementos y formas expresivas que le han servido a directores de teatro, cine y televisión a lo largo del siglo XX. El registro de puesta en escena de sus obras y de adaptaciones para cine y televisión, ha sido significativo si advertimos también las versiones escénicas en famosos teatros como La Comedia Francesa, Teatrul Mic de Bucarest, Teatro Elisio de Roma, Teatro Nacional de Oslo, Noruega, Teatro Eliseo, Teatro del Odéon de París, Teatro La Latina de Madrid, Teatro Odescalchi de Roma, Teatro La Comedia de Berlín, Teatro de los Campos Elíseos de París, Teatro de Westminster de Londres y otros.

Aunque en sus lecciones XXIV y XXV, MHU no menciona más que dos obras teatrales importantes (Seis personajes en busca de autor y Enrique IV), L. Pirandello escribió y dirigió muchas de sus obras y algunas fueron montadas antes de ser publicadas. La teatralidad de la dramaturgia pirandelliana se acercó bastante a un concepto de teatro en, y, fuera del teatro, visible en el modo de inscribir el personaje-función en su dramaturgia.

Desde la primera década del siglo XX empezó a escribir obras de un extraño y hasta sutil realismo (Ver, El deber del médico, La razón de los demás, Así es si así os parece, El placer de la honradez, La patente, El hombre la bestia y la virtud, Seis personajes en busca de autor) que abrió una puerta estético-ideológica en el teatro europeo contemporáneo.

Otras obras importantes, famosas y puestas en escena por grandes directores europeos y latinoamericanos son: Que todo sea para bien, El imbécil, Vestir al desnudo, El hombre de la flor en la boca, La vida que te di, El otro hijo, La nueva Colonia, Lázaro, La fábula del hijo cambiado, Los gigantes de la montaña, Bellavita y otras.

L. Pirandello fue también un importante narrador y poeta. Escribió un ensayo famoso titulado El humorismo en 1908 que muchos lo tomaron como el fundamento de su teatro. El mismo argumento dramático y hasta tragicómico de los Seis personajes en busca de autor, obra escrita en 1920, estrenada en 1921 y montada varias veces antes de ser publicada en 1925, influye en la concepción teatral que cultivó este escritor italiano que alcanzó el Premio Nobel de Literatura en 1934.

Al referirse a Enrique IV de Pirandello, MHU expresa lo siguiente:

“…el personaje demente, sale un día de su locura y comete un homicidio, para volver después a la forma fija de su demencia ficticia…”. Esa dualidad de la forma y de la vida, apreciada de preferencia en el momento en que el hombre se ve obligado a tener consciencia, es la base de la mayor parte de las narraciones de Pirandello y de todo su teatro”. (Vid. Op. cit. p. 119)

MHU sigue citando al crítico francés (Cremieux), quien observa que: “Pirandello ha enfocado ese duelo forma versus vida, en todos sus aspectos, en todas sus variantes, con todas sus sorpresas…Las crisis que Pirandello ha llevado a escena se sitúan todas en un momento idéntico: aquel en que la forma cede bajo la presión de la vida, o bien aquel en que la vida se detiene para exigir que la pongan en forma, que le den forma”. (Ibídem.)

MHU señala, a propósito de los Seis personajes en busca de autor, el conflicto entre el autor y sus personajes, cuya función le exigen al personaje-autor situado en su ironía y figura de contradicción, en un momento en  el que la vanguardia teatral ha creado fuerzas de ruptura y niveles de interpretación dramatúrgica y puesta en escena que obligan a modificar el dispositivo dramático de la escritura y la puesta en lugar de los personajes.

Max piensa que en el caso de Pirandello las obras se escriben con poca acción y más situaciones dramáticas:

“…Todas presentan la crisis de la vida frente a la forma en que se ha querido fijar la vida misma. Las soluciones quedan casi siempre en suspenso, aplazadas, postergadas, y el personaje pirandeliano, continuamente en crisis, seguirá viviendo, en su perenne ambigüedad, aun después del cambio dramático”. (Ibídem.)

