Hemos escuchado la frase que dice: “luego de la tempestad viene la calma”;  y hoy quiero hacer algo diferente de esta frase, y la transformo para decir que luego del caos viene el crecimiento. Y esto es en relacion a la situación que ha vivido República Dominicana desde el día 16 de febrero de 2020, cuando la Junta Central Electoral a las 11.11 de la mañana suspendió las elecciones municipales. Un hecho único e histórico, luego de la dictadura.

Qué ha sucedido se pregunta todo el mundo?

Y aparentemente, nadie tiene una respuesta acabada, lo cierto es,  que después de esta situación, todo un pueblo que estaba dormido ha comenzado a despertar. Y cuando un pueblo despierta, nadie más puede callarlo. Es muy importante ver lo que está pasando en las calles de la capital y las demás ciudades del país.

Lo que sí sabemos es que se ha producido un movimiento muy dinámico, muy emotivo, reflexivo, motivador, que busca respuestas, justicia, equidad, verdad; y claro está, habrá de todo, sin embargo, la fuerza del despertar se deja sentir de diferentes maneras y de formas muy creativas.

Qué nos traerá  todo esto como señal de crecimiento?

La definición de crisis podemos verla desde diferentes culturas y grupos, por ejemplo para los chinos, la palabra crisis significa riesgo y oportunidad. Y en esta situación podemos ver todos los riesgos que tiene para el país, lo que significa a nivel económico, a nivel de impuestos, los niveles de corrupción e impunidad se pueden elevar, lo que nos fragiliza aún más la democracia y los presupuestos para que las personas vivan de forma digna y justa, se tornan  inciertos.

Sin embargo, si tomamos las oportunidades que nos trae el caos o la crisis, entonces tenemos que hacer otro tipo de reflexión, y esta experiencia nos invita a mirar desde otro punto de vista, es decir, ampliar la mirada, aprender a sacar de la crisis la novedad, el aprendizaje y el crecimiento.

Aprovechar las oportunidades

Si ampliamos la mirada, tendremos la posibilidad de descubrir cuáles son los mensajes que nos están enviando, mensajes que van más allá de seres limitados y finitos como somos los humanos. Hay un mensaje que trasciende, que va más  allá, que nos está haciendo un llamado a despertar, a la reflexión, al cambio, a la organización, a revisar los valores y las heridas ancestrales que hemos tenido, fruto de las injusticias, de la hegemonía y de los sistemas opresores y corruptos, en general es un llamado a la transformación.

En este llamado, todos y todas tenemos una oportunidad de aportar, de cambiar, de construir algo nuevo, parece que ya el viejo sistema no da para más, es necesario un cambio que está por encima de colores, de partidos, de instituciones, es un cambio de alma individual y de alma colectiva, un cambio que nos ayude a quitar la máscara, la escama, la piel endurecida que nos impide sentir, vivir, pensar, amar. Un cambio que permita que seamos un pueblo de verdad.

Todos estamos llamados a participar, y es desde dentro hacia afuera, desde arriba hasta abajo, de derecha a izquierda y  viceversa. Y surge la pregunta, estamos dispuestas/os a pagar el precio? Sentimos el deseo de hacer o dar el paso? Somos la generación  que se va a embarcar en este cambio para dejar algo mejor a las demás generaciones?

Depende de ti y de mí, depende de nosotros, y el momento es ahora, el cambio es ya. O cambiamos o nos iremos quedando sin vitalidad en el camino, y eso no lo merecemos ni como persona, ni como pueblo.