1.- El cuerpo humano funciona bien o mal, dependiendo de factores que van desde la edad de la persona hasta el medio ambiente y el clima imperante en determinada época. De ahí que estar sano o enfermo, con vitalidad o decaimiento, en ocasiones depende de circunstancias; las eventualidades juegan su papel en la sanidad.

2.- Particularmente yo, en mi niñez y juventud, fui sumamente saludable, me mantenía fuerte y con constante energía. Pero con la llegada a mi tercera edad he cambiado de salutífero, a padecer quebrantos, deterioros en mi resistencia, y esto lo digo por lo siguiente.

3.- El día 2 de septiembre en curso, 2016, con el fin de compartir con familiares, amigas y amigos, viaje desde la ciudad de Santiago de los Caballeros, con destino a Pensilvania, Reading y la ciudad de New York.

4.- Mi primera estadía fue en el domicilio de mis paisanos Rita y Luis, quienes conjuntamente con sus hijas e hijos, constituyen un modelo de familia decente y donde se respira paz, alegría y felicidad.

5.- El sábado 3 de septiembre, luego de pasar la noche compartiendo en un ambiente de hermandad con mis anfitriones, la madrugada del domingo 4, fui víctima de un ataque respiratorio, lesión de diverticulitis y fiebre altísima. Ante esta situación se procedió llamar al 911, y de inmediato se presentó un grupo de emergencia de ese organismo que, luego de efectuarme algunos exámenes, me trasladaron al Pocono Medical Center.

6.- Después de análisis de laboratorios y estudios radiológicos que me fueron practicados, pasado el mediodía del mismo domingo 4 de septiembre, fui dado de alta, no sin antes los médicos prescribirme algunos medicamentos que procedí a adquirir y utilizar. Porque me sentía recuperado, el lunes 5 de septiembre decidí visitar por unos días a mi amiga Sara, quien reside en Reading.

7.- Pero mi mejoría duró muy poco. Al parecer las lesiones en mi cuerpo eran más fuertes que los medicamentos que me habían indicado, y en lugar de progreso en mi sanación, ocurrió un retroceso, porque volvieron los mismos síntomas que había sentido el domingo cuando fui internado. Fue un simple alivio en mis afecciones que en corto tiempo empeoraron.

8.- El martes 6 de septiembre 2016, luego de un recorrido con mi amiga Sara, por calles y tiendas de Reading, regresamos a su casa; de inmediato me acosté porque estaba indispuesto, por lo que le pedí a Sara que buscara el termómetro para tomarme la temperatura; mi amiga así lo hizo y ese registrador clínico reveló que estaba padeciendo una fiebre altísima. La misma Sara me trasladó al Reading Hospital Emergency, donde quedé internado hasta el día siguiente; los médicos determinaron que mi diagnóstico fue asociado a neumonía y diverticulitis de intestino, sin perforación o acceso, sin sangrado tracto intestinal no especificado.

9.- Una vez salí del internamiento del hospital de Reading, siempre acompañado de Sara, nos fuimos a la casa donde permanecí hasta el jueves 8, cuando vino por mi Luis, desde Los Poconos, para trasladarme de regreso a su hogar.

10.- El jueves 8, viernes 9 y sábado 10 de septiembre de 2016, han sido los días más terribles de mi vida; se convirtieron en tormentos, pesadillas. Algo así como sumados en mi cuerpo castigos, torturas y martirios, expresados en fiebre permanente, vómitos y agrietamiento en el cielo de mi boca.

11.- Ante la penosa situación de enfermedad que me encontraba, opté por regresar a mi país antes del tiempo que había previsto. Llegue a Santiago, el domingo 11 de septiembre 2016, a las 3 de la tarde, y a las 3:45 ya estaba internado en una clínica de mi ciudad, de donde fui dado de alta ayer, martes 13, ya recuperado.

12.- Reflexionando con relación a las contrariedades que he pasado en estos días en torno a mi salud, y analizando dialécticamente esos inconvenientes, los mismos me han servido: a.-) para revalorizar, tener en cuenta la sensibilidad, el sentido de comprensión, el espíritu de solidaridad de Rita, Sara y Luis; quienes en todo momento se mantuvieron atentos observando la evolución que a cada instante tomaba mi situación de salud; y, b.-) lo mucho que significa para el paciente ser tratado como tal y no como un cliente. El calor humano que me transmitieron los médicos de Santiago, en especial Rubén, Santiago y Nicolás, así como la certeza de sus prescripciones, contribuyeron a mi pronta recuperación.

13.- Por último, de todo corazón quiero manifestar mi sincero agradecimiento a todas aquellas personas que, en el país y en el extranjero, me expresaron solidaridad y su vivo interés por la recuperación de mi salud.