Los grandes aportes de Pirandello señalados por MHU en su Lección Vigésima Sexta, constituyen un conocimiento contextual de su obra, habida cuenta de las intenciones dramatúrgicas y escénicas escritas y descritas por un dramaturgo que dirige su imaginario teatral en texto y contexto, haciendo de la psicología del personaje una cardinal tipológica y escénica a veces absurda, otras veces realista y luego, por concepción, situacionalista.

Así pues, habiendo estudiado Filología Románica en Roma y en Bonn, Pirandello cultivó el periodismo y se dedicó con pasión a la literatura. Pero en los años 20 se acercó al partido fascista y cierta vanguardia italiana. Pirandello pidió la membresía del partido al mismo Benito Mussolini, luego del crimen de Giacomo Matteotti en 1924. Por eso será nombrado más adelante Presidente la Academia Italiana. Pirandello ha sido condenado por intelectuales antifascistas  en Italia y el mundo europeo, aun siéndole otorgado en 1934 el Premio Nobel de Literatura.

Hay que destacar que como poeta escribió varios libros de poesía (Mal Jocundo en 1889; Pascua de Gea en 1891; Elegías renanas; Zampogna en 1909 y Fuera de Clave en 1912. Como hombre de letras hizo también aportes a la narrativa italiana.

Según Guiseppe Petronio;

“Pirandello no simpatizó con el socialismo, ni siquiera en los años en los que gran parte de la cultura italiana se dejaba atraer por él, e incluso cuando tomó conciencia de la miseria de las clases trabajadoras, tampoco la atribuyó nunca a causas sociales, sino que, como muchos intelectuales burgueses de aquella época vio en el sufrimiento del hombre una condición que la sociedad agravaba con sus mentiras y sus egoísmos, pero que es incurable y que la política no puede remediar”. (Ver, G. Petronio: Historia de la literatura italiana, Ed. Cátedra, Madrid, 1990, p. 882)

De lo anterior se desprende su falta de creencia en el socialismo y la democracia:

“…y ya en 1904, en Il fu Mattia Pascal (El difunto Matías Pascual) escribe al respecto palabras inequívocas: “La verdadera causa de todos nuestros males, de esta tristeza nuestra, ¿Sabes cuál es? La democracia, amigo mío, la democracia, o sea el gobierno de la mayoría. Porque cuando el poder está en manos de uno solo, este uno sabe que es uno y que debe contentar a muchos; en cambio, cuando los muchos gobiernan piensan sólo en contentarse a sí mismos,  y entonces se tiene la tiranía más insensata y más odiosa: la tiranía disfrazada de libertad”. (Ver, Ibídem. loc. cit.)

Según el historiador italiano:

“Ello explica muchas actitudes suyas y muchos gestos de años posteriores: su postura en la novela I vecchi e i Giovane (Los viejos y los jóvenes) ante los Fascios sicilianos, con tanta compasión por los trabajadores del azufre y tanto desprecio por los sindicalistas; su indiferencia hacia la política; su adhesión al fascismo, en 1924, después del delito Matteotti; su escasa participación, más tarde, ya famoso y presidente de la Academia de Italia, en las actividades del fascismo y la irritación de los fascistas ultras contra su persona y su obra”. (Ibid. pp. 882-883, op. cit.)

Sobre L. Pirandello la historia literaria y artística del siglo XX ofrece una inmensa documentación que abarca literatura, periodismo, ideología, política, crítica de las ideas, reconocimientos, rechazos y otros aspectos ligados a su vida y obra. Por su parte MHU puntualiza algunos datos sobre su vida y obra en el contexto de desarrollo de la literatura, la cultura y las ideas sobre el teatro en la Italia de la primera mitad del siglo XX.